Hace dos semanas, se difundió, probablemente, el caso más mediático de violación sexual de los últimos meses. La noticia de una joven abusada sexualmente en una discoteca de Ate se esparció como la pólvora, en parte, porque no se trataba del escenario usual en el cual la víctima denunciaba públicamente a su agresor y exigía justicia. En este caso, era un video el que revelaba el delito y, a pesar de que algunos medios no lo difundieron explícitamente por prudencia, ha generado gran conmoción entre la población.

La primera vez que vi la noticia fue a través de una publicación del portal Utero.pe, en la cual la página hacía un llamado a las autoridades a pronunciarse al respecto. Nada más ver el nombre de la publicación llamaba la atención, pues hacía referencia a una grabación que permitiría identificar a un sujeto culpable de violación. Busqué inmediatamente en otros medios información respecto al caso, para comprobar que no era trucha o humo pero, al parecer, la noticia aún no había llegado a la prensa. No obstante, para la noche de ese mismo día, todos ya hablaban del video y de la identidad del delincuente.

 

La PNP dejó los memes de Pokemon (?) y colaboró con la captura del delincuente

El sonado video puede generar diferentes sensaciones pero, en mi opinión, se pueden resumir en tres: asco, cólera e indignación. Asco, la decisión de este hombre de atentar contra la voluntad de una joven inconsciente sin importarle nada; cólera, la sonrisa en su rostro al momento de abusar de su víctima; e indignación, saber que habían personas cerca que fueron testigos de todo y se limitaron a decir cosas como “no hagas eso aquí” o a pifiar. Múltiples colectivos y entidades se han pronunciado al respecto y buscan justicia para la joven, entre ellos, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, el Paro Internacional de Mujeres y Ni Una Menos.

Los últimos acontecimientos del caso son la reciente captura del autor del crimen, quien ha señalado su autoría en el crimen y las declaraciones de la víctima, quien pidió que su identidad no sea revelada.

Lo conocí esa noche. (…) Estábamos tomando con mis amigas y después recuerdo que esos chicos se acercaron. (…) No acepté ninguna relación ese día con ese chico. Antes, no quería hablar porque tenía miedo. No sabía qué hacer. Solo quiero que reciba el castigo que merece.”

El testimonio de la joven permite responder a varias interrogantes que se planteaban en torno al caso como su relación con el sujeto o si se trató de un acto consentido. Asimismo, a pesar de que una violación es considerada un crimen bajo cualquier punto de vista, hay quienes culpan a la joven de lo que le ocurrió.

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Dime qué comentas y te diré quién eres

Cuántas mujeres callan estos episodios por miedo, vergüenza o desconfianza en que las autoridades puedan hacer algo. De no ser por el alcance que tuvo el video gracias a las redes sociales y la prensa, este caso podría haber sido pasado por alto, así como hay muchos que no saltan a la luz. Asimismo, los comentarios destructivos que culpan a una víctima de violación por lo que le ocurrió son precisamente aquello que las lleva a odiarse a sí mismas, odiar su cuerpo y a la sociedad que las señala, lo que muchas veces desemboca en grandes dificultades para salir adelante y, en el peor de los casos, el suicidio. Son estos comentarios los que vuelven a recordarnos que en el Perú hay machismo y que no es y no debe tratarse como un tema “del pasado” o “de sociedades retrógradas” como se suele pensar. Todos tienen el derecho de decidir sobre su propio cuerpo, por lo que ni el alcohol ni la forma de vestir de una mujer es justificación para un crimen tan horrible. Este pensamiento debe ser erradicado de raíz y, en lugar de culpar a las víctimas, se debe enseñar a no violar, a no acosar y a respetar.

 

Un grafiquito pie para que quede más claro 🙂