La mayor evidencia del libre albedrío es que en este mismo momento cualquier acción es posible (digo posible, no necesaria). Lo inmediato de una libertad de acción es que al elegir, se elige porque se eliges el futuro. «Eliges tus pensamientos, tus creencias, tu actuar. Tu determinación desemboca en quien serás o la forma en cómo se constituirá tu vida». La libertad profunda radica en que el futuro son nuestras opciones, y somos responsables de las que asimos con firmeza o con dubitación. Actualmente, algunos conceptos predefinidos son considerados como verdaderos por nosotros, tal vez sin una convicción real; sino que nada más nos dejamos arrastrar inertes por diversas corrientes y ¡ya!, eso fue todo (?). Realmente, la levedad de nuestra libertad nos permite siempre poner a juicio cualquier virtud, concepto, costumbre o valor que se practique en la comunidad (¡no subestimemos eso!), y bajo nuestra propia subjetividad redefinir su finalidad práctica, lo que, a su vez, o bien nos ata o nos libera.

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¿El amor entonces, ata o libera?

Quiero desembarrar al amor de ciertos conceptos que a mi parecer, lo tergiversaron malsanamente. Hay muchos más, pero en esta ocasión solo trataré dos que me conciernen. Primero, el amor como un ideal de éxito y segundo, el amor como un medio a conseguir algo para uno mismo.

¿Qué significa tener éxito personal en nuestros tiempos? ¿No es acaso tener dinero, poder, amor, fama y belleza? Difícil imaginarse a personajes mediáticos como Jennifer Lopez, Barack Obama, Mark Zuckerberg o Cristiano Ronaldo sin esas cualidades, pero sobre todo sin una pareja al lado. Este ideal nos ha influido paulatinamente. A tal punto, que nos sentimos raros si estamos solos. Podrán experimentar facetas de soltería, pero siempre después de un tiempo aparece esa necesidad de que los días pasen al lado de alguien, pero no cualquier persona, sino alguien que tenga un determinado nivel de popularidad, nivel social y económico, estilo de vida atractivo, personalidad entretenida y cierto nivel de belleza física. ¿O no es así? ¿Y nos hemos puesto a pensar que todo lo mencionado anteriormente es solo parte de los arquetipos de nuestra generación? En otras palabras, ¿nos gusta alguien por cómo es o solo porque cumple con los requisitos que la pareja ideal de una revista nos señaló? Por ahí encontré este meme en una página de Facebook, ¿en serio se están creando y creyendo estas sandeces?

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Escuché a un colega mío decir: «Es que no me impulsa a mis metas». Todo se tornó sombrío, y me encerré en un mutismo cerca de diez minutos, hasta que mi reflexión salió a flote hasta el techo de su departamento y reventó como un globo de agua en este artículo. Si el amor es un fin hacia algo, entonces lo hicimos algo mecánico. Me parece fantasioso (demasiado optimista o iluso) creer que el amor te hace o te debe hacer feliz todo el tiempo. Y si no es así pues no es amor. Te puede hacer feliz o darte alegría, sí, en instantes, pero en otros el amor puede ser tristeza, silencio, un dolor de cabeza, y hasta locura. Pero ¿quién fue el que dijo que el amor era solo una faceta de millones de experiencias y sensaciones?, y que era malo el desfogar latentes demonios interiores o discutir sobre determinados temas con la pareja. La culpa la tienen esas industrias del cine, eludiendo las escenas de genuina confrontación. Culpables son los cantantes (a excepción de Arjona y me imagino que muchos otros), que pintan el amor solo como algo poético y romántico. El amor si es algo es ambas caras de una moneda, o mejor dicho infinitas caras de una moneda. Entonces…

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Si hemos llegado a desempolvar entonces todos los patetismos, les revelaré una máxima del checo Milan Kundera:

<<Si la atracción biológica no depende de nosotros, el amor es nuestra libertad>>.

Tomando sus palabras, la atracción hacia <<otros>> es fortuita, pero amar es lo que escogemos. Si amar es nuestra libertad, entonces es elección, voluntad y consciencia. Es nuestra creación. No vine a definir el amor, sino vine a desmantelarlo de una sarta de envases y embalajes plásticos que le encontré. No hay moral, no hay religión, no hay filosofía, ni fundamento que justifique el amar de una manera u otra. No hay un deber en el amor, sino libertad y responsabilidad.

¿El amor entonces, ata o libera? Creo yo que ata si uno busca algo (ya sea felicidad, apoyo o motivación) y libera si solo avanza como la rueda de molino de la que hablaba el poeta persa Rumi. ¿Puedo estar equivocado? Pues sean libres y escojan.