Tal vez fueron muchos los que juerguearon rico salieron este último fin de semana y luego siguieron juergueando descansaron plácidamente en sus hogares gracias al hermoso feriado. Parece ser que el más emocionado en este último fue el practicante, aquel que por primera vez quiere recibir un saludo por “su día” y si no lo recibe, te obliga a saludarlo ya que se siente parte de “la PEA” #NotYetMyFriend. Sin embargo, existen personas que, a pesar de los feriados, no celebran estos días ni descansan. Son personas que trabajan arduamente las 24 horas del día para que tú puedas estudiar, descansar y hasta comer rico. Y no, no recibe una remuneración, pero sí que se merece todo el reconocimiento porque su trabajo es uno de los más demandantes y pesados de todos.

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El practicante, luego de aportar al PBI (?)

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Ni BEN 10 le gana (?)

Pero este artículo no busca poner en discusión a la “sociedad igualitaria” que tenemos (?), ni mucho menos ir en contra de aquellos hombres que “limpian y dedican su tiempo a los quehaceres del hogar” (? x2). Sino sólo resaltar el rol de la mujer en nuestro hermoso campo de estudio: la economía. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), hacia el año pasado, el valor del trabajo aportado por las mujeres en la producción de servicios domésticos fue de 2.2 veces más que el de los hombres. Entre estas actividades, se encuentran: proveer comida para el hogar, refrigerios, cuidar a los niños, etc. Esta diferencia no cambia al hacer una descomposición por ámbito urbano o rural. Los datos lo dicen: el trabajo de la mujer en el hogar es mucho mayor.

No obstante, este gran aporte que generan no es incluido en el PBI nacional. Así es estimado Padawan, tal y como lo habrás escuchado en alguna clase de Economía General: “El PBI se compone de consumo, inversión, gasto público y exportaciones netas”. Asimismo, habrás escuchado que “se excluyen algunas actividades no cuantificables como el trabajo doméstico no remunerado”. Y es que claro, como tu mami no emite factura por sus servicios domésticos como lavar tu ropita, nadie toma en cuenta el valor de su trabajo.
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Ein Klassiker

En este sentido, cabe preguntarse si es realmente posible considerar la producción de un país sin tomar en cuenta el trabajo de la persona que cocina, lava la ropa, cuida a los niños, limpia la casa, plancha, escucha tus berrinches, y, muchas veces también trabaja. El libro Who cooked Adam Smith’s dinner, de Katrine Marçal nos trae a la luz un panorama de la economía que, probablemente, odiaremos un poco. En esta se coloca al mundo como dependiente del “hombre económico”. Este hombre es racional, busca cuantificar todas las actividades y acciones a su alrededor, se basa en supuestos para explicar la vida cotidiana, es interesado, no siente y no es altruista (¡¡exaaacto, como nosotros!!). Bajo esta premisa, se supone a la mujer como todo lo contrario al hombre económico. Ella demuestra la sensibilidad, el altruismo, la delicadeza y lo natural… wait… ¿o sea que no somos naturales?

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#LauraSad

Debido a ambas posturas, el rol asociado a cada uno en nuestro mercado de oportunidades fue muy diferente y, muchas veces, a favor del ‘grandioso’ “hombre económico”. Pues, dado que la mujer es muy necesaria en el hogar, ella “no puede trabajar”, pues “¿qué pasará con ella cuando tenga hijos?”. Además, si ella está muy relacionada con la sensibilidad y los sentimientos… “¿Podrá decidir de manera objetiva?” Con este y otros pensamientos, la labor de la mujer ha sido menospreciada y, a lo largo del tiempo, se le ha encapsulado en la burbuja del hogar y de la dependencia.

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#LauraSad x2

Si bien el mundo ha progresado con los derechos laborales de la mujer, aún hay mucho por realizar. El trabajo de la mujer, tanto en una oficina como en el hogar, es igual de importante y ambos deberían de considerarse en la producción. No es un trabajo fácil. Prácticamente son mil oficios… ya, nunca tanto #TampocoTampoco. Cuantificar cada una de las labores que realizan dentro de su hogar resulta una tarea difícil, pero no imposible. Por ejemplo, Beltrán y Lavado (2014) buscan crear un indicador más extenso que el PBI, donde el uso del tiempo en el trabajo doméstico se considera en la producción. Entonces, si se ponen a pensar en cuánto es que te cobraría una trabajadora del hogar por atenderte, probablemente sería una proxy del verdadero valor del trabajo de quien cumple el rol de ama de casa. Claro, eso sí, sin menospreciar a los amos de casa, que también existen #NoEsPorExperienciaPropia. Por lo tanto, en el día del trabajador, la familia de Freakonomics también saluda a l@s am@s de casa, pues también conmemoramos su enorme trabajo en el día a día.