En el 2005, el presidente de Harvard, Lawrence H. Summers, declaró que la razón por la que hay pocas mujeres en puestos altos en carreras científicas se debe a “problemas de aptitud intrínseca”.

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Luego de meterse en serios problemas, pedir disculpas y publicar una transcripción de sus declaraciones, la cuestión quedó en la mente de todos ¿por qué hay menos mujeres en el mundo científico?

Según la UNESCO a nivel mundial las mujeres constituyen el 28% de los investigadores existentes.

En el Perú, según el Registro Nacional de Investigadores e Innovadores (REGINA) existen 1, 467 investigadores calificados que pueden realizar labores de investigación científica. De estos 1, 467 investigadores solo 395, el 27%, son mujeres.

Si esto no es suficiente, desde 1900, solo el 5% de premios (46 de 860) Nobel de ciencias que incluye física, fisiología-medicina y química ha sido ganado por mujeres.

Entonces cuál es el problema:

¿Genético?

En el 2013, la Universidad de Pensilvania condujo un estudio en donde escanearon alrededor de 1000 cerebros masculinos y femeninos. Los resultados indicaron grandes diferencias en cómo el cerebro está programado, pero estos resultados no indicaron si estas diferencias hacía a un género mejor o peor en ciertas habilidades. Heidi Johansen-Berg, neurocientífica británica, indicó que “el cerebro es muy complejo como para hacer generalizaciones sobre sus funciones”

¿Falta de talento?

Esa pregunta en sí, ya tiene fallas. Para poder decir que las mujeres tienen menos talento que el hombre en la ciencia, se asumen tres proposiciones.

  1. Existe un talento único que puede determinar el éxito en las ciencias y en las matemáticas.
  2. Existe solo un examen estandarizado que puede cuantificar a este talento único.
  3. Los talentos y habilidades son fijos y no se pueden desarrollar.

En 1983 en Estados Unidos se tomó un examen de matemáticas estandarizado a niños de primero y segundo de media. Por cada trece niños, una niña recibió una nota aprobatoria. En el 2005, la diferencia había caído de 3 a 1. Este cambio abismal es incompatible con la idea que existe diferencias fijas de los talentos entre géneros.

Entonces qué sucede…

Los estudios y datos muestran que uno de los factores determinantes para que una mujer entre a estudiar ciencia está ligado al apoyo, motivación y aceptación que recibe.  En 1999, se condujo un experimento en la Universidad de Michigan en donde estudiantes con habilidades científicas se dividieron en dos grupos para tomar un examen. Antes de tomar el examen se le dijo al grupo 1 que a los hombres les va mejor en un examen de ciencias que a las mujeres. En el grupo 2 se les dijo que no había ninguna diferencia en la performance entre hombres y mujeres. Los resultados indicaron que en el grupo 1 los hombres sacaron 20 puntos más que las mujeres. En el grupo 2, los hombres ganaron por solo 2 puntos de diferencia.

Otro factor que influye es la cultura. Una cultura que enseña que las chicas que se interesan por las matemáticas son unas nerds, que un chico nunca se interesaría en una chica que estudia física, en donde los profesores casi no motivan a las mujeres a continuar con estudios científicos; una cultura en la que las mujeres científicas tienen que aislarse, vestirse de cierta manera y sacrificar aspectos de su vida personal para lograr estar en el mismo nivel que un hombre.

Ruzena Bajcsy creó robots que puede responder a estímulos ambientales; Jacqueline K. Barton descubrió que el ADN puede conducir una corriente eléctrica; Sarah Boysen descubrió que chimpanzees pueden sumar, restar y entender fracciones y Lynn Margulis planteó la teoría que la primera célula nucleada se dio por la temprana fusión de bacterias.

Estas mujeres lucharon por lo quisieron pero siguen siendo el 28% de la comunidad científica. El problema es real y esa chica que quiere estudiar biología, química o física tiene que entender que nada la detiene. ¿Cómo puedes ayudar? Simple. Dile que puede.