Luego de los eventos vinculados a nuestros expresidentes en las últimas semanas, los peruanos vivimos entre el orgullo de que la ley se esté aplicando y la creciente realización que la corrupción y el hambre por poder está impregnado en nuestros políticos. Esta condición se refleja en el hecho que nuestros últimos cinco expresidentes están condenados, presos, detenidos, investigados o con orden de detención y pedido de extradición.

¿Puede la ciencia explicar cómo es que una persona puede cambiar sus ideales, convicciones y principios con tal obtener poder y dinero? Y si el poder es una enfermedad, ¿cómo es que uno se infecta de ello? Puede que las respuestas a estas preguntas se encuentren en el Hubris.

Este término fue utilizado por primera vez por los griegos para referirse a la falta más grande que puede tener un héroe: creerse superior al resto de las personas. El término se refiere a una persona con un ego desmedido. El caso está ejemplificado en la historia de Ícaro, quien creyó que con sus alas fabricadas de plumas y cera podría llegar a volar a la altura de los dioses en el Olimpo, pero su ego solo desencadenó en la muerte debido a que el sol derritió la cera de las alas y él cayó al mar.

Icaro

“Hold my beer, puedo volar” (?)

Para los atenienses, el Hubris comenzó siendo un concepto ético y moral, pero posteriormente llegaron a incorporarlo a su código legal, en donde la violencia de los poderosos hacia los débiles y la arrogancia de los que tienen poder eran castigadas.

El síndrome de Hubris

El comportamiento hubrístico está conformado por un conglomerado de características de la personalidad que son desencadenadas a partir de un estímulo: el poder. Este síndrome es considerado una condición adquirida en personas que han podido estar muchos años en una posición con mucho poder, en donde la persona no ha tenido ningún tipo de restricción ni de lineamientos.

El político y médico británico Lord David Owen escribió “El síndrome Hubris: Bush, Blair y la intoxicación del poder”, donde describió y estableció los elementos psiquiátricos del llamado síndrome de Hubris. Él propuso que el síndrome está presente en personas que presentan tres o cuatro síntomas de la siguiente lista:

  • la persona observa al mundo como un lugar de auto glorificación mediante el uso de poder
  • tiene una tendencia a tomar acción en donde prioriza su imagen personal
  • muestra preocupación desproporcionada de su imagen y presentación
  • exhibe en sus discursos celo mesiánico y exaltación constante
  • una identificación con su nación al grado que puede considerar el pronóstico y los intereses de ambos como idénticos
  • una tendencia de hablar sobre sí mismos en tercera personas y usar la palabra “nosotros” constantemente
  • muestra excesiva auto-confianza
  • confianza excesiva en su propio juicio y muestra desprecio hacia el consejo y el criticismo de los demás
  • solo muestra sentido de responsabilidad hacia cortes superiores tales como Dios o la historia
  • pierde contacto con la realidad
  • presenta inquietud, imprudencia y acciones impulsivas
  • permite que la rectitud moral obvie la necesidad de tomar otros aspectos en consideración para la toma de decisiones como el costo, la practicidad y la posibilidad de resultados no deseados
  • incompetencia para formular y ejecutar normas y políticas

Se puede pensar que todos los políticos presentan el síndrome, pero este no es el caso. Se necesita la presencia de rasgos característicos, un grado de poder alto y un largo periodo en este para que se pueda comenzar a considerar un posible síndrome. Por ello los dictadores están particularmente propensos a presentar esta enfermedad. Expertos consideran que Mussolini y Mao Tse Tung tenían el síndrome de Hubris además de desorden bipolar. Adicionalmente, Ian Kershaw, quien escribió la biografía de Hitler, título el primer volumen como 1889-1936 Hubris.

1889-1936 Hubris - Ian Kershaw

1889-1936 Hubris – Ian Kershaw

La lista de presidentes americanos que han tenido rasgos hubrísticos (mas no necesariamente el síndrome) además de otras enfermedades mentales incluye a Theodore Roosevelt (presentó desorden bipolar), Woodrow Wilson (presentó desorden de ansiedad y depresión), Franklin D. Roosevelt, John F. Kennedy (Abusó de anfetamina), Richard Nixon (presentó adicción al alcohol) y George W. Bush. Por ello, se puede afirmar que en los últimos 100 años el síndrome se ha encontrado presente tanto en demócratas como en dictadores.

El síndrome de Hubris todavía no tiene una explicación bioquímica pero puede que se base en alteraciones en niveles de dopamina o adrenalina. La neurociencia propone que el síndrome puede ser causado por un desorden en los neurotransmisores tales como glutamato y GABA.

La posibilidad que nunca se llegue a descubrir una cura para esta condición está presente, pero los investigaciones sobre enfermedades mentales se vuelven cada vez más imprescindibles debido a que la calidad de liderazgo de una nación y su correcto gobierno está en riesgo.

Bibliografía:

Owen D, Davidson J. Hubris syndrome: An acquired personality disorder? A study of US Presidents and UK Prime Ministers over the last 100 years. Brain. 2009 Feb 12;132(5):1396-406.

Owen D. Hubris syndrome. Clinical Medicine. 2008 Aug 1;8(4):428-32.