Que tus alimentos sean tu medicina y que tu medicina sean tus alimentos.
– Hipócrates de Cos.

Podemos concordar con que las últimas semanas, al abrir Facebook, chequear un periódico o prender el televisor, rápidamente encontraríamos un artículo o reportaje sobre el AHORA PESSS AHORA de los productos lácteos peruanos y las principales empresas que los producen. Pero tranquilos, este no es otro artículo para seguir divagando al respecto, sino más bien para filosofar un poco sobre nuestros hábitos alimenticios.

Es así como me puse a reflexionar sobre dos asuntos:
  • Primero: si les digo que los peruanos vivimos en uno de los diez países más mega diversos del mundo, no me podrán decir que les estoy vendiendo humo. Tampoco si menciono que tenemos 25000 especies de flora (equivalente al 10% de todas las que se conocen en el mundo).
  • Segundo: como bien dice ese popular dicho “En casa de herrero, cuchillo de palo”; el informe técnico de Estado Nutricional por Etapas de Vida en la Población Peruana (2013-2014), elaborado por el Centro Nacional de Alimentación y Nutrición, concluye que los peruanos, indistintamente de nuestra edad, condición socioeconómica o residencia (urbana o rural), andamos en la periferia de la alimentación saludable, ya sea por obesidad, malnutrición, anemia, etc.

    Confuso, ¿no?

    Confuso, ¿no?

Cabe entonces preguntarnos ¿Cómo es que en un país cuyo territorio es tan bendecido por la naturaleza, la población está tan lejos de satisfacer indicadores de una nutrición saludable y balanceada? Tal vez la respuesta, más allá de empresas que buscan tu perdón luego de lograr engañarte con más elegancia que tu ex y de regulaciones gubernamentales dudosamente aplicadas, se encuentre… en nosotros.

Pensémoslo así: en comparación con otros países, es alucinante el nivel de accesibilidad de nuestros productos naturales. Con productos naturales me refiero a frutas, verduras, legumbres y demás alimentos “del campo a la mesa”; es decir, lo  menos procesados posibles. Y con accesibilidad me refiero a aquella tanto de la plaza o ubicación, ya que en muchos distritos no solo hay supermercados, sino mercados y ferias domingueras de productos naturales; así como a la accesibilidad en los precios de los mismos, si comparamos nuestros precios con los de otros países.

Creo que puedo decir, sin temor a equivocarme, que hoy en día encontrar dónde, o bien comprar ingredientes saludables o bien comer algo sano, es mucho más fácil que en el pasado. No solo porque tenemos a los tradicionales minimarkets o bodegas y mercados presentes en casi todo barrio de nuestras ciudades, sino que también tenemos como opción a los negocios tanto de paso, como un carrito emolientero perfecto para estos días de frío, como los nuevos negocios de producción artesanal que incluyen delivery y tienen gran presencia en redes sociales. Les apuesto que si en este momento ponen el nombre de cualquier alimento saludable (por ejemplo: yogurt, acai, leche fresca, granola, etc) en Facebook, les saldrá al menos el nombre de una página que se dedica a la producción artesanal y delivery de estos.

"Yogurt for Dinner?" es uno de mis favoritos. ¡Están en Facebook!

“Yogurt for Dinner?” es uno de mis favoritos. ¡Están en Facebook!

Pero el asunto de nuestra suerte en materia de comida saludable va más allá de la facilidad para encontrarlos. Si bien no estamos en el Top Ten de los países donde la comida es la más accesible respecto a nuestros ingresos y al precio de otros bienes en nuestro mercado, a decir verdad nos encontramos en una situación mucho más privilegiada que la de la mayoría de países. De acuerdo al Índice de la Comida, elaborado por Oxfam, estamos en el puesto 51 de un total de 125 países evaluados, donde se compara tanto la calidad, la accesibilidad, la disponibilidad y lo saludable de los alimentos. Y a decir verdad, en materia de accesibilidad (monetaria) de los alimentos, andamos por encima de la media.

Not bad.

Not bad.

Por último, pero no por eso menos importante, quiero mencionar la importancia de ciertos alimentos de los que se habla mucho últimamente, en parte gracias a la revaloración positiva que la industria gastronómica hizo de ellos, pero que a decir verdad existieron siempre: los superfoods. Comprenden una variada gama tanto de frutas, verduras, cereales y legumbres, varios de los cuales son cultivados o extraídos en Perú: quinua, chía, cañihua, maca, castañas, maíz gigante del Cusco (choclos), camu camu, lúcuma, anchovetas, cacao, palta, etc. Los beneficios de estos alimentos para la salud son incuestionables: bajísimo o cero colesterol, nutrientes, ausencia de gluten, vitaminas y minerales, fuente de fibra y proteínas, etc.

Entonces ¿por qué no esforzarnos un poquito más en tomarnos el tiempo de comprar y cocinar alimentos que realmente aporten a nuestra salud y nutrición? Y qué mejor aún que sea aprovechando los factores que tenemos a nuestro favor en este lindo país para los amantes de la comida rica y buena. Como una buena vez me dijo el médico de cabecera de mi madre: “Todo lo que no es fabricado por los  humanos, es lo mejor que puedes comer. Y mientras mejor comas, menos tendrás que preocuparte por tu salud cuando seas anciana”.

le amo