Nueve meses después del dividido referéndum que conmocionó a occidente, el Reino Unido inició formalmente su proceso de separación de la Unión Europea. El 29 de marzo, la primera ministra británica, Theresa May, envió una carta a Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, invocando al artículo 50 del Tratado de Lisboa, el mecanismo para abandonar de manera voluntaria la Unión Europea (UE). De esta manera, May activó irrevocablemente la cuenta regresiva de dos años para acordar los términos de su divorcio #LoveDoesNotLastForever.

Theresa May, primera ministra británica

Theresa May, primera ministra británica

Dos años parecen una carrera contra el tiempo para resolver una agenda abultada y controversial. Hay que tener en cuenta que se deben realizar dos negociaciones separadas. En primer lugar, el Reino Unido y la Unión Europea deben definir cómo finalizará su relación actual. Dependiendo de los estimados, el Reino Unido tendrá que desembolsar entré 25 mil y 60 mil millones de euros al a Unión Europea por compromisos de pagos futuros, desde pensiones de burócratas en Bruselas hasta inversiones en Polonia. Además, se deberá regularizar los derechos de los ciudadanos de la UE viviendo en el Reino Unido y viceversa. Finalmente, ¿podrá el Reino Unido implementar agencias reguladoras en dos años o seguirá sometiéndose ante las reglas de los entes de la UE?

Si bien los puntos anteriores parecen complicados, lo más complejo será negociar las condiciones de su relación futura. En la carta a Tusk, May enfatizó múltiples veces que busca “una profunda y especial asociación con la UE”. Sin embargo, los brexiteers, en su mayoría gente mayor, con menor educación y quienes veían a la UE como la raíz de todos sus problemas, inevitablemente enfrentarán tradeoffs. Los principales puntos de campaña por abandonar la Unión Europea fueron eliminar el libre movimiento de personas desde la UE y escapar de la jurisdicción de la Corte Europea de Justicia. Para satisfacer estos deseos, May ha concedido que es imposible pertenecer al mercado único de la UE, el cual incluye el libre movimiento de bienes, servicios, capitales y personas. Por ello, buscará negociar el mejor tratado comercial posible, el cual incluya no solo productos sino también servicios, en particular los financieros. Sin embargo, hay dos grandes obstáculos: los tratados comerciales toman mucho más tiempo en negociarse y ser aprobados (el CETA entre Canadá y la Unión Europea comenzó a negociarse en 2007 y todavía no entra en efecto), y no suelen incluir servicios financieros.

#ScumbagBritain

#ScumbagBritain

En un principio, los brexiteers tuvieron la intención de realizar estas dos negociaciones paralelamente, pero Michel Barnier, negociador europeo del Brexit, ha dejado las cosas claras: para empezar a discutir cualquier relación futura, primero deberán poner en orden la situación del Reino Unido fuera de la UE #PisaTierra. Esto representa un fuerte golpe contra los intereses británicos, pues la cuenta regresiva se hace aún más apretada. Recién entre mayo y junio la Unión Europea habrá decidido sus principales directivas en la negociación, y cualquier acuerdo final debe ser ratificado por los Estados miembros, lo cual tomará varios meses. Además, en el interino habrá eventos que distraerán la atención del a Unión Europea, como las votaciones en Francia en abril y en Alemania en septiembre. Finalmente, la UE quiere negociar un acuerdo satisfactorio, aunque costoso para el Reino Unido. No permitirá que parezca que el Reino Unido está pasándola de maravilla fuera de la UE mientras disfruta de los privilegios de pertenecer al club sin los costos. Si no lo hace, esto podría servir de argumento para que populistas como Le Pen en Francia y Wilders en Holanda intenten emular el Brexit en sus propios países.

La presión del tiempo es inevitable, por lo que May ya planteó en su carta a Tusk la posibilidad de un periodo de implementación para ajustarse de manera ordenada y sin fricciones a sus nuevos acuerdos. En otras palabras, la primera ministra británica espera que no lleguen al “estado final” de sus relaciones en 2019, sino algunos años después para poder armar los marcos legales de sus relaciones futuras. Para ello, sin embargo, debería someterse temporalmente a algunas reglas de la UE, como el libre movimiento de personas y la jurisdicción de la Corte Europea de Justicia. Esto podría ser interpretado como una traición por los partidarios del Brexit, quienes rechazarán sentirse mitad dentro y mitad fuera de la UE.

¿Podrán cumplir todas las promesas?

¿Podrán cumplir todas las promesas?

Tras una campaña llena de falsas promesas, y nueve meses en los que el Brexit parecía algo lejano, y de la UE alcanzar el mejor acuerdo posible para minimizar los daños auto infligidos. Sin embargo, una negociación con esta presión parece una bomba de tiempo que puede resultar en todo lo contrario. No hay que olvidar que, en un divorcio, los más perjudicados son los hijos.

"Hijita, ni fui a votar"

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