¿Te has cuestionado como serías si vivieses ahora mismo en Arabia Saudita, Praga o  Bruselas…? o ¿si hubieses nacido, exactamente, hace 100 años…? Te hallarías, probablemente, en el año 1916; por tanto, sentirías en carne propia la calamitosa y nefasta Gran Guerra. Pero todo esto no es así, vives en estos Temps Modernes, en este país, en esta (congestionada) ciudad, con todo lo demás que te ha acompañado hasta el momento, como si de un obsequio se tratara. Si concluyes que tu yo de ahora sería otro si las circunstancias con las que interactuaste hubieran sido distintas por ejemplo, las mencionadas en las primeras interrogantes, entonces sigue leyendo. Pero si piensas que seguirías siendo el mismo, fuese cual fuese tus circunstancias, entonces, también, deberías seguir leyendo, por si te convencen los argumentos de este artículo.

Estimado lector, la Historia y tu destino se han confabulado para crearte en este tiempo, con una familia — o tal vez noy con una determinada condición social y económica; lo que fue, ciertamente, como una cuestión de azar o un equívoco arrojar dados. La vida escoge a sus elegidos y dispone pruebas arduas para otros; en ocasiones, incluso invierte los papeles por diversión. En esta vida o bien somos dichosos, en ocasiones, o bien nos topamos con el infortunio. Recuerda que el pobre y el miserable fueron víctimas de un destino hermético que no les atesoró explicaciones. Sin embargo, ante este demiurgo imperativo que parece dictaminar la vida de todos los hombres, tenemos el poder de influir en el destino con nuestras propias decisiones; y tenemos en nuestro interior un arsenal de potencialidades, principalmente, nuestra capacidad de soñar y crear el futuro que más nos convenga.

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¿Qué haces con la vida que te tocó vivir…?, es solo una sencilla pregunta, como una burbuja en una piscina que asciende y revienta al toparse con la superficie. Es una interrogante escueta…, pero fulminante, porque si uno profundiza en ella, termina pensando en las infinitas posibilidades de hacer muchas cosas. Hay quienes se lamentan de su destino: jóvenes que no pudieron acceder a una buena educación, otros que tienen problemas de salud que afecta su capacidad física y/o cognitiva, otros que no pudieron obtener una beca para la universidad, otros que no agarraron el trabajo en la empresa anhelada o no calificaron para una prueba…

Hay, muy aparte, personas con “suerte”, las cuales si pudieron acceder a un buen colegio y una buena universidad, cuentan con seguros privados, tienen unos padres saludables y muchos otros beneficios en su vida personal. Pero fuera de ese destino incontrolable que decide las circunstancias y el tiempo en el que nos desarrollamos, están las decisiones que tomamos y que influyen en nuestro futuro.

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Deberíamos darnos cuenta de que en algún momento la vida nos pedirá que le rindamos cuentas, poniéndonos a prueba, arrodillándonos con sus ineluctables e imprevisibles golpes, y no nos preguntará por el pasado, sino que nos extenderá una alfombra dirigida hacia el futuro y estará expectante por saber qué haremos cuando la situación sea diferente, examinará inquisitivamente qué tanto nos preparamos para tal momento. La vida no es siempre perfecta, para quienes se sorprendieron desde muy pequeños con su perfección y sus comodidades. La vida no es siempre imperfecta, para quienes la tuvieron ardua precozmente. Habrá momentos donde la cosecha dependerá de nuestro sentido del deber a lo largo de nuestra vida.

En estos momentos, hay personas, talentos andantes, verdaderos genios del esfuerzo y sufrimiento que, con mucha voluntad, no por ego ni por recelo, salen adelante. Cuando la vida los golpee, se limpiarán y recordarán un pasado dificultoso, tortuoso, o tal vez no, y seguirán con sus planes personales; mientras que el débil de espíritu quedara en una fase depresiva, intentando superar posiblemente con paliativos, mirando a sus alrededores, preguntándose: ¿por qué a mí?

¿Y tú qué haces ahora mismo con la vida que te tocó vivir? ¿Temes por el futuro o lo construyes…? ¿Te conformas con el pasar de los días y su inercia o has trazado una estrategia para conseguir lo que tanto sueñas? ¿Te lamentas de tu destino o te diste cuenta del poder de tu influencia en el futuro? Reflexionemos…