Cuando era chibolita, mi vacilón era imitar a la Paisana. Agitaba mis manitos y decía “ñañaña- ñañá, uy caraju”. Hacía mi gracia y todos los grandes se mataban de la risa.  De lo más tierno y gracioso. “Qué lindo cómo hace la negrita, igualito le sale”.

Nunca me sentí mal o pensé que se burlaban de mí por parecer “andina”. Me reía la verdad, me reía con ellos. A mis seis años entendía perfectamente que el chiste no era yo. O sea, yo era cholita, pero no tanto.

Algunos años más tarde me doy cuenta: Una mierda ese “no tanto”.

Ahí estamos todos los que nos decimos mestizos, sin si quiera saber bien qué significa. Nos esforzamos por que se nos vea súper inclusivos y exhibiendo nuestra pulserita que compramos en Cusco, le gritamos “cholo de mierda” al cobrador que no nos quiso pasar el medio.

Cuando cancelaron el show porque la ONU lo declaró como un personaje que denigra, humilla y afecta los derechos de la mujer indígena: “Qué poco sentido del humor tienen los gringos, la Paisana es demasiado graciosa, no sé por qué hacen tanto drama, si así somos todos los peruanos”.

Me remito a mi yo de seis años para reafirmarte que ese de quien se burlan, no eres tú, no te incluye. Probablemente, el limeño promedio se identifique más con los personajes de Carlos Vílchez, recontra mosca y pendejo, o la rubia medio hueca pero despampanante que contrata a la indígena. Aunque, una vez más, tampoco tanto. No le vas a decir a tu empleada que apesta, pues. Nunca tan malos.

¿Qué nos sucede, peruano? ¿Con qué cara nos quejamos? Pareciese que buscamos un pase libre para cholear al cholo, y el cholo, seguir denigrando al que está todavía más abajo. Dibujamos nuestra escalerita cholimétrica y utilizamos todos los estereotipos que se nos ocurran para poder pisar cada vez más arriba.

Me alegra mucho que por fin la industria del cine en nuestro país esté creciendo. Pero, ya que nos pusimos sinceros, me da asco que lo haga de esta manera. “La Paisana Jacinta, en búsqueda de Wasaberto”, siendo noviembre, ha sido la película más taquillera del año. ¿Qué es lo que estamos fomentando cuando pagamos por ver este tipo de contenido? ¿Qué sigue?

Carajo, querámonos un poco más. Quitémonos esa manía de estar aunque sea medio centímetro más arriba. ¿Cuál es ese arriba? ¿Ser más rubio? ¿Más blanco? Abre los ojos, peruano. Denigrar porque es cague de risa, no es cague de risa. Tener un Perú tan unido como diverso está en nosotros. Nuestro país va a llegar tan lejos como se lo permitamos.