Ante la pregunta ¿qué es lo que más deseas en la vida?, la primera respuesta que nos suele venir a la mente es “ser feliz”. Pero… ¿realmente sabemos qué es ser, precisamente, feliz?, ¿qué hay detrás de este propósito de vida casi universal?, ¿y por qué tantos añoran serlo?  En estas líneas trataré de explicar, desde mi perspectiva y con un estilo muy particular, lo que es ser feliz. Además, intentaré generar una reflexión y autocrítica personal para ver si estamos dirigiendo nuestros pasos hacia ese camino tan anhelado –y al que todos, finalmente, queremos llegar– llamado felicidad.

Hace algún tiempo cuando me preguntaban <<¿qué es la felicidad para ti?>> mi respuesta era “un estado de  satisfacción: sentirte realizado por haber alcanzado todas tus metas” Pero, a ver… si tienes una lista de objetivos y los llegas a cumplir… ¿ahí quedó el “límite” de tu felicidad?, ¿qué sigue después de eso? De alguna u otra forma no me sentía satisfecha con este concepto que me había formado, así que me dispuse a leer y a conversar con un buen amigo sobre el tema. Y así, después de un tiempo de reflexión, llegué a una definición que, considero, se aproxima, parcialmente, a la que pueda ser la “definición universal”. Y esta es: la felicidad es luchar constantemente por ser mejor, tener la voluntad de superar tus límites y, de igual modo, de estar dispuesto(a) a amar.
Entonces, la felicidad vendría a ser, más que la finalidad de nuestra vida, la forma en que la vivimos. Tomen en cuenta que lo que líneas arriba propuse es una definición más amplia que la que antes tenía, sin embargo, no deja de ser limitada e imperfecta .

Ahora, más allá del significado de felicidad que anteriormente compartí y del que cada uno de ustedes, de forma muy particular y válida, pueda tener, lo importante es preguntarnos si estamos haciendo algo por ser, efectivamente, felices. Si partimos del hecho de luchar constantemente por ser mejor, surge la interrogante: ¿nos levantamos cada día con el objetivo de obrar mejor que ayer y de trabajar en nuestros debilidades?, si soy una persona soberbia y prepotente, ¿pedí hoy un consejo o admití, genuinamente, haberme equivocado?, o si tengo una adicción a las drogas, ¿me esforcé por no gastar mi dinero en ellas?, e inclusive ¿pedí ayuda para lograrlo? De esta manera cada uno se puede formular cientos de preguntas para realizar, de este modo, lo que sería un examen de consciencia.

¿Nos hace felices el Amor?
Y de nuevo el amor. Cómo me gusta hablar de  él, ¿no? Es que está presente en el día a día y, a la vez, en él alcanzamos la felicidad, que me es imposible no mencionarlo en este artículo. Para ello, cito al gran John Powell, sacerdote jesuita y escritor, que nos dice en su libro “La felicidad es una tarea interior”: La felicidad que solo puede llegar como consecuencia del amor, únicamente se puede comprender experimentándola. Y qué mejor manera de experimentarla que haciendo de nuestra vida un acto de amor… ¿pero cómo? Aquí unas líneas al respecto:
Parte de ser felices, o intentar serlo, es poder hacer feliz a alguien más. Y eso se logra con actos concretos como preocuparse e interesarse genuinamente por una persona, acompañarla en un momento difícil, prestarle ayuda desinteresada, así como ser amable con todos y sin distinción, etc. Y es que no es cuestión de cambiarle radicalmente la vida a alguien: es, simplemente, hacer el bien.  Con esto no pretendo que hagan feliz a cada persona que se cruce por su camino –aunque si quieren y pueden hacerlo, adelante–, sin embargo, sugiero que si se les presenta la oportunidad de dejar una huella memorable en el camino de alguien, no duden en hacerlo.
Para reflexionar todo lo antes descrito, pregúntate, ¿qué estás haciendo hoy para ser feliz? 

 

Pd1: cuéntenme en los comentarios qué tal les pareció el artículo y si tienen alguna propuesta diferente sobre el significado de la felicidad.
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