Este es feo. Ese es pobretón. Aquel es movidito. Pero, ¿son los tres brutos? Multiplicidad de juicios y cálculos algorítmicos pasan por la mente de una bataclana mujer empoderada que sale por la noche a Dali, Mía o cualquier otro de esos antros de perdición. Pero no todas buscan presas fáciles: algunas sólo pretenden pasarla bien y, quién sabe, tal vez encontrar un buen partido (ilusos). Parte esencial de un buen partido—se presume—es la inteligencia. Una cosa es bailar con una cara bonita y otra muy distinta es tener que escucharla hablar piedras cada día de una hipotética relación. Encontrar un espécimen digno de alturada tertulia puede presentarse como imposible estos días, mas no teman, señoritas: si parece bruto, probablemente lo es, o al menos eso se reporta en la República Checa.

Charles University de Praga decidió hacer su propia investigación (1) sobre un tema ya conocido. Los rostros nos pueden aportar una plétora de información sobre su poseedor: personalidad (2), edad, salud (3), rango social (4), atractivo y hasta afiliaciones políticas (5) (así que probablemente puedas diferenciar a un ppkausa de un verolover sin tener que escuchar sus prédicas). Ahora, su investigación se ejecutó el 2014 con miras a determinar si existe una correlación importante entre IQ medido, inteligencia percibida y forma del rostro. La metodología fue bastante simple: los calificadores de rostros fueron 160 alumnos y alumnas de la Facultad de Humanidades y los calificados fueron 80 estudiantes (hombres y mujeres también) de biología de la Facultad de Ciencias. Aquí está el único pero que le pongo a la investigación, ya que los alumnos de humanidades tienen los estándares muy bajos (tengo amigos que estudian humanidades) y los alumnos de biología tienden a ser muy guapos (holi).

Este con...

Este con…

Lo siguiente fue medir la inteligencia de los ya muy guapos alumnos de biología. Con este fin, se les evaluó con la Intelligence Structure Test (IST-R) 2000 (versión checa). Esto último no quiere decir que simplemente se traduzca, sino que se tiene que hacer un nuevo examen. Un amigo mío estudiante de psicología me explicó el porqué: los exámenes de inteligencia en general deben adaptarse a la región en la que son rendidos, porque las variaciones lingüísticas y el contexto pueden tener un profundo impacto en el desarrollo intelectual de una persona, de manera que no puede haber un test universal. El tipo particular de examen utilizado obtiene un amplio espectro de resultados, sobre todo en forma de razonamiento y conocimiento de naturaleza verbal, numérica y figural. Términos que me parecen muy rescatables son los de inteligencia fluida—la capacidad de pensar lógicamente y resolver problemas en situaciones novedosas independientemente del conocimiento previo—e inteligencia cristalizada—el arte de emplear habilidades, conocimiento y experiencia. A continuación, los 160 evaluaron inteligencia percibida y atractivo en una escala del uno (genio/papacito) al siete (falta de ácido fólico/peor es nada) para los 80. La variable restante (estructura facial) fue cuantificada mediante métodos de morfometría geométrica (MMG) por computadora (sin posibilidad de Photoshop).

Sin mayor dilación, los resultados. En primer lugar, no se halló correlaciones importantes entre morfoespacio facial e IQ. No sólo sucedió esto con el examen en general, sino con cada componente de la inteligencia. Ni la inteligencia verbal ni la numérica ni la figural se manifiestan en estructuras faciales. Sin embargo, la forma del rostro sí exhibió correlación con la inteligencia percibida, tanto en hombres como en mujeres. Rostros más largos con mayor espacio entre ojos y boca, así como mayor espaciamiento entre las cejas y una nariz prolongada, son asociados a un mayor intelecto por el observador. Igualmente, una barbilla reducida y puntiaguda también se “ven” inteligentes.

Finalmente, el estudio sugiere el atractivo afecta con bastante fuerza la atribución de inteligencia, tanto para hombres (p<0.001) como para mujeres (p<0.001). Una persona guapa será considerada a primera vista como más inteligente, aparentemente. No suena muy justo, ¿verdad? No teman, feos del mundo, porque el mismo artículo menciona que esto se enfrenta a varios estudios anteriores (6,7), así como no se considera que exista una correlación entre atractivo e inteligencia real (8,9).

Por último, y luego de añadir edad, sexo, atractivo y la interacción entre sexo y atractivo como covariables en un modelo cuadrático, se registró que el IQ afecta significativamente la percepción de inteligencia para los hombres (p=0.007) mas no para mujeres (p=0.254). Palta: esto quiere decir que puedes predecir de forma acertada la inteligencia de un hombre con sólo mirarlo, pero no sucede lo mismo con las mujeres. Y esto es universal, ya que tanto evaluadores hombres como mujeres poseen esta habilidad, aunque existe un tope. Hombres con un IQ mayor a 140 fueron percibidos como menos inteligentes (Gráfica 1). ¿Por qué? Primero es preciso tener en cuenta que hombres con inteligencia excepcionalmente alta tienden a percibir tareas como la protección de la pareja y el cuidado de las crías como menos gratificantes. En segundo lugar, hay que considerar que las inteligencias medidas con mayor asociación a la percibida fueron la fluida y la figural, las cuales tienen un mayor componente genético y heredable, mientras que la verbal y la cristalizada son más contexto-dependientes al entorno social. Entonces, a los hombres con súper inteligencia no se los percibe como más inteligentes, no porque no lo sean, sino porque no resulta evolutivamente favorable para una mujer reproducirse con ellos porque probablemente no se ocupen de ella y de su prole. Consecuentemente, el no percibir a los genios como inteligentes a primera vista es un seguro contra el enamoramiento. (Se las subí y bajó en one, ¿no?)

Gráfica 1: Relación linear positiva y cuadrática negativa entre IQ e inteligencia percibida en hombres (a) y mujeres (b).

Gráfica 1: Relación linear positiva y cuadrática negativa entre IQ e inteligencia percibida en hombres (a) y mujeres (b).

Pero hay un rayito de esperanza: los rostros alongados asociados a mayor inteligencia fueron relacionados más asiduamente que el resto a rasgos asociados a felicidad: los rostros “inteligentes” parecen estar sonriendo por su disposición espacial. Por contraste, los rostros con menor atribución de inteligencia expresaban “molestia”, según los evaluadores. Es razonable pensar que, entonces, sonreír puede hacer ver a una persona como más inteligente. Es sólo una hipótesis, pero sonreír en potencia caletea la aparente estupidez.

All around me are familiar faces...

All around me are familiar faces…

El caldo:

  1. Kleisner K, Chvátalová V, Flegr J. Perceived intelligence is associated with measured intelligence in men but not women. PLoS One. 2014;9(3).
  2. Rhodes G, Calder A, Johnson M, Haxby J V, Todorov AT, Said CC, et al. Personality Impressions from Facial Appearance [Internet]. Oxford University Press; Available from: //www.oxfordhandbooks.com/10.1093/oxfordhb/9780199559053.001.0001/oxfordhb-9780199559053-e-032
  3. Stephen ID, Coetzee V, Perrett DI. Carotenoid and melanin pigment coloration affect perceived human health. Evol Hum Behav [Internet]. Elsevier Inc.; 2011;32(3):216–27. Available from: http://dx.doi.org/10.1016/j.evolhumbehav.2010.09.003
  4. Zebrowitz LA, Montepare JM. Social Psychological Face Perception: Why Appearance Matters. Soc Pers Psychol Compass. 2008;2(3):1–16.
  5. Rule NO, Ambady N. Democrats and Republicans can be differentiated from their faces. PLoS One. 2010;5(1):1–7.
  6. Zebrowitz LA, Hall JA, Murphy NA, Rhodes G. Looking smart and looking good: facial cues to intelligence and their origins. Personal Soc Psychol Bull [Internet]. 2002;28(2):238–49. Available from: http://psp.sagepub.com/cgi/doi/10.1177/0146167202282009
  7. Kanazawa S. Intelligence and physical attractiveness. Intelligence [Internet]. Elsevier Inc.; 2011;39(1):7–14. Available from: http://dx.doi.org/10.1016/j.intell.2010.11.003
  8. Langlois JH, Kalakanis L, Rubenstein a J, Larson  a, Hallam M, Smoot M. Maxims or myths of beauty? A meta-analytic and theoretical review. Psychol Bull. 2000;126(3):390–423.
  9. Feingold A. Good-looking people are not what we think. Psychol Bull. 1992;111(2):304–41.