07 de octubre de 2017. La procesión del Señor de los Milagros acaba de iniciar su primer recorrido. En el segundo piso de una casona ubicada en la intersección de los jirones Conde de Superunda con Rufino Torrico se puede obtener una vista privilegiada. Allí vive Henry Montalbán, quien a golpe de mediodía asoma la cabeza para visualizar el mar morado de feligreses alrededor de una imagen tambaleándose de lado a lado. Suena «A tu gloria Dios mío» interpretada por la banda de la Policía Nacional. En octubre no hay milagros, piensa una y otra vez Montalbán.

Uno

La Federación Peruana de Fútbol ha designado una comitiva para acompañar unos minutos a la procesión. Alrededor de ella se ubica una treintena de fotógrafos, la mayoría deportivos. Profesor Ricardo Gareca, ¿cómo le va? Quédese allí, por favor, donde está. Cuando pase la imagen del Señor de los Milagros mírela fijamente. A ver si así puedo tener foto de portada. Quizás incluso hasta me gane el premio a la foto del año, ¿no lo cree? Usted es católico, ¿cierto? Cabalero sé que es, pero católico no sabía. ¿Y no tendrá un rosario por ahí? Capaz la foto sale mejor con las manos juntas. En octubre se nos tiene que dar el milagrito pues, profe. Ir al mundial después de treinta y tantos años. El hijo de mi hermana me ha pedido que lo lleve al estadio, disfrazado de reportero. Un fotocheck y a ver qué pasa. En octubre tiene que ser, profe.

Henry Montalbán continúa en la ventana. El gran Ricardo Gareca, piensa. En octubre no hay milagros, vuelve a pensar.

Uno

Dos

A la señorita de iniciales R.M.A.L. le hubiera encantado comprarse  un hábito morado del Señor de los Milagros. La falta de dinero, o quizás la desaprobación en casa, consiguieron finalmente desanimarla. Pero si nuestro patrón es San Martincito de Porres, pues hijita. Deja de estar gastando la plata en exquisiteces, que tanta falta nos hace, le dijeron. Con túnica o sin túnica, si rezas duro y parejo se te va a dar el milagrito. Tu confía nomás.

¿Y qué quiere la señorita de iniciales R.A.M.L.? Es difícil saberlo. Mientras suena «Al Nazareno» la señorita de iniciales R.M.A.L se golpea el pecho y piensa y reza y se pregunta si está bien pedir solo una cosa o quizás podría aprovechar que ya está aquí y pedir muchas más. Piensa mucho últimamente. Tú, Cristo Moreno, que todo lo puedes, hazme el milagrito. No te pido mucho. Solo un trabajo estable. ¿Tan difícil será eso?

Ayer le había llegado un mensaje de texto a la señorita de iniciales R.A.M.L. que decía más o menos así: «Me inscribí para ser empadronadora del censo y no podré ir. ¿No quisieras ganarte un dinerito extra?», No sé qué responder, piensa. ¿Tú que me aconsejas, Dios mío? A nadie le cae mal una platita extra, ¿no? Además estoy ayudando a mi país.

Henry Montalbán ya no está tan tranquilo en su ventana. Le encantaría decirle que no lo haga. Que no ayude a su país, que quizás su país le dé la espalda y como respuesta le devuelva un puñal. ¿Dónde te tocaría censar?, le pregunta en su mente Henry Montalbán, a lo que ella responde: En Villa el Salvador, señor. Pero esa pregunta y respuesta nunca se llegan a concretar. En octubre no hay milagros, señor Montalbán, y usted lo sabe. No insista más.

Dos

Tres

Profesor Gareca, ya casi está pasando la imagen. Quédese ahí quietecito nomás, por favor. Tendremos la foto del año, profe. Si sale bien hasta una ampliación le puedo mandar a la Argentina. Mire mi mano, y a la cuenta de tres, dos, y… ¿Quién me empujó? Señorita de iniciales R.AM.L., qué impertinente que es usted. ¿Se da cuenta de lo que acaba de hacer? Acaba de arruinar la foto del año. Felicidades por eso. ¿En qué estaba pensando? Quería tomar una foto con Gareca. ¿Qué puede ser más importante que eso?”

Henry Montalbán observa la escena, resignado. En octubre no hay milagros, piensa por última vez.

tres

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Nota:  La frase: “En octubre no hay milagros”, está inspirada en el libro de Oswaldo Reynoso, del mismo título.