Han pasado ya 5 años (tal vez 6… o 7… u 8 (?)) desde aquel día en el que recibiste la gran noticia… esa en la que te decían que habías ingresado a la universidad… esa que expresaba una de las alegrías más grandes para ti y tu familia… aquella que con solo dos palabras: “¡Felicitaciones, ingresaste!” hizo que se te erice la piel. Recuerdas cada momento que pasaste durante todo este tiempo: las amanecidas, los trabajos, los exámenes parciales y finales (?), tus roches en la gymkhana, tus chapes en los tonos, etc. Sin embargo, ahora que estás a punto de egresar, la gran pregunta es… ¿Y ahora qué? ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Cuál es la vieja confiable en estos casos? #NoC #NuncaPenseLlegarTanLejos

Luego de tantas noches sin dormir, de tanto rogar por vacaciones, de tanto estrés en cada matrícula, de tantas borracheras con los incondicionales patas de la U (?), de alegrías al pasar los cursos más difíciles y de tristezas cada vez que te repetían la frase: “La ‘bica’ es poder y la ‘trica’ es sabiduría” cuando jalabas algún curso; te encuentras en tu último ciclo de la carrera. Recuerdas tu gran trayectoria universitaria con amigos que ya casi ni ves porque están en “tengo flac@ mode on” o trabajando y tu pequeño grupo con el que siempre haces planes, pero nunca se concretan. Te crees invencible, un héroe sin capa, sólo te falta sustentar y ya estás fuera. Viene a tu mente esa frase que muchos dicen: “¡¡Por fin se acabó, &#$%!!”. Ante la cuál surge una gran y triste pregunta: ¿en verdad se terminó?

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Al igual que cuando terminas la secundaria, ahora también dispones de un pequeño periodo de tiempo para decidir qué hacer con el resto de tu vida. Sabes que no será fácil y que una pequeña decisión puede cambiar todo. Las opciones no suelen ser múltiples. De hecho, se pueden acotar a cuatro: (i) seguir sólo estudiando, una maestría tal vez o aplicar a un doctorado; (ii) dedicarte sólo a trabajar y generar ingresos para disfrutar de la vida (?); (iii) estudiar y trabajar al mismo tiempo o (iv) no hacer nada (año sabático mode on).

Si bien muchos podrían argumentar que la cuarta opción es poco plausible (no hay mucho dinero para los años sabáticos), existen otros motivos por los cuales se puede no hacer nada. En la realidad, diversos estudios discuten mucho el tema del desempleo o subempleo en profesionales debido a la baja calidad de las universidades. No es sorpresa para muchos que dentro del mercado laboral peruano existe una especie de oligopolio en el que sólo unas pocas universidades proveen trabajadores ‘calificados’ y, por ende, se desempeñan en lo que han estudiado; mientras que el resto de universidades provee profesionales ‘poco calificados’, quienes en su mayoría se encuentran subempleados o, lo que es peor, desempleados (Lavado, Martínez y Yamada, 2014).

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Fuente: Lavado, Martínez y Yamada (2014)

Dado que la cuarta puede o no ser una decisión que tome el individuo racional, se hará la acotación a las tres primeras opciones: (i) sólo seguir estudiando, (ii) sólo trabajar o (iii) estudiar y trabajar a la vez. La elección de cualquier decisión dependerá de la utilidad que le genere cada una al individuo. De este modo, se podría plantear una función de utilidad que dependa del consumo y del trabajo. Como se sabe, consumir bienes y servicios hace ‘feliz’ al individuo, por ello, aumenta su utilidad; mientras que trabajar la disminuye. Esta utilidad no necesariamente será la misma a lo largo del tiempo, pues no todas las personas valoran igual el presente que el futuro.

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La gran decisión (?)

Si el individuo decide sólo dedicarse al estudio, probablemente sea porque valora más el desempeño académico y postergará cierto nivel de consumo para el futuro, pues su nivel de ingresos es menor al de los que trabajan. Por su lado, quienes sólo se dedican a trabajar prefieren tener mayor consumo presente (si es que se dedican a gastarlo todo hoy). Finalmente, aquellos que estudian y trabajan a la vez, si bien tienen mayor nivel de consumo que los primeros (tienen mayor utilidad) también tienen menor tiempo de ocio que los dos anteriores (lo cual les resta utilidad). No obstante, se pensaría que, si bien el menor ocio afectaría negativamente a la utilidad, este efecto sería pequeño. Ello se debe a que las personas que deciden estudiar y trabajar prefieren sacrificar su ocio presente para mayor consumo futuro (incluso más de los que sólo trabajan dado el mayor estatus académico).

Entonces… ¿Cuál de estas opciones es la mejor?

#NoSé #BuenoSíSé,PeroNoTeWoaDecir
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Lamentablemente, no existe un planificador central todopoderoso en la economía que tome las decisiones que maximicen la utilidad de todos los agentes. En la realidad, cada persona maximiza la utilidad según su aversión al riesgo y su nivel de impaciencia en cuanto al consumo. Mientras mayor sea el riesgo que percibe en el futuro, mayor será su consumo en el presente y optimizará en función del trabajo. Caso contrario, aquellos que tengan una visión más segura de su futuro, optimizarán en función a su consumo futuro, es decir, de sus estudios. A su vez, hay quienes deciden optar por ambos a la vez, generando una especie de complementariedad entre estas actividades y suavizando su consumo a lo largo del tiempo. #PlataHay;TiempoParaGastarla,No

Pero este no sería un verdadero análisis coste – beneficio si no se toma en cuenta el costo de oportunidad. ¿Qué pasa si aplicas a un doctorado en el extranjero y eres aceptado? Pues te dedicarías a estudiar 5 años más. El tema aquí es que si sólo te dedicas a ello, estarías dejando de lado alrededor de 60 sueldos por obtener dicho grado (sin tomar en cuenta los gastos del costo de vida afuera ni otros gastos que no son tomados en cuenta #EuroTrip). Otro tema es que probablemente en países como Perú este grado no sea tan valorado como en los países desarrollados. Existen casos en los que una maestría genera mayores ingresos que el grado más alto. Un tercer tema a tomar en cuenta es el tipo de carrera que sigues. Hay carreras en las que se requieren mayor práctica ‘en la cancha’ para adquirir mayor conocimientos, mientras que hay otras que requieren de mayor conocimiento teórico (si te quieres dedicar a la investigación económica, por ejemplo). Al final, la idea es que estés cómod@ con lo que decidas y, al final, el trabajo o los estudios no sean un fin en tu vida, sino un medio para alcanzar los muchos objetivos o sueños que te trazaste en el pasado y que sigues formando en el camino.