En la actualidad, donde aparentemente nuestras sociedades están más abiertas a aceptar las diferentes orientaciones y/o identidades sexuales de las personas, existen excepciones que se rehúsan a aceptar el cambio social que se está viviendo. Este año, en nuestro país, hemos presenciado avances históricos en la materia, como por ejemplo, la resolución de primera instancia del Poder Judicial que reconoció el matrimonio civil entre personas del mismo sexo celebrado en Estados Unidos por la flamante Susel Paredes, jefa de seguridad ciudadana de La Victoria, y su esposa, Gracia María Aljovín. Sin embargo, en otros países, como Brunéi, la imposición de leyes medievales contra los derechos de su población LGBTI ha generado gran indignación en el mundo.

El 03 de abril del presente año, la nación de Brunéi, conocida por ser la segunda monarquía más antigua y cuya religión oficial es el islamismo, hizo efectivas las modificaciones más severas a su Código Penal, en base a la ley sharia, donde las relaciones afectivas entre una pareja gay pueden ser castigadas con la lapidación o azote, y, en el caso de las parejas lésbicas, también pueden ser azotadas o cumplir con 10 años de cárcel. Este nuevo cuerpo legal incorporado no solo atenta gravemente el derecho a la no discriminación de las parejas del mismo sexo en cuanto al libre desarrollo de sus relaciones sin ningún tipo de represalia, sino también a su mismo derecho a la vida e integridad. Diversos países, organizaciones no gubernamentales (ONGs) y organismos internacionales han rechazado vehemente estas incorporaciones. Asimismo, importantes celebridades internacionales han llamado a que personas se sumen al #BoycottBrunei, entre ellos el actor George Clooney, y el cantante Elton John, donde se pide que se saboteen diferentes emporios hoteleros alrededor del mundo de propiedad del Sultán de Brunéi, Hassanal Bolkiah.

Con respecto a este último, el monarca de 72 años se ha pronunciado enfáticamente defendiendo el nuevo Código Penal. De acuerdo con un comunicado oficial publicado el mismo día en que se dio a conocer la noticia, en el país creen firmemente que las inhumanas sanciones impuestas se relacionan con la desaprobación y desincentivo de actos que van en contra de las enseñanzas de la religión islámica. Sin embargo, esta justificación no puede ser suficiente para que, en materia de derechos humanos, se dé un gran retroceso y se atropelle a los ciudadanos de Brunéi que pertenecen a la población LGBTI.

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Estudiante en marcha a favor de los derechos de la comunidad LGBTI.

Cabe destacar que Brunéi no es el único país que condena las relaciones homosexuales, sino que se suma a una gran lista de aproximadamente 70 países que avalan estas prácticas. Entre los que sancionan con varios años de encarcelamiento o cadena perpetua, tenemos de ejemplo a Antigua y Barbuda, y Barbados, y entre los que castigan con la agresión física o la pena de muerte, se encuentran Nigeria, Irán o Arabia Saudita.

A pesar de que Brunéi es un país soberano, con la capacidad de determinar sus propias reglas de convivencia, incluyendo qué acción prohibir y cuál sanción aplicar, no puede ser aceptable llegar a extremismos que atenten contra un aspecto tan inherente a la persona, como es el derecho a la vida, que, además, también se encuentra como uno de los pilares fundamentales en el Islam. Cada persona debería ser libre de escoger su religión y forma de expresión, independientemente de en qué territorio esté, y el Estado debe encargarse que se reconozca, proteja y respete estas diferencias.

 

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Marcha por el día del orgullo LGBTI.

Editado por: Pierina Paytán