El estado del mundo, por la actual crisis, es sumamente impredecible en estos momentos. Por un lado, tenemos los efectos de la pandemia en la salud pública; por el otro, la desaceleración económica cuyo impacto puede permanecer en el largo plazo (pobreza, desigualdad, etc.). Sin embargo, existe todavía un problema todavía más complejo por resolver, pues, tomando en cuenta que la llegada de la vacuna es inminente en el próximo año (esperemos), podemos ver que la distribución de esta puede que tome todavía más tiempo. Demos un vistazo.

Llegada de la vacuna rusa a Venezuela. Foto: Infobae.

Imaginemos que mañana sale al público la vacuna. En el momento en el que esto se haga realidad, veremos a todo el que pueda opinar sobre el tema planteando una serie de preguntas éticas, económicas y logísticas para saber qué tan pronto llegará la vacuna a su localidad. Y es que, si escogemos una serie de factores a los cuales prestar atención en relación a este tema, creo que terminaríamos de discutir después de unas cuantas horas, pues son varios. Desde qué países recibirán las vacunas en primer lugar, hasta qué sectores de la población la recibirán primero. Esto, considerando las disyuntivas que trae consigo una distribución efectiva a países que no necesariamente tienen la mejor infraestructura y transparencia para llevar a cabo el proceso (como en América Latina y África). Sumado a esto, tenemos unos cuantos factores que hacen de esta situación,  el mayor reto logístico que el mundo ha afrontado, los cuales se analizan, a continuación.

  1. ¿Qué países recibirán primero la vacuna? se relaciona a diferentes factores. Por ejemplo, el país que desarrolle la vacuna será el principal beneficiario de esta. Posteriormente, los beneficiarios serían otros países desarrollados que aportaron con las pruebas para las candidatas a vacunas y países asociados al que haya inventado la vacuna. Después de ello, los países no desarrollados que hayan aportado y hayan firmado convenios; y después, bueno, quién sabe. He ahí la cuestión y el desorden.
  2. La cadena de frío necesaria para que la vacuna no se eche a perder es un factor clave. Es decir, se tiene que manejar un cronograma muy refinado si es que se quiere tener la cantidad precisa de vacunas en cada periodo y en cada lugar. Esto, tomando en cuenta que muchos países no cuentan con los equipos  necesarios para mantener una cadena de frío. Ello genera un problema si se piden más vacunas de las necesarias o si es que a mitad de camino la cadena de frío sufre un desperfecto, lo que deviene en un desajuste en la distribución (un efecto dominó).
  3. ¿Quién es el encargado de cubrir los cubrir los costos de la logística? Puede que esta sea una pregunta fácil de responder a primera vista. Sin embargo, pensemos muy bien que habrá sectores del mundo en el que, además de los gobiernos, las grandes empresas también se encargarían de cubrir los gastos (como en Estados Unidos, China o Europa). Esto nos haría pensar que la distribución no será necesariamente objetiva o respetará los convenios anteriormente establecidos, sino que, atendería a un interés económico, toda vez que cargamentos de vacunas lleguen prioritariamente a cierto lugar, solo porque se pueden pagar los gastos de traslado. ¿O creen que en Silicon Valley se esperará hasta que vacunen a todos los niños de Nigeria? Ojo ahí.
  4. El orden por el que se vacunará a cada sector de la población. Este tiene que ser dirigido especialmente a las poblaciones vulnerables que necesiten prioritariamente la vacuna (como niños o madres gestantes). Sin embargo, no se puede desestimar un orden claro para conseguir este objetivo. Por ejemplo, se podría tener una lista pública de quiénes serán los primeros en vacunarse, imaginemos que sería como en las votaciones: un talonario en el que ya sabríamos qué paciente se vacunará primero en base a nuestro DNI.
La vacuna del laboratorio Pfizer. Foto: CNN Español.

Es una ardua tarea, sí. Sin embargo, es más que plausible que se pueda completar para finales del 2021, tengamos fe. Esperemos que el Perú y el resto de los países latinoamericanos, pueda contar con la infraestructura necesaria para conseguir el objetivo de la vacunación masiva el próximo año, con suerte. Todo depende de cuáles sean las prioridades de los encargados del proceso y si es que estos preferirán estar preparados para lo peor o si lo peor ya pasó para ellos. Es cuestión de prioridades.

Fuentes:

https://www.nationalgeographic.com/magazine/2020/11/how-will-we-distribute-a-covid-19-vaccine-here-is-one-potential-path/?fbclid=IwAR3RGnkuuj9A1750EbxP7Do7FR5sYxUHzZCluzhwWEoUejSTRPzM_V5gNMI

https://www.scientificamerican.com/article/how-to-distribute-a-covid-19-vaccine-ethically/?fbclid=IwAR3369oU8LDN3h73gK0Q4zZqZdyZEl9RHgJ2OfwFezestghPNhhj4dI0dNk[MF1]