Para nadie es novedad la situación por la que están pasando nuestros hermanos venezolanos. Y es que, de seguro, más que combatir contra la ingente inflación y el poco o inexistente abasto en las tiendas de alimentos, lo que realmente quisiera el venezolano de a pie es, simplemente, darle una buena bofetada decirle algunas verdad es a los que llevan las riendas de su país. Es por eso que, al ver la forma en la que el presidente de dicha nación, Nicolás Maduro, con una saña propia del bravucón del colegio se refiere a la escasez de alimentos como la “Dieta Maduro, que te pone duro” o el exorbitante monto gastado en una estatua de Hugo Chávez, uno simplemente no puede contenerse las ganas de ponerse en el lugar de las personas que deben soportar al individuo atenerse a las decisiones que este tome, junto con su equipo de gobierno, tanto en el campo político como en el económico. Es decir, muchos gobernantes y servidores públicos han tenido lapsus que nos hacen dudar de su ecuanimidad para llevar el cargo (recordemos clásicos como La plata llega sola, ¿Tan difícil es caminar derecho? o La Inseguridad es solo una percepción), pero existe un límite, al menos eso quiero creer. Entonces, se hace imprescindible analizar el grado de comunicación que tienen los representantes del poder con sus ciudadanos y, si se puede, apreciar la suerte que tenemos de estar en un país en el cual, la opinión del pueblo (por lo general) sí es tomada en cuenta.

Sí, mucho se ha dicho en cuanto a una posible revocatoria: que esta sería el inevitable fin del Reinado del Terror Régimen Chavista, que la consolidación de la oposición en la presidencia traería equilibrio a la fuerza estabilidad macroeconómica al país o, incluso, que una nueva administración brindaría la confianza institucional (tanto para el pueblo venezolano como para los países vecinos en la región) que tanto se necesita. Sin embargo, el pueblo, que parece ser el que más busca el cambio en este país, parece hablar en un idioma diferente que el de sus gobernantes, ¿a qué se debe esto? ¿Es que acaso el sombrío panorama económico y el reinado de la corrupción no son suficiente aliciente para motivar algún cambio en el partido de gobierno? La verdad es que no podemos estar seguros; de lo que sí podríamos estarlo es que, eventualmente, el cambio se dará, siempre es así, puede que tarde, pero la voluntad del pueblo siempre se impone. Oh, también podemos estar seguros de que, si vamos al norte de Venezuela, encontraremos una estatua de bronce del comandante Hugo Chávez.

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Lo que el pueblo en verdad quiere

Tomemos un ejemplo, el Perú. Hacia finales del siglo pasado, todos creían que nuestro país estaba condenado a convertirse en un estado fallido. No obstante, el pueblo peruano se puso las pilas: combatió no solo contra el terrorismo, sino también contra las repercusiones de la mayor hiperinflación de la historia del país, y también demandó al Estado cumplir con sus obligaciones cuando fue necesario. Eso es algo bueno ¿o no? ¡Claro que sí! gracias a ese esfuerzo somos una nación libre y democrática; nada más para darnos una idea de cuan bueno es esto veamos las noticias del día a día: hace una semana se cumplieron 24 años de la captura de Abimael Guzmán y, según dicen las malas lenguas, Rosángela terminó con Carloncho. ¡Vamos que avanzamos!

Lo que podemos ver de este ejemplo es que, si el pueblo se lo propone, puede sobreponerse de las situaciones más complejas y escabrosas, desde quedar en cuartos de final de un mundial de fútbol (a lo Costa Rica) hasta concretar la captura de uno de los líderes terroristas más infame de todos (a lo Perú). Y un servidor puede  afirmar que el pueblo venezolano ya se puso como meta abolir el régimen chavista a como dé lugar, a punta de cacerolazos si es preciso.

En fin, solo Dios sabe qué es lo que le depara el futuro a la vino tinto, si en algún momento su presidente deje de ser “tan duro” con su forma de ser y comprenda al fin la importancia de la promoción del comercio internacional y la estabilidad macroeconómica. O, quién sabe, tal vez la solución más simple sea la acertada, y resulte que Maduro no es más que un individuo complicado, vagando entre el bien y el mal, perdido en este mundo tridimensional, buscando su propósito en la vida.

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A veces la solución más simple es la acertada…

Pd1. Los cacerolazos recién comienzan: http://cnnespanol.cnn.com/video/cnnee-rec-lkl-osmary-hernandez-marcha-cacerolas-revocatorio/ .

Pd2. Sí, lo de la estatua sí es de verdad: http://cnnespanol.cnn.com/video/cnnee-pkg-osmary-cumbre-paises-no-alineados-isla-margarita-venezuela/ .

Pd3. Lo de la Dieta Maduro también: http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37345488 .