Antes de ayer a las 9 pm (hora peruana), los líderes de dos países que se mantienen 68 años en guerra, se dieron por primera vez la mano en Singapur. Más que una rivalidad, cuando se dieron la mano ambos presidentes, Jong Un parecía haber conocido a su más grande ídolo.

¿Se acuerdan de cuando Trump llamó Crazy Rocket Man a Kim? ¿O también cuando Kim atacó a funcionarios de Trump con insultos y amenazas? ¿O que hace pocos meses Jong Un amenzaba con atacar a Estados Unidos? Es lo mismo que te tiren una cachetada y a la media hora te den un besito.

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Con lo volátiles que fueron las últimas semanas ambos presidentes, nadie se imaginaba que iban a tener un acuerdo exitoso. Y es que nadie creía que el Chino Loco (Tome, 2017) iba a ceder tan fácil a desnuclearizarse. Previamente, el líder de la República Democrática del Pueblo de Corea había prometido desnuclearizarse a cambio de concesiones de Estados Unidos, pero al final continuó con su programa nuclear. O sea, el chinito es un tlamposillo.

Por el lado de Estados Unidos, este, como siempre, busca la paz mundial (¡JA!). Inclusive, de acuerdo a Mike Pompeo, Secretario de Estado del país norteamericano, mencionó que la eliminación de armas nucleares debe ser completa, verificable e irreversible; si no, las sanciones se mantenían. Hasta incluso, de no ser así, estas se iban a incrementar.

Trump tenía otra carta: el acuerdo de Paz para finalizar formalmente la Guerra de Corea. O sea, ayer salieron todos ganadasos: Trump desnuclearizaba Corea del Norte, este último sale del aislamiento y de yapa Corea del Sur culminaba una guerra entre ambos Coreas. Muy raro para ser verdad, ¿no?

¿Qué se logró?

Se firmó un acuerdo entre ambos presidentes en donde, por un lado, Kim, prometió trabajar para la completa desnuclearización y, por otro lado, Trump prometió brindar garantías de seguridad por parte de Estados Unidos a Corea del Norte.

Lo que no se especificó fue la forma. La firma de este acuerdo formaliza la promesa de cada uno, pero no los plazos, las metodologías, etc. Aunque es un paso grande, abre las puertas a que sea solo una promesa y no un acto efectivo.

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¿Cuántas veces se ha visto que el presidente de un país con tan bajo nivel de PBI e ingresos, y poco avanzando se reúna en un evento tan “majestuoso” con el presidente de Estados Unidos? Primero, estar en el spotlight con Trump ha puesto a Jong Un en un nivel más alto de participación internacional.  Básicamente, lo va a sacar del aislamiento y va a fortalecer lazos con otros líderes como los de China, Rusia y Corea del Sur.

Segundo, Trump será el VIP que cuidará de Kim. Es decir, se le ha dado garantías por Estados Unidos a Kim para mantener control sobre el poder y ser asegurado por este país por retirar todas sus armas nucleares.

Es necesario resaltar que Trump ha sido el único presidente en lograr un acuerdo con Kim sobre la desnuclearización. Aunque este es un caso de éxito para la política internacional de Estados Unidos, Kim ha ganado más.

¿Qué se espera?

El 27 de julio se conmemora el aniversario del armisticio de la Guerra de Corea firmado en 1953. Así, se espera una cumbre trilateral entre Kim, Trump y el presidente de Corea del Sur, Moon Jae – in.

Asimismo, no se ha tocado la situación de los japoneses secuestrados en Corea del Norte. Por ende, este acuerdo abre una ventana hacia la liberación de estos y la inclusión de Japón en la mejora de las relaciones diplomáticas con Corea del Norte.

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Luego de pelearse con Trudeau en Canadá, Trump fue por Kim a Singapur

¿Quién está detrás?

China, el arquitecto o la tercera parte en esta cumbre. Este ha sido un actor clave en convencer a Corea del Norte en negociar la desnuclearización de la península. Inclusive, su Ministro de Relaciones Exteriores mencionó después de la cumbre que las sanciones que se mantengan a Corea del Norte pueden ser levantadas.

A China le conviene esto: 90% del comercio exterior de Corea del Norte lo posee el gran país. Esto fue cortado en gran parte por las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad. Así, este país es el más interesado en garantizar que Kim cumpla con su promesa y se le alivien las sanciones.

Más aún, Estados Unidos mantiene una presencia militar significativa en Corea del Sur como protección, lo cual es delicado para China en un momento en donde mantienen disputas marítimas en el Mar del Sur de China y una guerra comercial.

Este es un acuerdo que ha logrado, después de casi 70 años, poner en la misma habitación a dos rivales históricos. Esto es un alivio en momentos de incertidumbre a nivel internacional por mantener la seguridad. Asimismo, se ha evitado una potencial guerra entre dos países que mantenían un gran arsenal nuclear (bueno Estados Unidos sí: 6550 armas nucleares, Corea del Norte no: 15). Por lo tanto, este es un éxito para la política internacional de ambos países y sobre todo para lograr la paz en la península coreana.

Nota de pie: ¿Quién se hubiese imaginado hace un año que Trump iba a ser el primer presidente de Estados Unidos en reunirse con Kim Jong Un? #Emojidecaritapensando