Esta semana fui a ver Las Lolas en una función especial que donó Katia Condos para recolectar fondos para un proyecto de construcción de hogares y no solo me asombré por su generosidad para hacerlo,  sino que disfruté la posibilidad de reflexionar a través de la risa y la burla sobre ser mujer hoy.

Las Lolas es una obra de teatro dirigida por Gonzalo Torres y protagonizada por Katia Condos, que interpreta a las 4 Lolas (cuatro personajes distintos llamados Lola), y Joaquín de Orbegoso, que interpreta a Carmencita, la recepcionista de los médicos donde llegan a atenderse estas mujeres.

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Esta obra es una comedia escrita por la misma Katia Condos, quien siempre había querido elaborar una obra y aprovechó en el 2016 que se encontraba entre un trabajo y otro, para hacerlo. Comenta que deseaba escribir sobre su madre,  pero también sobre ella y que es así como terminó perfilando a las protagonistas de la historia: Lola, Lola, Lola y Lola; cuatro mujeres rondando los 50 años, completamente distintas en apariencia pero con historias de alguna manera conectadas.

En primer lugar, está Lola Abarca, quien tiene 8 meses de embarazo de su quinto hijo y lucha por amar a sus hijos a pesar del dolor que le puedan causar (tiene mastitis, no duerme, etc.). Cuenta las dificultades de sus embarazos pero trata siempre de convencer al público, y quizás a sí misma, que ser madre es lindo.

Lola Concha de Vergazza, por otro lado, resalta por su rol como profesional más que en su vida personal (está casada, pero se siente sola). Tiene todo en orden, menos sus propios impulsos y deseos, lo que la llevan a involucrarse sexualmente con una mujer y emprender un proceso de autodescubrimiento.

Lola Bustos ha tenido también relaciones difíciles con su madre y con sus tres maridos previos, por lo que necesita agradar a todo el mundo para sentir que puede agradarse a sí misma, llegando a realizarse infinitas operaciones plásticas que la ayuden a llenar muchos vacíos emocionales e intelectuales (se sabe todas las operaciones plásticas que existen, pero para lo demás es bastante ingenua).

Por último, Lola Paz es una mujer recién separada que busca tener sus chakras bien alineados y siempre un karma positivo para no enfrentarse con la posibilidad de no ser “buena” y admitir que tiene odios y rencores.

En principio, la obra busca que uno se identifique con alguno de los personajes o que le hagan recordar a alguien conocido. Sin embargo, creo que no se trata de encontrarse en uno de los personajes, sino de verlos como distintas facetas de una misma persona (Lola o Katia Condos) que intenta cumplir con todas las demandas del mundo actual. Al menos yo lo sentí así; como si todas las Lolas formaran una mujer entera: una mujer que quiere lograrlo y Abarcarlo todo, siendo la madre y esposa perfecta, pero que tiene muchas dudas sobre sí misma y que, tenga la edad que tenga, aún quiere seguir descubriéndose y aún está intentando conseguir la Paz en su vida. Lo interpreto como una mujer que quiere éxitos profesionales como Concha de Vergazza, quiere ser siempre bella y joven como Bustos y que, al final, solo quiere sentirse bien consigo misma, como todas las Lolas y todas nosotras, pero que se ve aturdida por demandas externas que muchas veces no la dejan lograrlo. Así, considero que es el rol de Carmencita, muy gracioso y elocuente, que representa esta opinión pública, este “los hijos son una bendición”, “un hombre es lo que me falta” tan inmerso en nuestra sociedad y en nuestras Lolas internas, que intentan desesperadamente encontrar su camino, pero que muchas veces deben conformarse con lo que piden los demás. Así, estas Lolas (las del teatro y las nuestras) están para ser cuidadas y miradas, pero también para ser cacheteadas cuando se pasan de rígidas. Atrévete a decirle a tu Lola que sientes, que odias a tu ex, que no quieres tener más hijos (o que no quieres tener ninguno), que te quieres chapar a esa chica, que eres humana y que no tienes que ser nada más que tú, Lola.