Ave María Purísima. El catolicismo llegó al Perú junto con los españoles, quienes creían firmemente que su finalidad en el mundo terrenal era llevar la palabra de Dios a todos los rincones del mundo, evangelizar, hacer que los nativos autóctonos de la tierra en donde me encuentro sentada escribiendo vean “la luz”.

Sí, la luz. Nos referimos a ella como el contrario de la oscuridad, como defensora de la verdad, del carácter, de la perseverancia. Para Augusto Tamayo -director y guionista de Rosa Mística, película a estrenarse a nivel nacional este jueves 24 de agosto- fue la “luminosidad” de Santa Rosa de Lima que lo llevó a realizar una producción cinematográfica sobre la primera santa del llamado Nuevo Mundo.

“Desde siempre, a nivel personal, me llamó la atención su nivel de perseverancia y astucia para lograr sus objetivos”, cuenta el cineasta, al preguntarle por qué la había elegido como protagonista de su más reciente película.

En un contexto “occidentalizado”, en un supuesto Estado laico, los valores de entrega total y absoluta nos parecen ridículos, y hasta los catalogamos como falta de buena salud mental. “Admiro su lado luminoso, no el “oscuro” del que hablan. No hay necesidad de ser creyente para verlo, hace una entrega total y renuncia a su propia salud, hasta su propia vida”, comenta con mucha convicción el director. Muchos podemos estar de acuerdo con que una persona perseverante y coherente, que siga los objetivos que se plantee, es digna de admiración. No obstante, hay un no tan pequeño detalle que en la actualidad se considera controversial o hasta barbárico: la penitencia a través del dolor físico.

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Augusto Tamayo

¿Por qué alguien se haría eso a uno mismo? A nivel personal, yo no lo entiendo. Muchos de ustedes, que continúan leyendo, probablemente tampoco. ¿No tendemos a llamar a algo “loco” porque no lo comprendemos? El director Tamayo afirma lo absurdo que es catalogarla como loca por hacer uso de la penitencia física. “Tendemos a catalogar de loco o malvado a quien piense diferente”, comenta. “El dolor siempre ha sido una manera de conocimiento, de experimentar el mundo, de afinar la percepción del mundo. No nos gusta, y solo algunos lo hacen, pero en esa época habían ideas poderosas para pensarlo como válido”. Además, hace hincapié que el ayuno, además de ser considerado penitencia, se realiza para despertar el intelecto. Y no basa este argumento en creencias religiosas, sino en fisiología humana. “Se llega a un estado de alerta, para ver lo que quieren ver”.

 

Los actos de la venerada Santa Rosa nos pueden parecer a algunos extremistas o exagerados, o nos pueden parecer la muestra más pura de devoción, o hasta ambos. La verdad es que, aquella mujer que nació con el nombre Isabel Flores de Oliva, hija de un español que trabajaba en Palacio como arcabucero y una criolla (refrescando un poco de historia del colegio: aquellos eran considerados españoles, o sea, Santa Rosa es española y no mestiza), fue un personaje complejo. Nos parezca mal o no, casi inmediatamente después de su muerte fue celebrada por aquellos que conocieron su modo de vida. ¿Por qué para ellos no estaba mal? No pensamos que igual que hace 400 años, solo podemos estudiar sus maneras y tratar de entender su idiosincrasia.

¿Al final qué queda en pantalla? Tamayo no pretende haber realizado la biografía oficial. Aquel arduo trabajo de investigación histórico, arquitectónico y cultural fue una base con la cual el cineasta pudo sacar su propias conclusiones. Fiorella Pennano protagonizará esta película sobre “una mujer que construye su destino en el siglo XVII”, en propias palabras del director.

Independientemente de la creencia dogmática de cada uno, ¿con esta película se encontrará la manera de conmoverse y empatizar con este complejo personaje? ¿O más bien, por cambio de pensamiento, se mantendrá una postura de rechazo? Ya sabemos las motivaciones del cineasta, y a partir del jueves, queda en cada uno interpretar la historia.