Las alarmas sonaron hace unas semanas en el sudeste de Inglaterra y en el Cabo Oriental de Sudáfrica. En medio de las nuevas olas epidémicas que ocurrían en ambos países, se halló un fenómeno muy cotidiano entre los virus, aunque tratándose del SARS-CoV-2, modifica el juego para las autoridades sanitarias, y genera bastante incertidumbre entre la población ¿Qué tan frecuentes son las mutaciones virales? ¿Hablamos de nuevas variantes, cepas o linajes? ¿Qué implica esto para la transmisión y virulencia? ¿Las vacunas seguirán siendo eficaces? ¿Cómo el Reino Unido y Sudáfrica detectaron este fenómeno? Creo que es importante abordar estas interrogantes para tener una mejor perspectiva del COVID-19 en el 2021.

Todos cometemos errores

Ya seas unicelular o pluricelular, mamífero o arqueobacteria, un oso de anteojos o un bacilo de Koch; las mutaciones ocurren siempre en nuestro organismo, en todos los seres. Nuestro código genético, que son las reglas de juego para el manejo de la información en nuestro ADN (o ARN en el caso de algunos virus), es universal (puede ver un poco más de este dogma central en un anterior artículo de Univerzoom). Los seres vivos tenemos los mismos ladrillos: adenina (A), guanina (G), citosina (C), timina (T) y uracilo (U), que se llaman nucleótidos.


Cada letra contenida en el ADN (A, T, C o G) se transcribe como otra letra (U, A, G o C) en el ARN, y cada tres letras de ARN se traduce en un aminoácido (unidad básica de la proteína).

La maquinaria con la que se cumple el dogma de la imagen es falible. Por ejemplo, en el lugar donde se tendría que poner una adenina, podría ponerse una guanina, y así alterar todos los procesos siguientes. Esto puede ocurrir por dos grandes motivos: fuerzas intrínsecas o extrínsecas. En el primer caso podría deberse a fallos en las proteínas que manejan el ADN, por ejemplo, las enzimas pueden resbalarse y cortar la transcripción, o al cerrar cadenas de ADN podrían removerse algunos pedazos. En el caso de los factores externos, algunas sustancias químicas o la radiación ultravioleta pueden cambiar la estructura del ADN, creando enlaces adicionales donde no deberían existir, y así dificultando a la maquinaria proteica de hacer su labor correctamente.

Entre las mutaciones posibles se encuentran: la inserción (cuando una letra se introduce donde no debe), la deleción (cuando una letra desaparece), o la sustitución (cuando en vez de la letra que correspondía estar, hay otra en su lugar)

¿Esto ocurre en los virus? Claro que sí, pero la tasa a la cual mutan varía según de cual se trate. El VIH puede tener una mutación tan alta como 1 nucleótido fallido por cada 1000 o 10 mil que hayan sido colocados. Por otro lado, los herpesvirus (causantes del herpes) tienen una mutación tan baja como 1 nucleótido fallido por cada 100 millones a 100 mil millones incorporados. Hay que tomar algo en cuenta, a diferencia de los virus, nosotros seres hechos de células, tenemos mecanismos para reparar estos errores, pero ellos no. Una vez cometido el fallo no hay manera de corregirlo. 

Las mutaciones no siempre importan, muchas de ellas ocurren en lugares que no tienen efectos relevantes en la actividad viral. Poniendo un ejemplo humano, no es lo mismo que tengas una anomalía en el dedo anular de tu mano que en una de las válvulas de tu corazón. En el caso de los virus, si las mutaciones se dan en sitios de su cápsula que se unen a las células que infectan, sería relevante en comparación a mutar en otro sitio.

Las caras del SARS-CoV-2

Las caras del SARS-CoV-2

Las mutaciones virales en sí no son una causa de preocupación. Es algo completamente esperable, ya que están sometidos a las reglas de evolución y adaptación ¿Qué quiere decir esto último? Para que la mutación de un virus pueda permanecer por un tiempo considerable esta debe ser igual o más ventajosa que el resto. Por ejemplo, si una mutación le quita la habilidad al virus de ingresar al huésped ¿creen que se mantendría?, claro que no. 

¿Cómo surgen las variantes de un virus? En el caso del SARS-CoV-2 conocemos algunos mecanismos. Por ejemplo, el del intercambio humanos-animales. Un ejemplo claro de una variante del SARS-CoV-2 fue la de los visones en Dinamarca. En ese caso se halló el virus en los mamíferos del país nórdico, donde se encontraron mutaciones en la proteína spike. Un ambiente inmunológico distinto podría generar una presión sobre el virus que no podría conseguir infectando solo al hombre. 

Asimismo, una manera en la cual un virus podría mutar es el éxito que podría conseguir en una infección prolongada en una paciente débil. Sabemos que las personas inmunosuprimidas son un grupo de riesgo para el COVID-19, ya que, a diferencia de la mayoría, no pueden producir anticuerpos con fortaleza para deshacerse del virus en 14 días. En un ambiente así, el virus podría tener tiempo para desarrollar y seleccionar mutaciones ventajosas contra el sistema inmunológico humano. 

Cabe destacar que estos dos mecanismos no han sido identificados como los causantes de la nueva variante. Hay bastante por conocer todavía; no obstante, ¿cómo estos países han podido conocer de estas variantes?

Muchos visones daneses fueron sacrificados como medida ante la aparición de la nueva variante del virus

La guardianía genómica

Las nuevas variantes no producen síntomas distintivos entre otras. No hay manera de diferenciarlos por la fiebre, la tos, la tomografía pulmonar, o las pruebas rápidas o moleculares vigentes. Entonces, ¿cómo saber de un brote con una variante nueva? Desde hace ya casi 40 años, las tecnologías de secuenciamiento del genoma nos permiten saber toda la información genética de un organismo, desde los más de 3 mil millones de nucleótidos del hombre hasta los 30 mil nucleótidos del SARS-CoV-2 (¿gran diferencia no?). Estos son realizados por diferentes tecnologías que nos revelan la secuencia completa de las muestras que coloquemos. Veamos el razonamiento detrás: si en Iquitos, donde los casos han bajado y se han mantenido así, empieza a haber una subida fuerte y repentina, habría una alerta epidemiológica. Debido a que el SARS-CoV-2 se está comportando de una manera anómala en una población con alta seroprevalencia, ¿qué está pasando con el virus? Esto mismo es lo que se ha hecho en Europa, Asia y Estados Unidos para determinar la evolución de las variantes del virus: la vigilancia genómica

En Perú, no hay una política general de salud para esto; sin embargo, vemos a distintos investigadores, como Pablo Tsukayama, liderando investigaciones con este enfoque en el país. Muy aparte de la vacuna o prueba molecular peruanas; entre nuestros innovadores esfuerzos de ciencia y tecnología para los que tenemos capacidad humana y material es la vigilancia genómica ¡Apostemos por la ciencia !


La Organización Panamericana de la Salud apuesta por una estrategia de vigilancia genómica para Latinoamérica y el Caribe, ¿se imaginan poder rastrear y conecta brotes en distintos países? (Fuente: gisaid.org)

Edición: Daniela Cáceres