Es diciembre y muchos piensan en las fiestas de navidad, lo cual es normal para los países con políticas coherentes donde los ciudadanos (como tú y yo) podemos dejar de pensar en el futuro que nos deparan las decisiones de aquellos que nos gobiernan, ya sea que los hayamos elegido democráticamente o no. Sin embargo, también es cierto que los ciudadanos no siempre escogemos al mejor candidato… y los Estados Unidos está teniendo el resultado de esas malas decisiones.

No hay un solo día en el que Donald Trump no salga en las noticias, tanto que hasta ya es aburrido. No es como hablar de Keiko y preguntarnos… ¿por qué tiene Twitter en la cárcel?, pero bueno. El sábado a medianoche se cerró parcialmente el estado norteamericano. Todo porque Trump no sabe no quiere olvidarse de esa promesa que hizo en su campaña política. Tres palabras que hicieron cambiar su posición de un payaso que tenía muy pocas posibilidades de ganar las elecciones al actual presidente de los Estados Unidos: “Build that wall!” (“¡Construyan ese muro!”).

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Un regalo navideño para Trump

En un breve resumen, el cierre del gobierno es una estrategia del presidente o del congreso para presionar a oponentes políticos a realizar las propuestas de uno. Esto puede suceder de las siguientes dos maneras: (i) El Congreso no presenta la ley presupuestal para el siguiente ejercicio; o, (ii) El presidente se niega a firmar la ley presentada por el Congreso. No es muy difícil darse cuenta como Trump está perdiendo: él es quien ha decidido no aprobar los fondos para el funcionamiento de ciertas agencias del país norteamericano.

Unos breves antecedentes para poder entender por qué Trump está cometiendo estos actos de fuerte política. En las últimas elecciones congresales, los demócratas ganaron la mayoría de los curules de la Cámara Baja del Congreso estadounidense. Esto significa mayor oposición a las políticas de Donald Trump dentro de un congreso que era previamente de mayoría republicana. Aquello no fue sólo una inesperada victoria para la posición liberal de EE. UU., sino también una gran frustración para los republicanos, especialmente para Trump, que está perdiendo más miembros de su gabinete que los peruanos respeto a su congreso. Su popularidad, mínima desde el comienzo, sólo ha estado decayendo y esta pérdida significa que probablemente no tenga una reelección exitosa para las próximas elecciones presidenciales.

Desde que los demócratas tomaron el Congreso, la oposición a las políticas de Trump ha ido en aumento. Sin embargo, Trump finalmente contraatacó y fue contra los proyectos de ley para el presupuesto federal. Su amenaza fue tal que hasta que un proyecto del presupuesto incluya una parte para la construcción del muro en la frontera con México, no aprobaría ninguna propuesta. A través de ese mecanismo, Trump ha limitado la posibilidad de negociación de los demócratas para poder cumplir una política que bajo todo análisis no va a reducir la migración ilegal a los Estados Unidos, que va a costarle una excesiva cantidad de dinero al gobierno y que no tiene sentido desde un punto de vista estructural.

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Ahora, lo controversial de la discusión es lo siguiente: la posibilidad de cerrar el gobierno incluye cerrar las mismas agencias federales que cuidan la frontera, agencias que se encargan de mantener la seguridad e incluso agencias tan básicas como el servicio postal, dejarían de funcionar sin una aprobación del presupuesto. Lo que viene ahora es lo que los norteamericanos llaman como un juego de gallina: este juego consiste en dos vehículos (carros, aviones o botes) en vía de colisión el uno contra el otro, y el que gana es el conductor que se demora más en cambiar de dirección. En este caso es quien aguanta más jugando con el favor y la popularidad de la gente común.

Básicamente, Trump ha puesto la vida de los americanos por debajo de su política de construir un muro. Jugar con servicios básicos de esta manera no debería ser una posibilidad. Aprobar el presupuesto nacional debería ser rechazado si es que se ven casos de corrupción o de malversación, pero no para presionar una política.

Concluyo con el pensamiento de que las facultades otorgadas al presidente en un sistema como el norteamericano es bastante eficiente en las manos correctas y tiene un equilibrio donde el presidente puede trabajar eficazmente. Mas, son esas facultades que, en las manos de un megalómano, pueden ir en contra de la misma población.