“La ivermectina puede que no tenga una constatación científica, médica, rigurosa de laboratorio… pero que funciona. A ver, pregúntele a los que han sido infectados, a los que han tenido el virus y fueron tratados oportunamente con ivermectina… inmediatamente los síntomas disminuyeron. Mucha gente que ha tenido un tratamiento profiláctico previo con ivermectina, no se ha infectado. Entonces, ¿por qué se ha retirado la ivermectina?”. No, estimado lector de Voz Actual, lo que estamos leyendo no es una declaración sacada de Willax. No, esto no lo dijeron Beto Ortiz, Philip Butters o Rey con Barba. Esta es una declaración de un video que el expresidente, Martín Vizcarra, difundió en sus redes sociales hace algunos días.

Para muchos fue realmente sorpresivo (por no decir decepcionante) ver a la persona que hasta hace pocos meses lideraba la lucha contra el COVID-19 en el país, recomendar “a la ligera” un medicamento cuya utilidad contra el coronavirus no está probada y cuyos potenciales efectos secundarios en las personas tampoco se conocen: ¡la ivermectina sirve para matar parásitos! Lamentablemente, el caso del expresidente Martín Vizcarra es uno más en la interminable lista de candidatos que parece (en medio de la segunda ola) que se hubiesen olvidado de que estamos atravesando la peor crisis sanitaria de los últimos tiempos. En las siguientes líneas, veremos algunos ejemplos.

A fines del año pasado, por ejemplo, George Forsyth (quien ha tratado de adaptar su apellido a “Forzay” para parecer menos gringo), fue abrazado por dos mujeres cuando visitaba un mercado. Es obvio que hay que entender que en cualquier campaña política (incluso en medio de una pandemia) puede haber muestras de afecto hacia los políticos populares. Sin embargo, es responsabilidad de los candidatos respetar y hacer respetar la distancia social y los protocolos contra el COVID-19. Así, además, predican con el ejemplo a la población. En ese sentido, “Forzay” no desincentivó estos comportamientos, como debería haber hecho dada la situación en el país.

George “Forzay” siendo abrazado por dos jóvenes en un mercado. Fuente: Revista Caretas

Otro candidato que se vio recientemente en aprietos fue César “No es Plagio, Es Copia” Acuña, cuya reunión partidaria en la ciudad de Piura tuvo que ser interrumpida por la Policía Nacional, por haber aglomerado una importante cantidad de personas en un espacio cerrado. ¡Todo mal! Al referirse a este infortunado hecho, Acuña dijo: “Esta es una orden de Lima. Entonces, yo le digo al Gobierno que, en lugar de estar persiguiendo a César Acuña, que persigan a la pandemia”. Días antes, el mismo Acuña había pedido al gobierno medidas más duras para detener el aumento de los contagios. Las palabras sobran para poder calificar el comportamiento del líder de APP.

Es pues lamentable (y casi obsceno) observar a los candidatos a la Presidencia de la República (y también a un Expresidente de la República) portarse de manera tan irresponsable. Sobre todo, cuando el país se encuentra entrando en una segunda ola de contagios, cuando las restricciones que creíamos superadas vuelven a aparecer (poniendo en peligro miles de puestos de trabajo y a diversos sectores de la economía peruana) y cuando las camas UCI comienzan a escasear. Más aún cuando estas personas buscan ocupar un puesto que teóricamente debe velar por la salud de todos los peruanos.

La curva de fallecidos a nivel nacional comienza a elevarse peligrosamente. Fuente: Rodrigo Parra Wong

¿Qué podemos hacer frente a esta situación?

A nosotros, los ciudadanos y electores, nos toca suplir aquello que los candidatos no pueden (o tal vez no quieren) hacer por las personas que dicen buscar representar: cuidarnos. Debemos respetar y hacer respetar las reglas de distanciamiento social que son vitales para contener y aplanar la curva de contagios de COVID-19. En ese sentido tenemos tres obligaciones centrales:

  1. Exigir que se respete el protocolo: Debemos demandar a los candidatos que respeten el protocolo electoral que en pocas semanas el Ministerio de Salud hará público. Esto, con el fin de evitar contagios durante la campaña. Será una elección atípica, pero eso es lo que el país necesita si desea evitar más tragedias.
  2. Cumplir nuestro deber cívico e ir a votar: Muchos dirán: “No he salido mucho en estos meses por cuidarme y no me he contagiado. Justamente por esa misma razón, no iré a votar este 11 de abril para no arriesgarme”. Esta línea de razonamiento es muy peligrosa. Si muchas personas deciden no ir a votar en estas elecciones generales, corremos el riesgo de elegir un gobierno que no sea realmente representativo del deseo de los peruanos. Esto sería sumamente grave, pues en el futuro podría generar situaciones de inestabilidad política como las que hemos vivido, lamentablemente, en este último quinquenio. Por eso, nuestro deber cívico es informanos acerca de los candidatos, sus propuestas, ir a votar y elegir al presidente del Bicentenario de nuestra independencia.
  3. Informarnos acerca de las dispociones de la ONPE: Para evitar que las mesas de votación se conviertan en un foco de contagio, la ONPE ha dispuesto una serie de protocolos como ampliar los horarios de votación y que estos sean de manera escalonada de acuerdo con el último dígito del DNI.

Está en nuestras manos pues, evitar que se sigan expandiendo los contagios y elegir al presidente que nos enrumbe hacia el fin de la pandemia. Hagamoslo con responsabilidad. No coronemos esta campaña con el COVID-19.