Este último domingo, Argentina vivió una jornada electoral presidencial en medio de la incertidumbre que ha traído este proceso meses atrás. El sillón presidencial de dicho país se encontraba entre la espada y la pared al estar por un lado el virtual ganador con el 48% de los votos al cierre de esta edición, Alberto Fernández, y su candidata a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la ex presidente de Argentina durante el periodo 2007-2015 más conocida por sus trajes Gucci y Prada, y por el otro, el actual presidente de Argentina, Mauricio Macri, con el 40.5% de los votos.

Algunos lectores se preguntarán por qué mencioné que el sillón presidencial de Argentina se encontraba entre la espada y la pared en estos comicios. Empezaré por el virtual ganador Alberto Fernández y en especial con su candidata a la vicepresidencia. Fernández, representante del partido peronista (seguidores del ex presidente Juan Perón), fue la mano derecha del ex presidente, Nestor Kirchner, durante los años posteriores a la crisis que vivió Argentina en el 2001 (2003-2007). Más adelante, durante el gobierno de Fernández de Kirchner la relación se deterioró debido a las críticas de Fernández hacia la ex mandataria traiciones a lo GameOfThrones. La reconciliación entre ambos llegó en el 2017 por el deseo de Fernández de reunificar al peronismo para estas elecciones.

En el caso de Fernández de Kirchner, quién es la que ha causado mayor revuelo en los medios, su historia es más que conocida ya que fue la presidenta de Argentina durante el periodo 2007 al 2015 (12 años de kirchnerismo). La ex mandataria no pudo con la crisis y la fuerte deuda que arrastraba Argentina desde hace varios años atrás. Por el contrario, su mala gestión de la deuda producto del aumento del gasto público durante el impacto de la crisis financiera internacional del 2008 agravó aún más el problema. Además, ha sido investigada por escándalos de corrupción a lo Keiko  por enriquecimiento ilícito que causó el deterioro de su imagen pública (para más información de la candidatura del dúo Fernández click aquí)

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Por el lado del opositor, el actual presidente de Argentina desde el 2015, Mauricio Macri, asumió el poder con un equipo de economistas prometedor. Sin embargo, no pudieron mejorar los indicadores macroeconómicos. Entre sus errores está el no poder revertir la tendencia creciente de la deuda externa argentina. Asimismo, los dólares que entraban producto de ello no fueron correctamente utilizados por el Banco Central Argentino para combatir la devaluación del peso argentino (pocos dólares en la economía y muchos pesos argentinos). Esto se tradujo en una mayor devaluación del peso argentino, inflación y deuda pública que provocó la desconfianza de los inversionistas extranjeros y la salida de sus capitales del país.

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Fuente: Perfil- Periódico argentino

Ahora que he mencionado quiénes eran los candidatos puedo contar el contexto detrás de estas elecciones en Argentina. A pesar de todo, la población argentina ha estado dividida entre estos dos candidatos. Por un lado, muchos argentinos repudian el regreso del kirchnerismo en gran parte por la imagen de corrupción que trae consigo Fernández de Kirchner. Estos se han unido a las marchas del “Sí, se puede” de Macri que incluyó gritos de “Que se vaya presa” hacia la ex mandataria. Por el otro, los simpatizantes del virtual ganador son aquellos que se vieron beneficiados por las políticas populistas durante el kirchnerismo y que rechazan a Macri por ser un empresario más y por representar la continuidad de las medidas económicas. Esto evidencia como los rechazos hacia la imagen de uno u otro candidato han influenciado en estas elecciones.

Con estos resultados es posible que no haya una segunda vuelta pues Fernández supera el 45% de los votos. Entonces, ¿Qué se espera del próximo gobierno?  El reto es fuerte pues Fernández debe contar con un plan que reestructure sosteniblemente la deuda argentina y otorgue confianza a los inversionistas extranjeros. Asimismo, no debe caer en la jugada de aumentar el gasto público para estimular la economía, ya que impactaría negativamente en la inflación y el peso argentino en perjuicio de la población.

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No quería terminar este artículo sin mencionar que las últimas elecciones en Latinoamérica han estado cargadas de drama y polémica tal cual serie de Netflix­. Por ejemplo, hace una semana, Evo Morales, el actual presidente de Bolivia, disque ganó las elecciones en su país. Sin embargo, los bolivianos han alzado su voz de protesta por el presunto fraude detrás de estas elecciones. Asimismo, este domingo los uruguayos también fueron a las urnas y se espera una segunda vuelta entre Daniel Martínez del Frente Amplio (partido que ha gobernado el país durante los últimos 15 años en medio de una creciente inflación, desempleo e inseguridad pública) y Luis Lacalle, representante de la centroderecha. La pregunta es: ¿cuándo habrán elecciones limpias y con candidatos que traigan un cambio tangible en las economías frágiles de la región?