Los 365 días del 2018 nos muestran la velocidad con la que se producen cambios políticos y sociales en el país. En estos procesos, los jóvenes son actores clave por su capacidad de adaptación y respuesta rápida. Nuestro desarrollo personal y profesional no se da de manera aislada, sino que siempre estará vinculado a otros y al desarrollo de nuestro país. Por ello, quiero compartir 3 reflexiones a raíz de la coyuntura, el año nuevo y los jóvenes.

1. Un Perú sin referentes. El 2018 terminó aniquilando a la clase política más tradicional y cuestionada, aquella de Alan y Keiko, pero también a parte del sector empresarial con poder en el país, salpicado por la corrupción (siempre hay corruptores y corruptos, la responsabilidad viene de ambas partes).  El desprestigio es ahora generalizado, y casi nadie se salva. Es un desafío para los jóvenes porque tenemos que encontrar nuestro propio camino con pocos referentes dentro del país, contribuyendo desde nuestras propias habilidades y creatividad. Esto es también una oportunidad: los jóvenes tenemos una voz muy importante para superar esta crisis. El momento es ahora.

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No solo son Keiko y Alan. La clase empresarial también pasa por un mal momento. Nadie se salva y no existe una “persecución empresarial” como dijo Roque Benavides en el CADE. Se necesita una nueva manera de hacer las cosas y los jóvenes tienen una voz importante.

2. La importancia de la ética: fake news, plagios y fútbol (¿?). La ética, saber diferenciar entre lo correcto y lo que es malo, es tal vez la única garantía de que vayamos por el buen camino. Sin embargo, no siempre es fácil. Además de la corrupción, existen otras situaciones que requieren nuestro buen discernimiento. Por ejemplo, las redes sociales se inundan con noticias falsas que buscan manipular a la gente para generar desconfianza o caos. Esto nos debe mantener alerta. También se han presentado casos variados de plagio, desde postulantes a la alcaldía hasta fiscales reconocidos (¡nadie se salva!). Que esto nos sirva como lección: actuemos éticamente antes de compartir una noticia o presentar un trabajo. Demos el ejemplo. ¿Y el fútbol qué tiene que ver? En el 2018 vimos al Perú en el Mundial, y el trabajo realizado fue un ejemplo de ética deportiva (sin juergas ni escándalos), humildad y perseverancia. Una generación joven que nos puede servir de ejemplo.

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La hinchada peruana también fue impresionante y nos muestra que somos más grandes que nuestros problemas. Los jóvenes fueron una pieza clave en esta fiesta.

3. Las mujeres y la diversidad. El 2018 hemos vuelto a superar la cifra de feminicidios. Hasta noviembre eran 132: más de 1 víctima cada 3 días. Y el problema va más allá, ya que continúan situaciones de acoso y discriminación contra la mujer. Hay un problema de fondo: muchos hombres se consideran más que las mujeres y eso debe cambiar. Los jóvenes tenemos que seguir denunciando y presionando. Tolerancia cero. Asimismo, es importante continuar apostando por una sociedad más tolerante, inclusiva y respetuosa con todas las personas, sin importar su raza, condición socioeconómica, procedencia u orientación sexual. Esta es tal vez una de sus batallas más grandes, sobre todo cuando existe una corriente ultraconservadora en el mundo, con miedo a los cambios. La historia nos dará la razón.

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Nunca nos quedemos callados frente a situaciones de injusticia (¡o delitos!)

Los jóvenes tenemos un gran futuro por delante. Un nuevo año trae nuevos desafíos. Contribuyamos a sanar las heridas del país, y a construir una sociedad más justa para todos. Somos piezas fundamentales: que nadie nos diga lo contrario. Y tú, ¿cómo vas a contribuir con nuestro país?