[Alto contenido de spoilers]

Pienso en el final, en el final de las cosas y en el final de la nueva película (y estrenada en Netflix) de Charlie Kaufman, I’m Thinking of Ending Things. Es un filme complicado y enrevesado, a pesar de la aparente sencillez de su historia. Una joven pareja realiza un viaje en auto en medio de una oleada de nieve para conocer a los padres del chico, Jack. Simple en su figura, su fondo es una amalgama existencial, filosófico, surrealista, con diversas conversaciones cultas –con citas a poetas, pintores y críticos de cine. No es algo extraño o atípico: sus dos únicos filmes anteriores del director americano comparten personalidad y característica, Synecdoche, New York y Anomalisa.



Nada es lo que parece ser dentro de la película. Se dan indicios de esto desde el primer minuto: las anomalías atemporales dentro de la casa de los padres del joven novio, los constantes cambios en el nombre y en el oficio de la novia, el comportamiento extraño de Jack. Charlie Kaufman no es un cineasta que ofrece explicaciones (como mencionó en su última entrevista), desea que cada uno viva su propia experiencia. Por eso, existe disparidad entre muchos acerca de los sucesos que ocurren en el filme; sin embargo, todos parecen concordar en un punto: todo se vive dentro de la cabeza de Jack. No existe novia, sus padres murieron y hace mucho dejó de ser un joven. En realidad, es un anciano que trabaja de conserje en una escuela, sufre humillaciones por parte de los estudiantes y está obsesionado por el musical Oklahoma!.

Somos visitantes y espectadores dentro de la mente perturbada del protagonista. Inteligente, pero nunca pudo salir del pueblo de donde nació; tímido y con baja autoestima, a pesar de su constante egolatría debido a sus diversos conocimientos: todo eso es Jack. Nunca tuvo valor para pedirle el número de celular a la chica que imaginaba como su novia, nunca les presentó una chica a sus padres y nunca pudo destacarse en la vida. De viejo solo le queda imaginar, soñar y pensar en el qué hubiera pasado. Ahora sus fantasías son golpeadas por la realidad.



Charlie Kaufman siempre se ha interesado en la psique del ser humano, tratar de comprenderla y mostrar sus pensamientos y sentimientos a través de sus películas. A diferencia de su anterior obra, Anomalisa, donde nos narra el aislamiento y la monotonía de la vida adulta, I’m Thinking of Ending Things va acerca de la soledad, la dificultad de relacionarnos con los demás durante nuestra existencia y la inevitabilidad del envejecimiento. Ahora, más cerca de la muerte que nunca, los más grandes sueños de Jack eran recibir un Premio Nobel y protagonizar un musical similar a Oklahoma. Esa es la forma que le hubiera gustado que sea su final. Cantar y ser aclamado frente a decenas de personas que conoció a lo largo de su vida, sus padres, la novia que imaginó y todos. Pero en la escena todo luce falso, ridículo y pobre. Es porque es así. Todo es falso. Su verdadero final es morir de hipotermia, encerrado en su auto, en medio de una tormenta de nieve.

No hay forma de manejar el pasado y el futuro. Sin importar qué hagas, uno siempre va a terminar en un final: la muerte. Y al llegar, solo le queda rememorar recuerdos. Observar lo poco decidido que fue al tomar decisiones, comprometerse con ciertas elecciones en su vida. Se habla de un cerdo en la película. Un cerdo infestado de gusanos. Este representa el hombre (cerdo) siendo destruido por el tiempo (gusanos). De forma vil, el protagonista se autopercibe así. A algunos les toca serlo.



I’m Thinking of Ending Things puede verse de distinta manera. Mucho más ahora que nos encontramos aislados entre nosotros debido a la pandemia. El aislamiento y la soledad son unos temas recurrentes en estos días.  Cada uno encontrará la mejor forma de interpretarla. Ojalá todos también pensemos en el final de esta película.

Edición: Kelly Pérez.