Hace aproximadamente dos semanas, el mundo sufrió la caída de tres importantes redes sociales de la actualidad: Facebook, Instagram y WhatsApp. Millones de personas y empresas vieron afectados el desarrollo de su día al no poder desarrollar, según ellos, sus actividades económicas y sociales con normalidad. Este suceso causó mucha controversia. Puso en evidencia la fuerte relación que la humanidad tiene con estas aplicaciones por distintos motivos. Y, al final, nos invita también a reflexionar cómo sería un mundo sin esta tecnología. 

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Nadie puede negar las innumerables cosas positivas que las redes sociales nos han traído como sociedad. El simple hecho de poder comunicarnos tan rápida y sencillamente con personas al otro lado del mundo debe generarnos felicidad de vivir en esta época. Cuando nuestros padres y abuelos nos cuentan cómo era la comunicación hace 50 años, nos cuesta creer lo rápido que ha evolucionado todo. Pero ello, también nos lleva a pensar para todo lo que, en la actualidad, la sociedad usa las redes sociales y qué tan determinantes son estas en nuestro día a día. 

Así, el lunes 4 de octubre aproximadamente a las 11:30 a.m. hora peruana, Facebook, Instagram y WhatsApp, tres de las más utilizadas redes en Latinoamérica presentaron fallos técnicos que duraron unas seis horas en todo el mundo. Al inicio, los usuarios se reportaron en Twitter con un humor bastante tranquilo, realizando memes sobre la situación. Sin embargo, conforme pasaba el tiempo, las personas iban preocupándose por la utilidad que les daban a estas redes. 

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“Concreto en un 95% a través del catálogo de WhatsApp Business, del Marketplace de Facebook, del feed de Instagram”.

CNN recopiló algunas declaraciones hechas por individuos que utilizan las tres aplicaciones con fines laborales. Así, Dennys Lorena Pérez, terapeuta española menciono lo siguiente: “Soy mamá emprendedora, realizo almohadillas terapéuticas y mis ventas las realizo y concreto en un 95% a través del catálogo de WhatsApp Business, del Marketplace de Facebook, del feed de Instagram, y hoy con esta caída masiva no he concretado ventas”. Asimismo, el usuario Chris Gt. comentó que “Las redes sociales son parte de poder vender mis tours, tengo un pequeño negocio de turismo en Guatemala en el cual un 100% de las ventas son a través de Instagram, Facebook y WhatsApp”. Estos son solo tres de miles de testimonios hechos por personas que basan su trabajo en estas aplicaciones. Sus vidas no solo se vieron afectadas socialmente, sino también representó un día de pérdidas laborales no previstas para ellos.

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Queda demostrado entonces que, a pesar de ser apps que entretienen y nos permiten comunicarnos con amigos y familiares alrededor del mundo, hoy en día también sirven de forma comercial para distintos usuarios que dependen de su funcionamiento en un día normal de trabajo. Facebook declaró que “Las personas y empresas en el mundo dependen de nosotros para seguir conectadas” y no se equivoca. Nuestra sociedad ha creado una dependencia hacia estas redes sociales. Ello, para bien o para mal, nos ayudan a conectarnos para distintos fines con otras personas.

Esta “necesidad”, en un futuro, podría causar problemas, al no contar con alternativas similares y tan usadas como lo son Facebook, Instagram y WhatsApp. Sin embargo, esta situación ha permitido a los usuarios reconocer que no pueden tener como única opción a estas aplicaciones. Ello, ha fomentado el uso de nuevas tecnologías como Telegram para mensajes, Zoom para videollamadas y hasta el regreso de Gmail y correos electrónicos para pedidos y entregas. Así, de presentar fallos, las empresas virtuales o que utilizan esto para su comunicación diaria no quedarán estancadas ante posibles fallos y esa “dependencia laboral” poco a poco irá desapareciendo.

Editado por: Paolo Pró