Llevamos más de dos meses encerrados en nuestros hogares. Aburridos, separados y confinados; muchos desean alejarse de la monotonía de los días y buscan nuevas experiencias en lo desconocido. Algunos, por ejemplo, intentan cocinar Pollo a la brasa en olla; otros se inscriben en cursos que –probablemente– abandonarán cuando termine esta pandemia; y unos –de hecho– ya empezaron una nueva etapa de estrés, ansiedad y depresión con las nuevas clases virtuales impuestas por las universidades. Cada persona tiene su propia historia de cuarentena.

Por mi parte, ya he visto las distintas producciones que Netflix que nos ha ofrecido estos últimos años. A veces le sale bien y nos traen obras como The Irishman o A Marriage Story; en otras, nos entregan comedias románticas adolescentes como The Kissing Booth, Sierra Burgess Is a Loser, To All the Boys I’ve Loved Before. Es cruel la comparación, pero cada una tiene bien definida su público objetivo. Estas últimas son populares en jóvenes, personas que –simplemente– desean desconectarse de todo, alejarse de los problemas cotidianos y entretenerse. Oye, y eso no está mal.



The Half of It es la nueva película de Netflix estrenada el último primero de mayo. Su trama es sencilla: Ellie Chu es una estudiante aplicada, creadora de un negocio donde ella resuelve la tarea de sus demás compañeros de clase. Es una monopolista, con unos precios muy altos, y por ello es objeto de acoso de los estudiantes. En serio, son carísimos. De hecho, le cobra 50 dólares por escribirle una carta de amor a Paul Munsky, un pobre chico enamorado con una oratoria más pobre que un sordomudo tartamudo y crecido en el seno de una familia inspirada en los asesinos de The Texas Chainsaw Massacre. Es irónico lo capitalista que es proviniendo de una familia nacida en China.

Paul quiere entregarle la carta a Aster Flores, una de las chicas más populares del instituto. Desea enamorarla a través de historias de abuelas muertas y papas sumergidas en malteadas. Ellie lo ayuda a escribir una mejor, llena de mensajes filosóficos y de citas de amor sacadas de películas de Wim Wenders. Ambos idearán un plan donde se descubrirán amores escondidos, triángulos amorosos, secretos y recetas de salsa para un taco de salchichas, el sueño de caníbales mexicanos.



El caso es que la chica protagonista también está enamorada de Aster. Dejando atrás el uso de la homosexualidad en películas reducidas a momentos cómicos o solo por el mero hecho de ser inclusivos, la película se enfoca más en el romance, y no en una lucha contra la opresión de un sistema. Esto sería genial si el filme se hubiese enfocado mucho más en el trasfondo y los pormenores de enamoramiento. Nunca se entiende (o es poco) por qué Ellie y Paul se enamoran de Aster. Cosas pequeñas se mencionan, pero nada tan fuerte como para que ambos conspiren solo para tener una cita con la chica popular. Es más, lo que muestran de Aster es bastante poco. Ella tiene una relación con un tipo superficial, exageradísimo. El novio está a punto de proponerle matrimonio , a pesar de que ambos ni terminan el instituto y, lo peor, es que –aparentemente– lo único que tienen en común es que ambos son interpretados por actores que Netflix contratará para películas de corte similar. ¿No crees que estás siendo demasiado denso?

La película tiene diálogos, conversaciones interesantes, como la de un trazo en la pintura, citas a Sartre y Camus, pero mi favorita es la que le dice Paul a Ellie cuando descubre su homosexualidad. Sacadísima. Tantas semanas de amistad para que lo primero que digas después de enterarte de su secreto es eso. Como si se tratase de un fanático religioso y, si así fuera, nunca se mostró ese lado del chico más que cuando Ellie le preguntó si creía en Dios.



The Half of It está lejos de ser memorable y digna de ser recordada después de años. No destaca en nada en particular más que en mostrar una mayor representación de mujeres asiáticas homosexuales en el mundo del cine. Y esto está bien. De hecho, lo que más puede sobresalir (y lo que más me gusta) del filme es que no muestren como una extrañeza el romance de dos mujeres porque, valga la redundancia, son solo dos personas enamorándose.

De acuerdo o no, lo que sí no hay discusión es que cada uno disfruta la película que desee y lo mejor es no juzgar a nadie. Como a mí, que después de terminar este artículo empezaré a ver una película taiwanesa estrenada en el año 1983. La encontré después de 3 años de búsqueda y es el día más feliz de mi vida… al menos hasta que me entreguen los resultados de mi prueba serológica de COVID-19.

Edición: Kelly Pérez V.