Es de conocimiento público que uno de los problemas que más aqueja a los países en vías de desarrollo nuestro amado Perú entre ellos es la pobreza en todas sus dimensiones. Los niveles de pobreza no son solo un dato numérico, sino que estos reflejan la calidad de vida de miles de familias peruanas. De esta manera, dicha situación puede llevar a que muchos hogares no se encuentren en la condición de vivir una vida plena.

Por ello, el primer Objetivo de Desarrollo Sostenible (2015) es la eliminación de todos los tipos de pobreza #CrucialYDeterminante. A pesar de que esta situación abarca diversos aspectos de la vida, por el momento nos enfocaremos en su dimensión más discutida: la pobreza monetaria. Se considera que un hogar es pobre si se encuentra por debajo de cierta cantidad de ingreso monetario y esta depende de cada país. La pobreza monetaria logra darnos una idea de la proporción de personas que deben sobrevivir (alimentarse básicamente) con una cantidad reducida de dinero.

Si nos enfocamos solo en el Perú, a primera vista parece que veníamos haciendo un gran trabajo con respecto a la reducción de la pobreza monetaria. Sin embargo, la crisis sanitaria y económica ha generado que se pierda todo el avance en cuestión de meses. Entonces, ¿de veras estábamos reduciendo la pobreza o simplemente se estaba empujando a las familias ligeramente sobre la línea de pobreza?

El Perú ha logrado disminuir la pobreza monetaria de un 49.1% de la población en 2006 a un 20.2% en el 2019. Este gran progreso significa que aproximadamente 9 millones de personas han logrado cruzar y ubicarse por encima de la línea de pobreza #NadaMal. Los principales factores a los que se les atribuye este avance son dos: el ciclo económico positivo y las transferencias económicas brindadas por ciertos programas sociales. En primer lugar, el país depende mucho de los términos de intercambio internacionales (precios de commodities en su mayoría). En la última década, el Perú ha enfrentado un panorama positivo a partir del alto crecimiento de China principalmente, lo cual ha permitido que la producción y la inversión aumente a pesar de la política #DécadaDePresidentesPresos. El incremento de dichos indicadores presenta un efecto positivo sobre todos los agentes económicos en cierta medida, dadas las cadenas productivas y de consumo. ¿Cómo es eso? Toda empresa exportadora posee proveedores y empleados, a los cuales se les paga una porción de sus mayores ingresos, y estos consumen o pagan a sus proveedores, y así sucesivamente.  Esto contribuye a la generación de empleos tanto formales e informales, dada la buena situación externa. Como consecuencia, muchas familias comienzan a recibir más ingresos que permiten que ya no se les considere pobres.

COVID-19, pobreza monetaria y desigualdad. Lavado y Liendo, 2020

En segundo lugar, la implementación de programas sociales como Juntos o Pensión 65 que se basan en transferencias monetarias ha logrado que de la misma manera los ingresos familiares se vean directamente modificados. Las personas deben cumplir con ciertos requisitos para poder recibir los subsidios (demostrar que se busca trabajo, por ejemplo), pero finalmente el ingreso familiar es el que recibe un refuerzo para tan solo pasar la línea de pobreza una ayuda del Estado.

A pesar de que los programas sociales de transferencias monetarias sirven para ayudar a las familias de pobreza y/o pobreza extrema, la inyección de dinero puede ser utilizada como estrategia para simular un avance en la reducción de la pobreza y solo maquillar las cifras. ¿Cómo puede suceder eso? Ahora el tío anónimo te explicará este trucazo. Existe una línea por debajo de la cual una persona es considerada como pobre. Entonces, si los programas sociales se orientan a destinar dinero a las personas que se encuentran muy cerca de esta línea, el nivel de pobreza se reducirá en una cantidad considerable. Sin embargo, estas personas que apenas pasaron este umbral de la pobreza son demasiado vulnerables. Ante cualquier shock negativo podrían regresar a dicha condición. Esperemos que las autoridades no hagan esto a propósito y solo quieran cambiar las cifras que salen en periódicos para hacerse más famosos y no el verdadero bienestar de las personas. Esto último es un factor que preocupa en los tiempos de pandemia, ya que este shock negativo hará que las personas que están cerca de la línea de la pobreza pasen a ser pobres nuevamente.

Instituto Peruano de Economía, 2019

Aunque la pobreza se ha visto reducida, esto parece ser solo en apariencia, como fue señalado previamente. La situación actual nos ha demostrado que gran parte de los hogares, que habían logrado salir de la pobreza, se encontraban fuera de esta condición a las justas #ComoTúEnLaMatrícula. Tanto el apoyo del Estado como los ingresos generados por trabajos generados por el crecimiento del Perú resultaron ser demasiado vulnerables y sumado una pandemia global y todo lo que conlleva, gran cantidad de personas regresan al otro lado de la línea de pobreza del que tanto les había costado salir. Todo el progreso (tal vez no muy real) se arruina y es por ello que se pierde una década de supuesto avance así es, como en el título.

Como se puede ir deduciendo, la situación laboral de la población es uno de los factores más importantes en los niveles de pobreza. Para el indicador de pobreza monetaria, es fundamental el tipo de trabajo que poseen los proveedores de recursos en una familia. La razón es que un trabajo formal puede asegurar ingresos fijos para cada mes, entre otros beneficios (seguros de salud, CTS, etc.), mientras que muchos trabajadores independientes o asalariados formales o informales son los que poseen una mayor volatilidad en los ingresos. En muchos casos, este último grupo puede percibir ingresos diarios y vivir de ellos día a día justamente los que no se pueden quedar en sus casas.

De esta manera, los trabajadores independientes o asalariados informales conforman el grupo “no pobre, pero vulnerable”, pues se encuentran en riesgo de volver a encontrarse en condición de pobreza, ya que esta depende bastante de su condición laboral y del salario que perciben. Asimismo, son los que principalmente sufrirían los estragos del declive económico producido por la pandemia. Según la Encuesta Nacional de Hogares del 2018, 1.5 millones de hogares se encontrarían en riesgo de volver a la pobreza como producto de la crisis generada por la pandemia. De esta forma, la situación de pobreza sería inmediata, ya que según el Instituto de Estadística e Informática (INEI), aproximadamente el 50% de los empleos (2.6 millones) se perdieron en el segundo trimestre del año solo en Lima Metropolitana. Muchas causantes de este desempleo fueron producto de las medidas impuestas para contrarrestar la pandemia, debido a que varias empresas tuvieron que recortar gastos durante la cuarentena. Al mismo tiempo, distintos negocios procedieron a cerrar debido a las pérdidas que enfrentaban.

COVID-19, pobreza monetaria y desigualdad. Lavado y Liendo, 2020

Asimismo, no es preocupante únicamente el desempleo, sino, como una consecuencia, la migración del empleo formal al informal, pues aumenta el número de familias vulnerables a la pobreza. Según Diego Macera, gerente del Instituto Peruano de Economía, el cierre de un gran número de microempresas formales podría llevar a una transición de trabajadores del ámbito independiente al de menos productividad (como el subempleo) o al informal (IPE, 2020). Por ello, no sería sorpresa encontrar una tasa de informalidad más alta en los próximos meses (la actual es de 72%, podría esperarse una de 80%, según Macera). Las medidas a tomar durante la segunda mitad del año son importantes para la evolución del desempleo y su implicancia en la pobreza del Perú.

Toda la pérdida de empleo y migración a la informalidad terminan teniendo implicancias en las proyecciones que se tienen de pobreza monetaria. Tantas personas que habían salido de la pobreza solo gracias al crecimiento, al parecer, seguían siendo vulnerables y solo se necesitaba perder un par de meses de trabajo para volver a dicha condición. El Estado debería, entonces, preocuparse por que las personas reciban más dinero o por las que tengan una vida estable y una fuente de ingreso que no penda de un hilo #¿QuéOpinas?

Finalmente, es importante resaltar dos ideas:

  1. La pobreza no solo es monetaria. Es bien sabido que las personas no solo necesitan dinero. Es indispensable que la pobreza sea vista como la falta de diversos recursos básicos. La pobreza multidimensional cumple con tomar en cuenta más aspectos que el dinero como la salud pública, electrificación y servicios de agua potable (sería bueno añadir estabilidad de empleo como se ha enfatizado aquí). A pesar de que sea más difícil medir este tipo de pobreza, es la que debería recibir más atención.
  2. Si perdimos diez años, no debemos tomarnos diez más para recuperarnos. El Estado debe notar que el problema se ha venido abordando desde un ángulo que no ha resultado tan bien. Si el progreso de una década se puede perder tan rápido, algo debe de cambiar. Anónimo recomienda que se impulsen cambios estructurales y deje de apuntarse solo a las personas que están cerca de la línea de pobreza. Si el enfoque logra cambiarse y se priorizan más aspectos (no hay que abandonar los programas sociales ni dejar de valorar el crecimiento), se podrían conseguir dos objetivos importantes: recuperar los niveles de pobreza que se habían logrado y dejar de ser tan vulnerables para que esto no nos vuelva a pasar.

En conclusión, la pandemia ha creado diversas repercusiones negativas para la economía. Una de estas se ve reflejado en los niveles de pobreza monetaria, los cuales posiblemente seguirán incrementando sus cifras en los próximos años destruyendo todo lo logrado en el Perú desde inicios del siglo XXI #Perdimos. Sin embargo, si bien se ha debatido ampliamente sobre la pobreza monetaria, sería importante extender la discusión tomando en cuenta el enfoque de la pobreza multidimensional. Es necesario considerar factores como el desarrollo en el nivel educativo, en la salud, entre otros. Finalmente, dada la coyuntura política, cabe preguntarse lo siguiente: ¿las malas decisiones económicas pueden demorar la recuperación 10 años más?

Referencias:

Lavado y Liendo (2020). COVID-19, pobreza monetaria y desigualdad. Foco Económico.
IPE. (16 de Junio del 2020). Casi la mitad de empleos se perdieron. Instituto Peruano de Economía. https://www.ipe.org.pe/portal/casi-la-mitad-de-empleos-se-perdieron/.
Objetivos de Desarrollo Sostenible. PNUD. (2015)
ONU (1995). The Copenhagen declaration and programme of action: world summit for social development 6–12 March 1995. New York: United Nations, 1995.

Edición: Claudia Barraza