En un artículo anterior de Voz Actual (Último round: la pandemia y el nuevo gabinete), hablábamos acerca del gabinete de Pedro Cateriano y cómo de su éxito dependería del futuro del país. Lamentablemente, nuestro querido Congreso (¡¿por qué Dios, por qué?!) decidió no otorgarle el voto de investidura provocando su renuncia. Así, en medio de la peor crisis sanitaria, económica y social de la cual se tenga memoria, el Congreso decidió añadir una crisis política (¿sino cuál era la diversión, pues?).

Para justificar la denegatoria de la confianza, diversos congresistas y líderes políticos ensayaron una gran variedad de excusas (que llegaron a ser ridículas). Por ejemplo, el presidente del Congreso, Manuel Merino de Lama dijo -exasperado- que no se le había dado la confianza a Cateriano por no haber presentado resultados[1]. Desde Voz Actual nos preguntamos, ¿qué resultados podría presentar un ministro en apenas 18 días de gestión? Otro caso digno de mención es el de Carmen Omonte, congresista de Alianza Para el Progreso (APP), quien manifestó que “César Acuña le ofreció apoyo a Cateriano en su gestión; sin embargo, no sobre voto de confianza”. Nuevamente, cabría entonces hacerse la pregunta: ¿qué gestión podía hacer Cateriano sin voto de confianza? Como siempre, nuestro querido Congreso demostró que siempre se puede caer un poco más abajo en el hoyo.

El mismo día que se consumó la caída del cuarto gabinete del gobierno de Martín Vizcarra, el renunciante primer ministro dijo que el presidente del Congreso le “había advertido” que no habría consenso para que se le otorgue la confianza si no retiraba del cargo al Ministro de Educación, Martín Benavides[2]. Ahora bien, en una democracia pueden existir diferencias ideológicas entre las ideas y políticas de un miembro del gobierno. Esto es totalmente natural y saludable. Sin embargo, lo que no debería ocurrir es que intereses particulares dominen el debate y busquen sacar a miembros del gobierno que les pueden resultar incómodos para obtener un beneficio propio. Esto es lo que estaría pasando, por ejemplo, con los congresistas del partido Podemos Perú, quienes tienen vinculaciones con universidades no licenciadas por la SUNEDU. Hay que recordar que este partido pertenece a José Luna Gálvez, propietario de la universidad TELESUP (sí, esa que tenía una fachada falsa y atrás no había nada). No obstante, los congresistas argumentaron que la denegatoria de la confianza había ocurrido por diferencias ideológicas y programáticas con Cateriano.

¿Qué podía hacer Martín Vizcarra para salvar la política educativa? Pues, una jugada interesante: mantener básicamente al mismo gabinete, cambiando la cabeza, obligando al Congreso a darle la confianza para no quedar mal frente a la opinión pública. Esto fue lo que efectivamente ocurrió. Descabezado el Consejo de Ministros, el presidente optó por nombrar a Walter Martos, ministro de Defensa, como premier. Martos mantuvo casi intacta la conformación del gabinete: la gran mayoría de ministros han sido ratificados en sus cargos y solo hubo cambios en las carteras de Energía y Minas, Mujer, Defensa; y, Trabajo. De esta última, salió Martín Ruggiero el joven abogado conocido como “el ministro work & travel” (aunque, verdaderamente, un work & travel dura 3 meses, no 18 días).

El premier Walter Martos pide el voto de confianza al Congreso el pasado 11 de agosto.

Si las diferencias eran pues, programáticas -como tanto les gustaba decir a nuestros parlamentarios- sería congruente que el Congreso no le dé la confianza a este gabinete también. ¿No? Teóricamente no tenían nada que perder (además de la dignidad y lo que quedaba de su credibilidad) ya que, en el último año del gobierno, el Congreso no puede ser disuelto. Sin embargo, el gabinete Martos sí obtuvo el voto de confianza con 115 votos a favor[3]. ¿Qué pasó? Pues las diferencias no eran programáticas ni ideológicas. Algunas bancadas pensaron que podían amedrentar al presidente para obtener un ministro de educación que no fuera un defensor de la SUNEDU y la reforma universitaria. Al poner un gabinete muy similar (con otra cabeza), si estos partidos no le daban la confianza quedarían como obstruccionistas en medio de una pandemia y a menos de un año de las elecciones generales. Para salvar su reputación, solo les quedó darle la confianza. Sin embargo, aún no podemos cantar victoria.

Las mociones de interpelación y potenciales censuras contra los ministros (especialmente Economía y Educación) continuarán. El jueves 13 el Ministro de Educación pasó por el proceso y la bancada de UPP ya anunció que promoverá una censura. Algunos partidos buscan “tirarse abajo” la reforma universitaria y aprobar proyectos de ley que generarían un forado en nuestras arcas fiscales. Para esto, les conviene quitar del camino a Martín Benavides y a María Antonieta Alva. Si los ministros son censurados, los partidos que impulsen esta moción estarán mostrando su verdadera cara. Le enseñarán al país, cómo en medio de una pandemia y con los casos de coronavirus en alza, optaron por obstruir cualquier salida. Solo nos queda tomar nota de esta deuda y cobrarla en las elecciones. La mejor forma de castigar a un partido es en las urnas.

Editado por Isabela García


[1] https://rpp.pe/politica/congreso/pedro-cateriano-manuel-merino-caida-del-gabinete-no-obedece-a-las-interpelaciones-de-los-ministros-fue-por-incapacidad-noticia-1284639

[2] https://gestion.pe/peru/politica/cateriano-se-me-advirtio-que-no-habia-consenso-por-ratificacion-del-ministro-de-educacion-y-que-iba-ser-dificil-obtener-la-confianza-noticia/

[3] https://elcomercio.pe/politica/congreso/primer-ministro-walter-martos-recibio-el-voto-de-confianza-del-congreso-asi-se-desarrollo-el-debate-y-su-discurso-que-convencio-martin-vizcarra-noticia/