Llegó el verano y, como es costumbre, muchos se van a la playita, a pasear con amigos o con la familia. Lo mejor de esta temporada es que, en algunas empresas, existe el famoso “horario de verano” #ParaMíNoExiste. En pocas palabras, este permite que los trabajadores adelanten una hora en sus relojes y puedan salir más temprano. Ello parece ser beneficioso para todos; sin embargo, ¿realmente existen ventajas? Hoy, VA intentará explicarte por qué, tal vez, en tu empresa no han instaurado el horario de verano #NoEsPorqueParezcasFlojo.

Existen dos posturas respecto al horario de verano. Entre las ventajas que señalan sus simpatizantes, se encuentra el ahorro de energía. Por ejemplo, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) indicó que, en la Unión Europea, esta jornada permite ahorrar hasta el 5% de energía gastada en iluminación, lo cual equivale a 300 millones de euros.

Pero ¿cómo funciona este mecanismo? Lo que el horario de verano busca es que se traslade el consumo de una hora específica a otra. El cambio supone que la demanda en horas tempranas sea menor, ya que las personas no se levantarían temprano. Entonces, el incremento de consumo de energía ocurriría por las tardes, pero sería menor a lo ahorrado en la mañana. En resumen, el consumo global diaria disminuiría (Massa, 2015). El problema con este supuesto es que está sujeto al consumo responsable de los ciudadanos.

Además de ello, otra ventaja resulta en el hecho de que aumente la productividad de los trabajadores. Esto se debe a que salir más temprano de la oficina, podría motivarlos a realizar sus labores con mayor velocidad y empeño en un mundo utópico. Además de que los trabajadores estarían más motivados, ya que podrían realizar otras actividades fuera del horario de trabajo #SeReduceElEstrés #MásPlayita.

Por su parte, quienes están en contra del horario de verano, como la compañía de seguro europea Acierto, señalan que este itinerario puede derivar en afecciones a la salud. En particular, advierten que las lesiones aumentan en 6% en aquellas ocupaciones que requieren mayor esfuerzo físico, además de que aumenta el riesgo de sufrir de migraña e hipertensión. Por ende, muchos detractores indican que un horario laboral razonable no puede ser el mismo para todos, ya que depende de la ocupación y estilo de vida de la persona.

Por otro lado, según un estudio realizado en el 2007 por el departamento de Transporte en Estados Unidos, en las regiones más calurosas del país, el uso de energía aumentó por el mayor uso de aire acondicionado y el consumo de combustible no mostró un cambio estadísticamente significativo. En consecuencia, el estudio concluyó que el ajuste de horario debería realizarse a nivel local, según la latitud y el clima de la zona. De esta forma, se aprovechará su impacto en actividades como el transporte aéreo o las transacciones bursátiles.

Además de ello, implementar un horario de verano podría no resultar productivo en todos los casos. Mientras que, en una oficina, podría ocurrir que el trabajo durante el verano sea menor; en un supermercado, el flujo de clientes podría incluso ser superior, ya que las personas tienen más tiempo para dedicar a las tareas del hogar. Por lo tanto, implementar el horario de verano en el segundo tipo de empresas resultaría en pérdidas para el lugar.

En conclusión, el horario de verano resulta una iniciativa con numerosas ventajas y desventajas que hacen controversial su aplicación. Dependiendo del comportamiento de los trabajadores, el clima de la zona, el tipo de esfuerzo que requiera la ocupación y el estilo de vida de la persona, puede resultar beneficioso o desfavorable tenerlo. Por tanto, si aún tienes la esperanza de que en tu chamba instauren este horario, considera que tu jefe podría estar evaluando otras variables, además de tus ganas de salir una hora más temprano #Lloranding.

Editado por Claudia Barraza