En el transcurso de una semana, el Superbowl y la entrega de los Oscar, han brindado un mensaje sutil, aunque estruendoso por su significado, sobre las políticas de inmigración y el trato igualitario que se merecen todas las personas (sin importar raza, sexo, nacionalidad, y así la lista continua), especialmente en Estados Unidos (y en cualquier parte del mundo incluido nuestro Perú).

El cast de Parasite con el premio a Mejor Película.

El pasado domingo se transmitió a nivel mundial la edición N° 54 del Super Bowl que se jugó en Miami. Para todas las personas que conocen poco o nada del fútbol americano (uno de los principales deportes en EE.UU.), la única gran expectativa que había era sobre el show de medio tiempo. ¿Quiénes eran las invitadas? Nada más y nada menos que Shakira y Jennifer López. Está de más decir, y si uno ha visto los 15 minutos que dura el show, que ambas cantantes brindaron un performance digno del evento que lo ameritaba. Sin embargo, el baile y el canto no fueron las únicas buenas impresiones que se pueden recoger de los actos; la sola presencia de ambas significaba que dos mujeres latinas brillaban en un evento deportivo que es considerado netamente como uno de los pilares de la cultura estadounidense.

A pesar de que el anuncio de la participación de las cantantes habrá servido como una cachetada a aquellas personas que creen que el inmigrante latino es menos que ellos, uno de los segmentos de actuación de López los habrá dejado boquiabiertos y listos para atacar en Twitter. Así, a medida que el show avanzaba, Jennifer López, hija de padres de Puerto Rico (territorio perteneciente a Estados Unidos, aunque Donald Trump lo quiera negar o hacerse el loco como siempre) cantó junto con su pequeña hija. Ambas estaban vestidas con la bandera de Puerto Rico, y cantaron un pequeño extracto de “Born in the USA”, mientras que a los alrededores había jaulas con niños dentro cantando junto a ellas. Está claro que esta parte de la presentación fue una clara crítica a la política de inmigración que ha impartido la administración de Trump. En la frontera con México separan a decenas de niños de sus familias cuando estas son detenidas al tratar de entrar al país sin documentación. Los niños son dejados en establecimientos (o jaulas) con servicios básicos precarios y sin ningún tipo de soporte o información sobre sus padres o apoderados. Ante esta escena devastadora, López recordó a todos la situación de injusticia en la que todavía viven niños latinos en las fronteras, y Puerto Rico es Estados Unidos.

JLo y Emme juntas en el escenario.
JLo y Emme juntas en el escenario.

Por otro lado, si bien el antepasado fin de semana nos trajo mucho que recordar y admirar, el domingo pasado trajo una alegría más. A la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (más conocida como la institución que te trae cada año los Oscars) siempre se le ha criticado su falta de diversidad en las nominaciones peor aún en la elección de los verdaderos merecedores de la estatuilla dorada, y que sus miembros no están a la altura de los cambios que se piden en la actualidad. No obstante, en un giro impresionante de sucesos, el fin de semana fue de Parasite, ganadora como Mejor Película, además del claro premio a Mejor Película de Habla No Inglesa. La película del realizador surcoreano Bong Joon-ho arrasó con las categorías a las que estaba nominada y su reconocimiento fue más que meritorio, al ser una película que te cautiva con su mensaje y con su inesperado final. Parasite se proclamó como la única que ha podido conquistar las categorías ya mencionadas, demostrando que el cine premiado no solo debe ser el producido en Estados Unidos, sino que el talento se puede encontrar en cualquier rincón del mundo.

Bong con dos de sus cuatros Oscars ganados el domingo pasado.
Bong Joon-ho con dos de sus cuatro Oscars (Photo by Rachel Luna/Getty Images).

Aunque Estados Unidos sea el único país mencionado en este pequeño texto, no olvidemos que en varias partes del mundo el desprecio a los inmigrantes es un mal que nunca llega a desaparecer. No está mal defender lo que caracteriza lo nuestro o celebrarlo y promoverlo; sin embargo, no debemos dejar que esas acciones se transformen en actos de odio y desprecio a lo que viene de afuera.

Edición: María Gracia García