Una de las compañías más famosas, el lugar donde todos tus sueños se van a cumplir y la razón por la cual muchos de los niños que crecimos viendo sus películas tenemos esperanzas inciertas de ser encontrados por una princesa y vivir felices por siempre… o no era así. Pero Disney es una de las compañías más grandes del mundo y como tal, su principal rol no es ser altruista y cumplir tu sueño, ni deberíamos esperar que lo sean, pero no se puede ignorar que está realizando ciertas conductas cuestionables.

Toda esta idea empezó cuando tuve un día de descanso médico por resaca y decidí ver qué cosas nuevas tenía Netflix para ofrecer. Me puse a ver una película llamada Saving Mr. Banks (El sueño de Disney, en español) y me preocupó que hayan jugado con la historia de una cierta manera tan desconcertante. La trama de la historia se trata de cómo la autora de los libros de Mary Poppins le entregó los derechos a Disney para que hagan la respectiva película, pero se toman muchas libertades con el guion. Un ejemplo es la premisa base, en la película dicen que P.L. Travers (la autora) se negó a darle los derechos de la película a Disney hasta que estuviera de acuerdo con el guion, la historia e incluso los actores; lo cual es falso, pues, cuando Travers llegó a California, Disney ya tenía los derechos asegurados. Pero el peor caso fue en el final, Travers tenía un desdén a los dibujos animados y nunca aprobó la inclusión de los pingüinos bailando con Dick van Dyke (Bert y Mr. Dawes en la película), por lo que lloró de frustración en la premier de Mary Poppins; sin embargo, hacen parecer que se puso a llorar porque se conmovió con la película.

El baile mencionado

El baile mencionado

Nada de esto es un problema, todos saben que a pesar de que una película diga “basado en hechos reales” no significa que sea verdad. Es más, un juez lo aclaró cuando demandaron a Warner por la saga de El Conjuro que decía “basado en hechos reales” y supusieron que tendrían que probar la existencia de fantasmas. El problema radica en los críticos, si uno ve otras piezas históricas, siempre mencionan la certeza de la película, pero no en esta… ¿por qué? Bueno, esto es porque el conglomerado Disney ha estado adquiriendo la mayoría de las compañías mediáticas y si bien no sobornan a los críticos, sí coaccionan sus reseñas de otras maneras.

El 22 de noviembre del año pasado se realizó una fuerte protesta en contra de Disney por un tema con el periódico Los Ángeles Times, pues los críticos se dieron cuenta que desde que se estrenó “Thor”, los habían dejado de invitar a las funciones previas a los estrenos, como es costumbre allá, por una mala crítica. El periódico escribió un artículo sobre cómo la compañía ejercía influencia sobre las elecciones de Anaheim (donde está ubicado Disneyland) y como resultado, Disney estableció una censura corporativa, no los volvió a invitar a ningún evento, lo cual, directamente afectaba a su público.

Esto se puede ver clarísimo en las adquisiciones de Marvel y Star Wars. Por su lado, los periódicos no pueden permitirse dejar de hacer reseñas sobre Marvel pues es un fenómeno global y todos quieren saber si vale la pena o no ir al cine. Es cierto, algunos irán de todas maneras, pero las críticas cuentan. Un ejemplo de esto es la diferencia entre las críticas de los fans a las nuevas películas de Star Wars y las reseñas de los críticos profesionales. “El despertar de la Fuerza” tiene un 93% en rotten tomatoes (página web de críticas) cuando la película no es nada más que una adaptación de la original estrenada en 1977.

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No estoy diciendo que Disney sea una compañía malévola, ni tampoco que haya algo de malo con la adquisición de franquicias que puedan generar rentabilidad a la compañía, pues al final del día, es eso, una compañía, no la podemos juzgar por sus tácticas comerciales. Pero me parece que hay un límite y Disney está jugando con él, pues la compra de compañías de distribución masiva como ABC, con las cuales son dueños de periódicos locales, prácticamente, en cada estado de los Estados Unidos genera un riesgo de empleabilidad no sólo a los críticos, pero también a los reporteros quienes quieren hacer una nota en contra de Disney. Solo porque es una compañía que es adorada por millones de personas (incluyéndome), igual debe responder al escrutinio público.

Edición: Sofía Flores