En los últimos días hemos podido ver que el Perú ha tomado las medidas adecuadas y algunas un poco exageradas para mantener a las personas que vivimos en este adorable país dentro de nuestras casas. Sin embargo, como las adorables personas que somos, no nos vino muy bien acatar dicha medida al pie de la letra desde el primer momento, por lo que vimos cómo las medidas se hicieron más estrictas conforme avanzaba la semana.

Aun así, este artículo no trata sobre las empresas, las personas, algunos alcaldes molinenses o las instituciones que incumplieron cínicamente las disposiciones del Gobierno del Perú. En cambio, quería analizar qué tan mal bien les ha ido a otros países (e instituciones) al tratar de controlar el bravo animal que es el sector privado y hasta la sociedad civil. Veamos pues 5 casitos que ejemplifican bien que hay personas que se zurran incumplen las normas a diestra y siniestra.

  1. Disney: el mundo de los sueños y las sonrisas no se pudo dar el lujo de mantenerse en regla durante estos últimos días. Prueba de esto es que, al mismo tiempo que se daban los primeros casos de COVID-19 en Estados Unidos, Disney optó por llevar a cabo uno de los eventos que capta el mayor número de personas en todo el año: el Happily Ever After, lo cual aseguró un lleno total en todo el parque.
  • Google: entonces, ¿está bien hablar del coronavirus o no? Es lo que muchas personas se preguntan al saber que Google ha estado desmonetizando un gran número de videos que simplemente nombran por un par de décimas de segundo el susodicho c***virus. Si bien las grandes cadenas de noticias sí pudieron hablar del tema, los más pequeños continúan viendo cómo sus videos siguen siendo desmonetizados en la plataforma, además de ser víctimas de shadowbanning (bloqueo de contenido). ¿Si uno quiere tener la mayor cantidad de información, es esto lo más beneficioso? Es más, no he podido encontrar a una fuente que se refiera a esto (que no sea Dross), así que aquí dejo a uno de los youtubers más confiables que he podido encontrar, que sí se atrevió a hablar del tema.
  • Latam: Busquen en noticias de Google “fliying tickets price” o lo más parecido que se les ocurra. Lo primero que podrán ver son noticias referentes a cómo las aerolíneas en Europa, Estados Unidos y Asia han seguido una baja en el precio de sus pasajes en casi todo el mundo… menos en Latinoamérica. Y es en este caso que Latam se ve como el peor de los transgresores. Ustedes ya conocen las noticias, han visto cuán difícil fue llegar a peruanos en todo Latinoamérica dados los altos precios. Simplemente te da mucho para pensar.
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  • Gamestop: Una cosa es ser hipócrita y otra es poner en peligro a muchísimas personas solo para mantener a flote a una empresa decadente. Este es el caso de Gamestop, retailer de videojuegos estadounidense que afirmó que sus productos son “imprescindibles” para la vida de un gran número de personas, lo cual fue su principal argumento para mantenerse en el mercado.
  • Las Olimpiadas Tokyo 2020: Este es el único ejemplo de la Sociedad Civil que tocaré. En un escenario alarmante en el que es altamente recomendable no aglomerarse en lugares específicos ni relacionarse con gente de otro país, el Comité Olímpico Internacional no ha querido cambiar la fecha de comienzo de las Olimpiadas del 2020 y al parecer no piensa cambiarla en el corto plazo. Es más, hoy ya comenzó su viaje la llama de los Juegos Olímpicos. Si es que todos tomamos estas medidas con la seriedad necesaria, ¿por qué no podría aplicarse a un evento que, si bien representa la comunidad internacional, puede traer más penas que orgullo?

Pensemos en estos casos por el tiempo que tengamos que pasar en nuestras casas. Sí, el proceder del Perú puede parecer muy opresivo y vertiginoso; sin embargo, gracias a esto hemos podido controlar la fase más decisiva del brote del COVID-19. Lamentablemente en España están por anunciar que solo se atenderá a quienes presenten la mayor probabilidad de sobrevivir al virus. Ese es el límite al que, con suerte, no tendremos que llegar.

Por estas razones, por favor #quédateencasa.

Edición: Daniela Cáceres