Estados Unidos está a un año de elegir a su próximo presidente, quien probablemente no será Donald Trump. Entre todos los motivos por los que va a ser recordado, creo que para muchos el principal será cuando, hace unos meses, le propuso al primer ministro de Dinamarca comprar el territorio de Groenlandia. Siendo Trump, es válido hacerse una pregunta: ¿tiene esto algo de sentido?

En realidad, la idea de comprar Groenlandia no es necesariamente una excentricidad que solo se le habría ocurrido a Donald Trump: en 1946, el ex presidente de Gringolandia, Harry Truman, ya le había hecho la misma propuesta a Dinamarca, con los mismos resultados. Y eso, por no irnos más atrás en el tiempo y discutir cómo muchos de los estados que conforman EE.UU. tienen su origen en una compra de las colonias francesas, entre Thomas Jefferson y Napoleón Bonaparte, como en el caso del estado de Luisiana. No obstante, por más área que conforma el terreno de Luisiana, esta no se compara a la ocupada por Groenlandia, superior a la extensión del territorio mexicano. Tan grande, incluso, que haría que los Estados Unidos se convierta en el segundo país con la mayor área terrestre del mundo, superando a China y Canadá.

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Pero en la geopolítica, como en otras cosas, el tamaño no lo es todo. ¿Qué tiene Groenlandia que lo hace tan importante? Si sabes algo sobre la geografía económica del Ártico, probablemente sean las vastas reservas de combustibles fósiles en Rusia, Canadá, Alaska, y también, en Groenlandia. Este pueblo de 55 mil habitantes tiene reservas de petróleo equivalentes a las de Rusia. Más aún, Groenlandia no se detiene en el petróleo: la isla más grande del mundo también cuenta con zinc, cobre, hierro, molibdeno, níquel, vanadio, titanio y hasta uranio, el cual siempre es muy útil si puedes fabricar armamento nuclear.

Sin embargo, de ser esta la imagen completa, Groenlandia ya sería uno de los países más ricos del mundo. La realidad es que resulta muy difícil extraer estos recursos debajo de tanto hielo, que a veces puede tener hasta un kilómetro de profundidad, antes de poder aprovecharlos. Además, el calentamiento de los polos no es necesariamente positivo, pues eleva la presencia de icebergs, que se desprenden constantemente de los acantilados costeros. Así, Groenlandia necesitará de mucho capital extranjero si espera empezar a sacar provecho de sus recursos. Me encantaría poder decir que, para esto, la inversión extranjera directa está en ascenso y ocupa un buen porcentaje del PBI. O tal vez decir que no, debido a que ninguna empresa que desee mantener un bajo nivel de riesgo se atrevería a adentrarse en Groenlandia. Lamentablemente, siendo Groenlandia, nunca hay datos disponibles. En todo caso, entrar a los Estados Unidos ciertamente facilitaría la entrada de capitales de largo plazo. No hay nada inverosímil en suponer que esto sería factible. Alaska, territorio comprado a Rusia, es el tercer estado más rico con el que cuenta los Estados Unidos, precisamente gracias al petróleo.

¿Cuán difícil es extraer el petróleo? Ni siquiera se puede cubrir la mitad del litoral

Dinamarca, mientras tanto, no tiene idea de qué hacer con Groenlandia. Este territorio tiene un estatus geopolítico bastante incierto. Debido al Acta de Autogobierno, este territorio cuenta con su propio sistema judicial, contabilidad pública y hasta parlamento. Si a ello le sumamos el fuerte movimiento independentista que tiene Groenlandia, es posible preguntarnos si es que en verdad sea al primer ministro de Dinamarca a quien Trump habría tenido que preguntarle sobre la compra. A pesar de ello, la economía groenlandesa depende fuertemente de los subsidios que envía Dinamarca, los cuales, la verdad, parecen no devolver muchos beneficios. Al parecer, la integración de Groenlandia a los Estados Unidos podría ocurrir dentro de algunos años, si es que los futuros presidentes estadounidenses continúan con la iniciativa, aspecto que es dudoso.

Más allá de este análisis, acá hay algo que preguntarnos: ¿por qué tendría que ser tan raro que un país compre a otro? Si eres progresista de mente abierta (como me imagino que es la mayoría de lectores de Voz Actual), ¿por qué tu mente no podría estar abierta a fenómenos que, la verdad, tienen antecedentes históricos? Si en el título puse una referencia a una canción que nunca escucharía de forma no irónica, es porque me parece importante siempre cuestionar lo que te han enseñado. ¿De dónde sale que el patrimonio político de Groenlandia no puede ser cuantificado del mismo modo que el patrimonio tecnológico de Apple? Se nos enseñó que el sistema democrático en el que vivimos, en el cual (supuestamente) la política no viene influida por intereses monetarios, era un deseo revolucionario y de rebelión contra un establishment colonial. Y no es que necesariamente esté mal pensar así; pero si no te puedes imaginar otra clase de sistemas funcionando en un mundo tan moderno o si te genera rechazo la idea de hacer las cosas distinto, es momento de preguntarse cuál es el establishment.

Edición: Maria Gracia García