La pandemia iniciada a principios de 2020 por Covid-19 hizo que varios países entraran en confinamientos obligatorios para frenar la expansión del virus y sus víctimas. Sin embargo, esta medida de contención paralizó la economía mundial y la golpeó con un crecimiento negativo del PBI de 3.3%, donde los sectores más afectados fueron el comercio, turismo y manufactura.

Fuente: The One Brief

En 2022, el confinamiento obligatorio no sería necesario si no fuese por el rebrote del virus en Shanghái, ciudad china que retornó a esta medida desde fines de marzo. Esto se da en un contexto de alta inflación ocasionada, en un inicio, por la gran inyección de dinero por parte de los bancos centrales durante la pandemia con el fin de promover el crecimiento económico. Adicionalmente, la inflación fue potenciada por los últimos acontecimientos de la guerra entre Ucrania y Rusia. Dado este panorama, nos preguntamos ¿cuál será la repercusión económica en el mundo y el Perú de este último confinamiento obligatorio?

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Policías vigilan una entrada a Pudong, Shanghái.

El pasado 4 de abril, la ciudad de Shanghái entró en cuarentena obligatoria con fecha final indefinida por la incontrolable propagación de la variante ómicron. Sin embargo, ya van 4 semanas de confinamiento y los casos no dejan de crecer. La estrategia “cero covid” aplicada por las autoridades consiste en un estricto confinamiento en donde los habitantes están obligados a pertenecer en sus hogares y se les prohíbe salir a comprar alimentos, los cuales son entregados por el servicio de delivery de las tiendas y por el gobierno local. Esta decisión, junto a otras como la separación de los niños de sus padres debido al aislamiento en centros de confinamiento de las personas que dan positivo, están desatando un gran enojo entre la población.

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Cola para comprar vegetales la noche que inició la cuarentena, Pudong, Shanghái.

Volviendo al tema de los alimentos, su bajo abastecimiento está saturando los servicios de entrega por parte de las tiendas. Lo mismo sucede en la distribución de carne, verduras y huevos asumida por el gobierno, situación que hace pasar hambre a la población. Por si fuera poco, por ley de demanda, los precios de la comida se están elevando. Por otro lado, esta medida también causa problemas de logística en el puerto de Shanghái donde, al igual que a inicios de la pandemia, se están retrasando los envíos de las mercancías. Esto último perjudica al comercio internacional y ejerce una presión inflacionaria adicional a la economía global, además de las ya mencionadas.

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En el Perú, se espera que esta presión inflacionaria se sume a la vigente alza de precios de alimentos, aumentando el precio de productos importados como electrodomésticos, entre otros. Esto junto a la crisis política actual, dado el descontento de distintos gremios, podría aumentar la presión política ejercida sobre el gobierno.

Otra manera de como el confinamiento en Shanghái afectaría la economía peruana es a través de la reducción de la demanda china por el cobre, lo cual se hizo evidente en el retroceso que tuvo su precio el pasado 20 de abril. Esta reducción es importante porque el cobre representa el 31% y el 63% del valor total de nuestras exportaciones nacionales y de las mineras, respectivamente, para cifras de febrero de 2022. En otras palabras, nuestra conocida falta de diversificación económica esta fuerte dependencia haría que el conflicto en china afecte nuestro crecimiento económico considerablemente.  

En conclusión, el confinamiento actual en Shanghái, por un lado, busca reducir la propagación del virus. Sin embargo, esta medida no ha tenido éxito ya que no está logrando su objetivo. Por otro lado, aumenta el precio de los alimentos en esta ciudad y probablemente de las importaciones a nivel global. Para Perú, esta medida también reduciría la exportación de cobre hacia el gigante asiático. A raíz de lo mencionado ¿será momento de que las autoridades chinas replanteen dar por terminado su confinamiento? ¿hasta qué punto es beneficioso para su país seguir sosteniendo la estrategia “cero covid” a costa de su economía?

EDICIÓN: Anel Ochoa