Con las elecciones presidenciales acercándose en Estados Unidos, tanto demócratas como republicanos están preparando a sus candidatos para ver qué partido obtiene el asiento de la persona más poderosa del mundo supuestamente. Para los republicanos, la respuesta es simple y, a pesar de no haber sido anunciado oficialmente, se espera que el candidato republicano sea Donald Trump en busca de su segundo periodo en la oficina oval. Por el otro lado, los demócratas necesitan encontrar a ese candidato que les permita vencerlo. La pregunta es: ¿Cuál de sus candidatos es el que tiene más posibilidades?

Primero estaba Joe Biden, vicepresidente del gobierno de Barack Obama, quien era la persona más voceada en las elecciones pasadas. Todos esperaban el anuncio de su candidatura así como Lima esperaba más de Jorge Muñoz pero nunca hizo su anuncio oficial. Más aún, Biden señaló que quería alejarse de la política un tiempo, teniendo en cuenta la muerte de su hijo en su tiempo en la oficina oval. Si bien para estas elecciones anunció su candidatura temprano, se vio envuelto en escándalos desde su primera entrevista. Se descubrió que Joe Biden era poco “amigable” con sus compañeras de trabajo. Asimismo, también se descubrió que, mientras Biden y Obama llevaban a cabo una política de limpiar la corrupción existente en Ucrania, su hijo fue nombrado miembro del directorio en una compañía energética llamada Burisma Holdings. Ahora, no digo que Joe Biden haya utilizado su posición de vicepresidente para conseguirle ese puesto (es más, no hay una sola prueba al respecto) pero te deja la duda de si es que en realidad tuvo algo que ver. Así como cuando Keiko declaró que financió una campaña millonaria a base de polladas, algo no cuadra exactamente.

Además de Joe Biden, tenemos el abuelo favorito de todos… Bernie Sanders, quien hizo trending con el hashtag #FeelTheBern en las últimas elecciones. Pero hay un ligero problema: Bernie es un senador socialista y decir que eres socialista en Estados Unidos está entre las peores características que alguien puede tener. Es más, algunos dicen que es más fácil admitir la homosexualidad que admitir que tienen ideas de izquierda. Aparentemente, Estados Unidos tiene alergia a la izquierda algo que el Perú necesita y muchos de los estados no declarados (es decir, estados que no son tradicionalmente de ningún partido, como Michigan o Illinois) comparten esa opinión, por lo que es difícil pensar que un socialista de verdad se siente en la oficina oval. Muchos argumentan en contra diciendo que Obama fue socialista, lo cual es falso; Obama fue de centro con algunas políticas de izquierda, como salud universal, pero además de eso, fue tan capitalista como el popular economista Adam Smith.

Finalmente, tenemos a la líder de la oposición en el congreso norteamericano, Elizabeth Warren. La mayor ventaja que tiene esta candidata es que no va a tener que lidiar con el FREPAP que es la única mujer que se está lanzando y, en línea con las corrientes feministas en Estados Unidos, ha conseguido muchísimo seguimiento. Por otro lado, ella también comparte ciertas ideas de izquierda sin ser tan irrazonable como Bernie. El problema es que la mujer tiene el carisma de una piedra y hasta ahora no ha podido probar que sea tan popular como alguno de los dos candidatos anteriores.

Representación gráfica de un debate en EE.UU

Entre los demás candidatos tenemos a Pete Buttigieg, quien ganó notoriedad porque la mayoría de los canales de noticias dieron segmentos especializados sobre cómo se pronunciaba su apellido (esto no es una broma). Es un candidato abiertamente gay y quedó en segundo lugar en las votaciones de New Hampshire, lo que podría indicar una sorpresa. También está el ex–alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, quien era el candidato que podía competir económicamente con Trump. Además, se predecía que la campaña de Bloomberg podría recibir donaciones. Él era un candidato tradicional de derecha que resonaba con los sectores más conservadores del partido demócrata. El problema es que como alcalde impuso una serie de políticas bastante racistas que han prácticamente asesinado sus intenciones presidenciales.

Además de todo esto, el partido demócrata se ha vuelto un chiste, y lo digo con todo el respeto del mundo. Cómo es posible que las primeras elecciones, que sostienen fueron antes que nuestras elecciones congresales, aún no termina el conteo. Fue de un solo estado con una población mínima. Dicen que es posible que nunca salga el conteo final. No hay una ideología coherente tampoco. ¿Y quieren ganarle a Trump? No lo veo.