Hace dos semanas comenzó lo que a simple vista parecía el fin del mundo. Las noticias mostraban ríos llevándose casas, cubriendo carreteras y empujando vehículos. Aunque sí el más grave, el niño costero no es el único desastre que ha afectado a nuestro país últimamente. ¿Lo nuevo? Esta vez los limeños de TODAS las zonas, incluso Sanhattan, nos vimos al menos algo afectados.

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Sí, realmente las inmobiliarias le dicen Sanhattan a una parte de San Isidro

1. Miércoles: inicia el apocalipsis zombie

La mañana del miércoles, las lluvias en la Sierra de Lima despertaron las temibles quebradas y causaron huaicos  en las zonas de Chosica y Chaclacayo. Los canales de televisión hacían livestreaming de las crecidas de los ríos y los pobladores subían videos a facebook. Uno podía ver casi casi en directo al río llevarse más de decenas de viviendas y bloqueando la Carretera Central.

Chosica

Así se veía Chosica hace dos miércoles

La situación se fue complicando y ya cuando llegaba la tarde, Sedapal tuvo que anunciar que habrían cortes de agua en varios distritos de la ciudad de Lima al día siguiente.    En ese momento, comenzó la paranoia. Masas de limeños abarrotaron los supermercados buscando agua embotellada y el siempre confiable atún (?), esperando lo peor.

Aguas

Aún así nadie compró agua con gas

2. La situación se pone más densa

Los siguientes días, continuaron los cortes de agua. Por casi una semana, los limeños tuvieron la incomodidad de soportar un par de horas de agua al día. La vajilla pasó de porcelana (?) a plásticos Rey. Casi todos los restaurantes cerraron, y los que no, eran bastante sospechosos. La ropa tuvo que quedarse sin lavar. La mayoría hacía cola por agua en los parques, mientras algunos sacaban agua de sus piscinas #firstworldproblems.

Viceministra

Ella si se fue en YOLO

Luego vino la crisis del limón.  Se incrementaron los precios en ciertos productos agrícolas que vienen del norte y, en esta situación, no podían llegar a la ciudad. El limón alcanzó precios astronómicos. Felizmente, por el bien del ceviche, algunos días después llegó del Puerto de Paita el buque más famoso del país (“Natalia”) repleto de limones para el consumo y adicción capitalino.

Precio

Adiós al chilcano

3. ¿Lo bueno?

A pesar de que El Niño es sin duda un desastre realmente grave, no es el único que hemos vivido últimamente. Cada invierno, por ejemplo, miles de peruanos de las zonas andinas deben soportar el friaje. Sin embargo, con la distancia y las comodidades que trae vivir en la capital, muchas veces los limeños permanecemos al margen de los problemas de nuestros compatriotas. No tan fun fact: Piura, Tumbes y Lambayeque están en emergencia desde inicios de febrero.

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Créanlo o no. Fuente: Perú21

Esta vez, los limeños de los distritos más “fancys” ya no podemos ignorar la gravedad de lo que está pasando en nuestro país. La semana pasada tuvimos que aprender a comprar agua de cisternas y hacer colas con nuestros baldes de plástico al frente de los pozos. Esto es algo que miles de limeños de las zonas periféricas sin servicios básicos hacen todos los días.

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Imagen surrealista: Miraflorinos en cola por una cisterna

Pensemos en nuestra historia. Sendero Luminoso atacó por primera vez en Chuschi en Ayacucho en 1980. Sin embargo, en la capital no había mayor información o interés en combatir el movimiento hasta años después. Sendero ya se había convertido en un grupo fuerte, sus ataques dejaban a la ciudad sin luz y sus coches bomba aterrorizaban las calles. Era demasiado tarde.

Chuschi

No más indiferencia

Es momento de unirnos, de darnos cuenta que el Perú es grande y aún es pobre. Y como ciudadanos relativamente privilegiados tenemos el deber de ayudar. Hasta ahora ha habido muchas iniciativas positivas para contribuir con las zonas afectadas, continuemos donando que muchos peruanos siguen sufriendo.