Esta ha sido una semana llena de noticias y de contenido a nivel internacional como para hablar en diez artículos. Pero, ¿cómo perdería la oportunidad de reportar el último debate presidencial en Estados Unidos a miras de las próximas elecciones presidenciales? Los candidatos son: Donald Trump, representante del partido del elefante (Partido Republicano) y actual presidente, y Joe Biden, representante del partido del asno (Partido Demócrata) y ex vicepresidente de EE.UU. No fue un gran debate, pues ninguno de los dos candidatos presentó la mayoría de sus propuestas. Sin embargo, fue mejor que el caótico primer debate donde los candidatos solo atinaron a insultar al otro e interrumpirse entre sí. Uno no puede evitar pensar que esto se logró gracias a que se pusieron botones que apagaran el micrófono de los participantes. Es bastante comparable como cuando una mamá manda a su cuarto a sus hijos por pelear.


Biden y Trump en el debate presidencial. Foto: El Periódico

El segundo debate, inició bastante regular, sin mucho acontecimiento ni fanfarria como hasta los 23 minutos, cuando, sorprendentemente, el primer candidato en interrumpir al otro fue Joe Biden. De la misma manera, fue realmente sorprendente la moderación con la cual se comportó el actual presidente de los Estados Unidos. No estoy diciendo que fue cordial con Biden, pero comparado a su primera actuación, fue obvio que las reprimendas de su propio partido causaron que se moderara con las interrupciones a su contrincante.

Sin quitarle mérito a Trump lo cual no hago muy a menudo (?), no queda más que concluir que el claro ganador del debate fue Biden. ¿Por qué? La principal crítica que los seguidores de Trump hacen sobre Biden es que es una persona de avanzada edad. Asimismo, Biden solía ser tartamudo, tanto es así que en varias conferencias de prensa o convenciones demócratas, ha perdido el hilo de sus pensamientos, lo cual generaba desconfianza sobre su capacidad mental (ah, pero cuando Acuña lo hace es “una raza distinta”). En el debate, se mostró bastante directo, coherente y enfocado, parecía la última escena de la película el “El Discurso del Rey”.

Biden en un discurso. Foto: El Tiempo

El problema con ambos candidatos, fue que no dejaron de discutir o criticar al otro para ahondar sobre los puntos específicos de sus planes de gobierno respectivos (en menor medida que el primer debate). Esto resaltó, cuando la moderadora preguntó sobre políticas de igualdad con especial atención a los problemas que han sufrido los afroamericanos. Biden no hizo ningún énfasis respecto a tales problemas que afectan a su país, y Trump exclamó que había sido el presidente que más había hecho por los americanos desde Abraham Lincoln. Básicamente, dijo que era lo mejor para ellos desde que les quitaron la esclavitud, no soy psicólogo, pero debe tener una delusión de grandeza. Fuera de tal declaración, el presidente que más ha hecho por los afroamericanos desde Lincoln, fue Lyndon B. Johnson que aprobó la Ley de Derechos Civiles que prohibía la discriminación por color de piel, religión y orientación sexual.

Dentro de todo, Biden al menos pudo hablar sobre la descriminalización del consumo de drogas. Si bien es un tema que ha afectado mayoritariamente a los afroamericanos pues varios fueron arrestados durante la epidemia del crack de los ochenta (cocaína), este ya no es el caso necesariamente. El país norteamericano se encuentra en una epidemia de opiodes causada por la amplia oferta de medicinas adictivas que han afectado a personas caucásicas como minorías, de la misma manera. Es una buena medida, pero las organizaciones como Black Lives Matter esperaban escuchar más sobre medidas para reestructurar la policía con el fin de prevenir de muertes injustificadas causadas por agresión policial.

Trump intentando bailar salsa para ganar los votos de los latinos (¿para cuándo el meme?). Foto: Publimetro

Otro de los temas que se mencionó ampliamente en el debate, fue la relación con China. Trump señaló que había logrado detener la expansión de China y que había evitado que los sobrepasaran como la principal economía. Esto es cierto, pues Trump se vio enfrascado en una guerra comercial con China desde el 2019. Los índices económicos señalaban que EE.UU entraría en recesión con o sin pandemia pues sus costos de producción se estaban volviendo muy altos, lo cual fue resultado directo de la “guerra comercial” entre ambos países. Quedó claro que ambos candidatos estaban en contra de la expansión del país asiático, pero ninguno dejó en claro cuál sería su plan para detener dicha expansión. El candidato por el partido demócrata, dijo que negociaría para asegurarse que China siga las reglas de juego de comercio internacional. No obstante, en  la mayor parte de la discusión, ambos señalaron que el otro había generado ingresos a China por las negociaciones comerciales.

Trump y el actual presidente de China, Xi Jinping: amigos y rivales. Foto: BBC

Las elecciones presidenciales en EE.UU se llevarán a cabo el martes 3 de noviembre y las encuestas dan como favorito a Biden. Es relevante mencionar que lo único que demuestra el conflicto entre Biden y Trump es la división clara y peligrosa que existe en Estados Unidos: republicanos vs. demócratas, liberales vs. conservadores, etc. Un país no puede vivir con dichas divisiones, y la única manera en que estos se pueden superar son con diálogo y negociación. Aquellos que opinan diferente a nosotros no están equivocados necesariamente, siempre hay algo que genera que uno piense de una manera y otro de otra, pero llegar a un acuerdo pacífico es el punto de la democracia, al final.

Edición: María Fernanda Tumbalobos