Creo que cada vez tendemos más a estar cansados y me pregunto: ¿lo vale? Algunos podrían decir que sí, pues estar cansado es reflejo de haber sido productivo. No obstante, también hay motivos para pensar lo opuesto. Como estamos tan cansados seré breve: no deberíamos subestimar el valor del sueño y del ocio. Para reflexionar sobre esto, veamos algunas historias…

La historia de un estudiante estresado

Un estudiante dijo alguna vez: “ahora sí, voy dar mi 200%”. Incluso, hay quienes llegan a decir que van a dar su 1000% – aunque no tenga sentido dar más del 100% que es nuestra integridad. Estas frases comunes demuestran la obsesión por rendir. De hecho, alguna vez han tenido que ver el meme de la trinidad “imposible”…

A veces hasta resulta ser un “choose one”

A veces hasta resulta ser un “choose one”

¿En qué momento nos convertimos en maximizadores de rendimiento? Casi ni nos dimos cuenta. De pronto, eran las 4 de la mañana y seguíamos estudiando para el final que teníamos al día siguiente. A eso de las 2 ya estábamos por irnos a dormir, pero de pronto unos rumores bastante misteriosos invadieron nuestro Facebook chat o Whatsapp para alertarnos cordialmente que en el final iba a entrar justo el tema que no habíamos repasado. ¿Y entonces? Postergamos el sueño un poco más… total… esforzarnos implica un sufrimiento, y rendir es el dogma incuestionable…

Bob esponja

Durante finales…

 

La historia del estudiante que se convirtió en un trabajador estresado

En algún momento todos “crecen” y, en general, comienzan a trabajar. Si de por sí antes ya había un sesgo a sobrevalorar el rendimiento (cuando eran estudiantes), esto solo se agrava conforme se “crece”. De hecho, una editorial de The Economist habla sobre como las personas que trabajan le ponen subconscientemente un precio al tiempo al punto que dejan de disfrutar pequeños placeres de la vida.

En un experimento hecho en la Universidad de Toronto, se le hizo escuchar un pasaje de música a dos grupos de personas – los primeros 86 segundos del “Dueto de la flor” de la ópera “Lakmé”. Antes de la canción, a un grupo se le pidió calcular cuánto era su sueldo en horas; mientras que al otro no. Los participantes que hicieron el cálculo terminaron sintiéndose menos felices y más impacientes mientras sonaba la música

En un experimento hecho en la Universidad de Toronto, se le hizo escuchar un pasaje de música a dos grupos de personas – los primeros 86 segundos del “Dueto de la flor” de la ópera “Lakmé”. Antes de la canción, a un grupo se le pidió calcular cuánto era su sueldo en horas; mientras que al otro no. Los participantes que hicieron el cálculo terminaron sintiéndose menos felices y más impacientes mientras sonaba la música

La historia del trabajador estresado que sobrevive a punta de cafeína

Los trabajadores que le ponen un precio al tiempo – pero siguen siendo humanos y tienen que descansar –  tienden a consumir energizantes: café, red bull o chocolates. En otras palabras, para maximizar nuestro rendimiento tenemos que doparnos.

De hecho, la demanda mundial por café ha tenido un crecimiento marcado en los últimos 20 años, muy por encima del crecimiento poblacional (28 puntos porcentuales por encima). En términos simples, esto significa que el consumo per cápita de café se ha incrementado notoriamente.

Crecimiento: Demanda mundial por café vs poblacional
(en % acumulado desde 1992)
Fuentes: Banco Mundial y Organización Mundial del Café (ICO)

Fuentes: Banco Mundial y Organización Mundial del Café (ICO)

 

Cambiemos estas historias: valoremos el sueño y el ocio

La idea de maximizar nuestro rendimiento ha calado en nuestro inconsciente, al punto en el que llegamos a perder el aprecio por actividades que no nos generan rentabilidad. Por ello, cuando se habla de que uno está “demasiado cansado” se piensa que es algo normal, ya que comparamos un beneficio práctico y observable (estudiar más para un examen y pretender así rendirlo mejor) contra uno secundario y aparentemente sin mayor valor (sacrificar un poco de sueño no cuesta nada más allá de estar cansado). Entonces, se cree que está bien dormir menos, y, en efecto, se duerme menos.

Una encuesta elaborada por Gallup para EEUU, muestra que el porcentaje de personas que duerme adecuadamente disminuyó considerablemente durante la década de los 90s y se ha mantenido casi estable desde entonces.

Una encuesta elaborada por Gallup para EEUU, muestra que el porcentaje de personas que duerme adecuadamente disminuyó considerablemente durante la década de los 90s y se ha mantenido casi estable desde entonces

Sin embargo, no deberíamos pensar así. Quizás haya muchas discrepancias en la forma de pensar de cada uno, por lo que para algunos pueda resultar razonable rendir más allá de lo biológicamente saludable. Por ello, no lo refutaré con una opinión, sino con algunos hechos – entiendo que se pueda pensar diferente y que dependa de cada uno.

El valor del sueño en cifras:

  • Según Gibson y Schrader (2015), dormir una hora más incrementa el salario esperado en 4.9% en el largo plazo.
  • El déficit agregado de sueño de EEUU, Canadá, Alemania, Gran Bretaña y Japón resultan en una pérdida de US$680 billones al año.

¿Y el ocio? No tiene una medición exacta, pero es difícil contra argumentar que no está siendo subestimado. Hoy en día, el ocio consiste en recuperar fuerzas para poder seguir trabajando (rindiendo), en vez de ser dedicado en actividades enriquecedoras. Esto se debe a que estamos tan cansados por intentar rendir tanto siempre, que nuestro tiempo libre se va en descansar superfluamente – ¿o acaso nos provoca leer un libro luego de haber terminado finales?

La obsesión por el rendimiento es una gran paradoja

Keynes pronosticó en 1930 que “nuestros nietos trabajarán alrededor de tres horas al día y probablemente solo por voluntad propia”, pensando en que el progreso económico y los avances tecnológicos permitirían que la gente tuviera más tiempo dedicado al ocio. ¿Cuál fue el resultado de su pronóstico? El progreso económico y los avances tecnológicos sí se dieron, pero se descansa menos que nunca.

Fuente: The Economist

Fuente: The Economist

En conclusión…

Idealmente deberíamos evitar obsesionarnos por rendir tanto, estresarnos por no “aprovechar” el tiempo y extender nuestras horas lúcidas más allá de lo razonable con cafeína.  Las cifras muestran que hay un desequilibrio: dormimos menos y consumimos cada vez más productos energizantes. La pregunta es: ¿lo vale?

Cortesía de John Lennon

Cortesía de John Lennon

 

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