La fatídica situación que atravesamos está cambiando el mundo en diversos sentidos, desde las relaciones sociales (no más besito en la mejilla) hasta el nuevo orden económico. No obstante, es normal que algunas empresas traten de aferrarse a lo antiguo como tú a tu ex y pensar que todo va a seguir igual; pero la realidad es cruda y es mejor que la procesen cuanto antes. Así, nuevas industrias se yerguen como amas y señoras del nuevo hoy (que se está construyendo); mientras otras luchan por continuar en el partido y muchas mueren en el intento.

La ciencia es el nuevo negocio

Industrias como la médica, que desde hace mucho tiempo tenían una tendencia constante sin muchas variaciones, hoy se erigen más fuertes e imponentes que nunca. El solo anuncio del inicio del desarrollo de las vacunas contra el coronavirus ha hecho que las acciones de muchas de ellas incluso lleguen a doblar su valor en la bolsa, según Gestión. Definitivamente, el país que desarrolle la vacuna o tratamiento contra el coronavirus ganará muchísimo dinero, y además generará mucha expectativa sobre su industria médica.

Algunos ya han empezado a mostrar sus estrategias. China ha iniciado la carrera con generosidad política: donando o vendiendo a un precio bastante accesible (teniendo en cuenta que ellos tienen el poder de mercado) los kits de detección del Covid-19. No obstante, los resultados no han sido convenientes pues estos tenían una fiabilidad de apenas el 30% y no han cumplido con su funcionalidad, según la BBC. Por su parte, Corea del Sur, Suiza, Alemania y EE. UU. han desarrollado pruebas con un mínimo de 80% de fiabilidad, según datos de la OMS.

Los que sufren

Por otro lado, la industria del turismo y todos los servicios relacionados con este (hoteles y restaurantes, principalmente) no se activará rápidamente pues aún después de la cuarentena se mantendrá una política de mitigación de riesgos. De manera indirecta, una disminución en el turismo también afectará al comercio. Lo mismo ocurrirá con los eventos multitudinarios:  conciertos, obras teatrales, juergas del fin de semana, etc.

¿Y América Latina?

Para América Latina el escenario tampoco es alentador; con una economía históricamente dependiente de sus exportaciones el futuro es tétrico. Primero se dio la caída en la demanda por los bienes de la región (menores compras de China a Latinoamérica), y ahora se da la eventual caída de la oferta al llegar el virus a tierras americanas, lo que provocó la ruptura de la cadena de suministro. A nuestros gobernantes les va a tocar actuar con cautela #confiamosentiToni.

Las crisis son inexorables, pero su paso por ellas nos aseguran aprendizajes que en ningún otro contexto se podrán aprender. Ninguna empresa tiene el futuro asegurado, así que es mejor pensar bien qué cartas jugar. La lucha constante de los negocios los hará más fuertes eventualmente, y tal como Darwin lo mencionó alguna vez: solo los más aptos sobrevivirán.

#Quédateencasa

 Edición: María Gracia García