En 2021, en nuestro país 1 de cada 3 personas reportaron ser afectadas por la ansiedad. A raíz de la pandemia por la Covid-19, se instauró el confinamiento obligatorio para hacer frente a esta y sus efectos, que ahora conocemos, fueron más allá de comprometer a la salud física. La salud mental, el estado de bienestar de cada individuo, se deterioró progresivamente en gran parte de los ciudadanos.

La ansiedad viene acompañada de síntomas físicos tales como: sudoración, aceleración del ritmo cardíaco, mareos, dolores de estómago, hormigueo en manos y pies, tensión muscular, nerviosismo y presión en el pecho. No sería raro, entonces, que estos efectos somáticos pueden hacer que se confunda a la ansiedad con una enfermedad física como la desencadenante de estos. Culpemos al sistema nervioso autónomo (SNA). Este es un sistema que funciona de manera totalmente inconsciente y se encarga de regular el ritmo cardíaco, la respiración, la micción y la función sexual.

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Imagen 1. Manifestaciones físicas de la ansiedad. Fuente: Amadag

El SNA se compone del sistema nervioso simpático y parasimpático. Para explicar cómo funciona, imagina esto: uno de tus amigos está planeando una broma y se ha escondido detrás de la puerta para asustarte cuando llegues al salón de clases. En el momento del susto, ocurren muchas cosas dentro de tu cuerpo a la misma vez: tu corazón comienza a acelerarse, tu presión sanguínea aumenta, se dilatan tus pupilas, empiezas a sudar, los pelos de los brazos y de la nuca se erizaran: el sistema nervioso simpático ha entrado en acción, poniendo en marcha la famosa respuesta de fight or flight (lucha o huida), que está diseñada para ayudar a defendernos o huir del peligro. Cuando uno está estresado o ansioso, este sistema entra en acción y es así como aparecen los síntomas físicos ya mencionados. Por el contrario, el sistema nervioso parasimpático, es el responsable de calmarnos posteriormente a la descarga de adrenalina que se libera ante una situación de peligro, y el nervio vago es una parte vital de este.

Una técnica que se ha utilizado para reducir estos efectos somáticos de la ansiedad es la estimulación del nervio vago como tú (ENV), la que puede ser tanto eléctrica como manual. Antes de explicarte de qué trata esta técnica, te presento quién es el nervio vago: es el componente principal de nuestro SNA, pues una de sus funciones principales es transmitir y mediar la información sensorial de todo el cuerpo al cerebro, además de mantener el equilibrio de nuestro metabolismo dentro del mismo. El nervio vago está compuesto en un 80% por fibras sensoriales que llevan información al cerebro desde la cabeza, el cuello, el tórax y el abdomen. Este comienza en el bulbo raquídeo (detrás de las orejas) y regula la función de varios órganos, glándulas y músculos de todo el cuerpo como, por ejemplo, la vocalización, la deglución, el ritmo cardíaco, la respiración, la secreción gástrica y la motilidad intestinal.

Recorrido del nervio vago en el cuerpo humano.
Imagen 2. Fuente: BBC

Aquí te presento tres maneras de estimular este nervio, que pueden ayudar a reducir tu ansiedad:

  1. Un poco de agua fría: sumergir tu rostro en agua fría o sujetar hielos en las manos pueden ayudar a regular el SNA. Puedes también usar compresas de hielo y ponerlas en el pecho.
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Imagen 3. Fuente: Glamour
  1. Canta o tararea tu canción favorita: esta práctica puede ayudar a estimular el nervio vago, ya que la vibración de las cuerdas vocales lo estimula desde su terminación en el cuello.
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Imagen 4. Fuente: Sfmemag
  1. Toma un respiro: diversas formas de respiración pueden también influir en la actividad eléctrica del cerebro, que podría estar mediada por el nervio vago que surge del diafragma. Esta práctica también podría explicar los beneficios positivos del yoga, la meditación y las actividades de ejercicio aeróbico.
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Imagen 5. Fuente: CADO

Es relevante mencionar que si bien es de suma importancia mantener una buena la salud mental (ya que repercute en la salud física, en cómo nos relacionamos con otras personas y en la manera en que tomamos decisiones), todos en algún momento pasamos por momentos en que no gozamos de esta. Muchas veces el autoestigma, de las mismas personas, que padecen ansiedad, puede provocar el agravamiento de los síntomas. Estas técnicas te pueden ayudar en momentos de crisis (como lo han hecho conmigo). Sin embargo, sería pertinente consultar con un profesional de la salud mental si es que esta perdura y está interfiriendo con tus actividades diarias.

Aprender a regular nuestro sistema nervioso requiere práctica, pero es posible llegar a regularnos nosotros mismos al estimular este nervio que conecta nuestros órganos vitales y es parte esencial de nuestra salud. Ahora que conoces las maneras de “hackear” a tu sistema nervioso, te invito a que las pruebes para que encuentres la técnica que te funciona mejor a ti.

Edición: Camila Chong