El 11 de abril se llevaron a cabo las elecciones generales del Perú, en las cuales el candidato más votado resultó Pedro Castillo, seguido por la candidata Keiko Fujimori. De acuerdo con los resultados de la ONPE, ambos candidatos no suman más del 33% del electorado. Esta cifra se refleja en el descontento de millones de peruanos quienes deben elegir entre dos opciones por las que no se sienten representados.

Respecto a Pedro Castillo, es indudable que las propuestas de su partido carecen de sustento técnico y ponen en riesgo la estabilidad macroeconómica que con gran esfuerzo hemos logrado en los últimos veinte años. Por nombrar algunas de ellas, el partido propone la estatización de sectores estratégicos, la posible anulación de tratados de libre comercio y la derogación la Ley de Reforma Magisterial. Todas ellas, propuestas poco alentadoras desde el punto de vista económico.  

En vista de lo anterior, para un grupo de votantes resulta evidente que el mal menor para el Perú es que la señora Fujimori sea la siguiente presidenta. Por ello, con el fin de aportar al debate, hoy en Freak expondremos por qué, desde la Teoría de la Señalización, para otro grupo de peruanos la opción Fujimori no resulta incuestionable.

Para empezar, recordemos en qué consiste la asimetría de información. De acuerdo con Stiglitz (2002), las asimetrías de información son aquellas brechas que surgen cuando existe un grupo de individuos que cuenta con información privilegiada y otro que podría tomar mejores decisiones si contara con ella.

En este contexto nace la Teoría de la Señalización, la cual se refiere al conjunto de actividades o inversiones que realiza un individuo y que sirven para reconocer aspectos positivos y negativos de su naturaleza, los cuales no pertenecen al conjunto de información pública. Existen tres conceptos relevantes en esta teoría: el emisor, la señal y el receptor (Conelly et al, 2011).

El emisor es aquel individuo que cuenta con información privilegiada. En el caso de nuestro análisis, el emisor resultaría Keiko Fujimori y, potencialmente, los miembros de su partido, quienes a través de sus declaraciones, acciones y afirmaciones han brindado señales que son interpretadas y analizadas para la toma de decisiones.

La señal es aquella información que brinda el emisor y es de uso del receptor. La mayoría de las investigaciones asume que la señal es enviada intencionalmente para convencer al receptor de que el individuo en cuestión tiene atributos positivos. Sin embargo, existen situaciones en las que el emisor comparte información negativa, pero sin intención alguna (Conelly et al, 2011). En nuestro análisis, nos enfocaremos en las señales negativas que han enviado Keiko Fujimori y su partido, las cuales son relevantes para verificar si su compromiso de trabajar por el país es creíble.

El receptor es aquel individuo que captura la señal y la emplea para la toma de decisiones. En nuestro análisis los receptores son los votantes peruanos que han brindado mayor peso a las señales que perciben como negativas en Keiko Fujimori y su partido. Es decir, que ponderaron con menor peso las señales negativas de Pedro Castillo y/o las señales positivas de Keiko Fujimori.

A continuación, expondremos cuatro señales brindadas por Keiko Fujimori y Fuerza Popular:

La primera de ellas corresponde a las acusaciones que pesan sobre la candidata. Como es de conocimiento público, el fiscal Domingo Pérez ha solicitado 30 años y 10 meses de prisión por los presuntos delitos de crimen organizado, lavado de activos, obstrucción de la justicia y falsa declaración en procedimiento administrativo. Si bien la culpabilidad de Fujimori no ha sido comprobada, estas denuncias constituyen una señal para algunos votantes, quienes, estableciendo un símil con el mercado laboral, no están dispuestos a “contratar” a una candidata con estas imputaciones.

La segunda de ellas corresponde al legado que ha recibido de su padre, Alberto Fujimori. Como señalan diversos analistas políticos, entre ellos Steven Levitsky, la candidata representa la herencia del proyecto fujimorista, un proyecto polariza al país pues, mientras que, para sus simpatizantes, representa el fin de una de las mayores crisis del país (conflicto armado y crisis económica), para sus opositores es sinónimo de dictadura, corrupción y violación de los derechos humanos. Nuevamente, esta asociación entre Keiko Fujimori y su padre es una señal para un grupo de votantes, comúnmente denominado “voto antifujimorista”.

En este punto, cabe destacar una de las afirmaciones recientes de la candidata, donde señaló que, de recibir la confianza, indultará a su padre. Si bien no se la puede culpar por las decisiones que tomó Alberto Fujimori, Keiko le ha demostrado abiertamente su apoyo y perdón; decisión que, por diversas y documentadas razones, no será respaldada por un gran grupo de peruanos.

“Hoy, después de lo que me ha tocado vivir a mí y de las conversaciones que hemos tenido, las cartas públicas que intercambiamos, nos hemos acercado, nos hemos perdonado y estamos trabajando juntos. Hoy tengo la satisfacción de contar con el consejo y sobre todo el respaldo político de mi padre”.

La tercera de ellas es el rol de oposición de Fuerza Popular durante el gobierno de PPK. El 2016, Fuerza Popular obtuvo una mayoría absoluta en el congreso, cuyo accionar en palabras de Keiko Fujimori fue “confrontacional” y debió “poner paños fríos”.

“Nosotros no éramos gobierno […] Pero es verdad que Fuerza Popular cayó en el círculo vicioso de la confrontación […]. Lo reconozco, fue un error, pero creo que uno aprende también de esos errores”

A raíz de estos “errores” el Perú hoy atraviesa una profunda crisis política e institucional. Por ejemplo, en junio de 2018 se dio a conocer el caso “cuellos blancos”, en el cual César Hinostroza y Pedro Chávarry fueron señalados como supuestos integrantes de una red de fiscales y jueces que negociaban “favores”. Ambos personajes han recibido desde entonces el respaldo del fujimorismo () : nuevamente, otra señal para descifrar la posición e ideales de este grupo político y, por asociación, Keiko Fujimori.

Finalmente, una cuarta afirmación que brinda otra “señal” acerca de Keiko Fujimori es la siguiente:

“El gobierno de mi padre no fue una dictadura, por momentos fue un gobierno autocrático, eso sí lo reconozco. En su gobierno, lamentablemente, como en todos los gobiernos de nuestro país ocurrieron actos y hechos de corrupción y eso tenemos que rechazarlo y decirlo así de manera tajante. Rescataremos lo bueno no solo del gobierno de mi padre, sino de otros gobiernos, si hay algo importante y positivo se debe mantener.”

Lo anterior refleja la forma en que Keiko Fujimori percibe a interpreta el estilo gobierno de su padre. Nuevamente, existirá un grupo de votantes que están en desacuerdo con ello y considerarán la “señal” para negarle su voto.

Vargas Llosa brinda su apoyo a Fujimori

En resumen, la teoría de la señalización es útil para explicar por qué para un grupo de peruanos, elegir a la candidata Fujimori no es la opción evidente. Cabe destacar que estas señales negativas en la opción Fujimori no implican que el candidato Castillo sea bueno o mejor. Queda como tarea para los peruanos descubrir quién presenta las mejores señales, así como analizar otro tipo de información, como los planes de gobierno o el equipo que acompaña a los candidatos.