Cada grupo humano tiene una forma particular de comunicarse. Aunque dos países utilicen el mismo idioma, es posible hallar variaciones en la forma que tienen de utilizarlo. ¿Es posible que el lenguaje juegue un rol en la forma de pensar, razonar y en la percepción del mundo para los habitantes de una región?

Esta idea fue popularizada en 1921 por el lingüista Edward Sapir. Sin embargo, debido a las limitaciones de la época y al poco interés de la comunidad científica en el estudio del habla, es recién en tiempos modernos que se ha podido hallar pruebas que respalden esta teoría. Desde la época de Sapir, se logró  comprender más a fondo cómo funciona la mente humana al observar el mundo que la rodea. Se comprobó, además, que existe un proceso que combina información sensorial-motora con la información lingüística de la lengua materna de una persona. Esto significa que para cualquier objeto, emoción o situación que una persona experimente, su cerebro requerirá asociar el suceso con conceptos y expresiones propias de su idioma. Así, frente a un mismo suceso, se producen  distintas reacciones en personas que no comparten la misma lengua materna.

-Sapir, 1958 [1929]

-Sapir, 1958 [1929]

Para probar esto, la psicóloga cognitiva Lera Boroditsky propuso un experimento en el que se le presentaba, a dos grupos de personas uno hispanohablante y el otro anglohablante, dos versiones de diecisiete vídeos  en los que se observaba a una persona interactuar físicamente con un objeto y alterarlo. En una de las versiones de cada vídeo, la alteración era intencional, mientras que, en la segunda versión, esta era accidental. A continuación, se le pidió a las personas responder la pregunta “¿qué pasó?”. Para explicar este experimento mejor, tomaremos uno de los pares de vídeos . En el vídeo 15A, se puede apreciar a un hombre coger un lápiz y partirlo con sus manos; mientras que, en el 15B, se aprecia al mismo hombre escribiendo con un lápiz y a este rompiéndose repentinamente mientras es utilizado. Las respuestas fueron similares en ambos grupos para el primer vídeo, mas para el segundo vídeo se denotó que los hispanohablantes tendían a centrarse en el hecho ocurrido con una respuesta promedio de “el lápiz se rompió”; mientras los anglohablantes se enfocaron en el causante, con una respuesta general de “el hombre rompió el lápiz”. Estos resultados son consistentes con lo que se puede experimentar al vivir en una comunidad donde el idioma predominante sea español, pues, al relatar sucesos, las personas tienden a centrarse en lo que ocurrió, por encima de quién fue el causante de que esto ocurra. Por lo tanto, se postula que, al ser testigos de un crimen, los hispanohablantes prestarían más atención y se esforzarían más en recordar los detalles del atentado en lugar de las características del culpable.

Lera Boroditsky explica este estudio y otros en su charla "How language shapes the way you think". Disponible en los diversos canales de TEDx

Lera Boroditsky explica este estudio y otros en su charla “How language shapes the way you think”. Disponible en los diversos canales de TEDx

Además, la psicóloga Katia Dilkina, de la Universidad de Stanford, logró comprobar que el lenguaje afecta también la manera en que caracterizamos objetos cotidianos. Para esto, tomó como muestra a dos grupos de personas. En uno de ellos hablaban español; y en el otro, alemán. Se eligió estos idiomas debido a las grandes diferencias en el género de los sustantivos entre ambos: muchos objetos asignados al género masculino en el español son considerados femeninos en el alemán, y viceversa.  A continuación, se les mostró imágenes de objetos y se les pidió que los describieran con los primeros adjetivos que se les vinieran a la cabeza. Los resultados mostraron que las personas tendían a otorgarles adjetivos más relacionados al concepto de “feminidad” a los objetos cuando estos eran de género femenino en su idioma. Por ejemplo, al ver la imagen de un puente, el grupo que hablaba español (donde “puente” tiene género masculino) le otorgaba adjetivos como “resistente” o “fuerte”, mientras que los hablantes de alemán (donde el género de “puente” es femenino) utilizaron adjetivos como “elegante” o “bello”. En otros estudios, se demostró que este fenómeno es mucho más marcado cuando el género de las personas coincide con el género de los objetos que se les muestran. Es más, los investigadores sugieren que el efecto del género gramatical podría ser aún mayor si a las personas se les mostraran animales en lugar de objetos, puesto que, al ser seres vivos, comparten más características con los humanos.

En este mapa se puede apreciar el número de generos gramaticales en los idiomas predominantes de cada país del mundo.

En este mapa se puede apreciar el número de generos gramaticales en los idiomas predominantes de cada país del mundo.

¿Qué significa esto para las personas bilingües o políglotas? Muchos psicólogos y lingüistas han intentado responder esta cuestión. A pesar de que muchas personas afirman “pensar en un idioma extranjero”, un estudio conducido por Luna Filipovic, profesora de lenguaje y cognición de la University of West Anglia, demuestra que esto no es del todo cierto. Para esto, Filipovic tomó como base los resultados y el procedimiento del estudio de la doctora Boroditsky mencionado anteriormente. Sin embargo, utilizó cuatro grupos de personas. El primero y segundo estuvieron compuestos por personas que solamente hablaban español y personas que solamente hablaban inglés, respectivamente. El tercer grupo estuvo formado por personas cuya lengua materna era español, pero que sabían inglés. Finalmente, el cuarto grupo estuvo conformado por  personas cuya lengua materna era inglés, pero que sabían español. Los resultados demostraron que, a pesar de que, durante el experimento, se les pidió a los sujetos bilingües solo utilizar su segundo idioma, sus respuestas a las preguntas de “¿qué pasó?” eran consistentes con las respuestas de las personas que solo hablaban un idioma. Esto demuestra que, a pesar de aprender otro idioma y ser capaces de procesar ideas y pensamientos en este, subconscientemente, muchos procesos mentales ocurren en nuestro idioma natal. Así, se probó que una persona es capaz de “pensar” solo superficialmente en dos idiomas al mismo tiempo, pues es el idioma materno el que prevalecerá subconscientemente.

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Pese a que la lingüística es una ciencia necesaria para comprender cómo los humanos pasamos de dibujar en paredes de una caverna a poder comunicarnos con alguien al otro lado del mundo, es recién en los últimos años que se le ha dado la importancia que merece. Debemos tomar la información adquirida en estos estudios como una base para poder expandir los conocimientos sobre la influencia del lenguaje en el comportamiento humano y quizá, en un futuro, será posible generar un idioma universal que permita a la humanidad interconectarse aún más.