Nuestras necesidades son pocas, pero nuestros deseos son infinitos.

– Galleta de la fortuna

Post-escasez ¿un futuro inevitable?

Seamos realistas: el progreso tecnológico nos invita a soñar como nunca antes. Cada día recibimos más señales de que la raza humana supera algunas de sus más importantes limitaciones. Por ejemplo, hasta hace pocos años nadie habría predicho que la NASA tendría la capacidad suficiente para desviar un asteroide y salvarnos de una posible extinción. Para muchos, resulta divertido imaginar qué tipo de invención loca nos depara el futuro y esto da cabida a la siguiente pregunta: ¿sería posible que un escenario utópico se materialice?

Una economía de post-escasez se define como una situación en la que la mayoría de los bienes pueden producirse en gran abundancia y con mínimo trabajo humano. Así, los bienes se vuelven disponibles para todos a precios extremadamente baratos o, inclusive, gratis. Sin embargo, la misma definición de la Economía nos dice que se trata de una ciencia social que fundamentalmente estudia cómo asignamos nuestros recursos escasos para satisfacer nuestras necesidades ilimitadas. Esto resalta los sentidos opuestos entre la economía tradicional y la noción de post-escasez. Pero ¿serán nuestros recursos escasos por siempre? ¿cómo sería un futuro donde no se cumpla esta condición?

Los costos son un reflejo del límite de nuestros recursos y habilidades – Eric Drexler

¿Es realista soñar?

Primero tendríamos que argumentar si la post-escasez sería alcanzable de una u otra forma. En este sentido, la evidencia es bastante clara: el mundo (quizás inintencionadamente), por la misma naturaleza escasa de los recursos, ya converge hacia un aprovechamiento más eficiente de estos. Esto resulta lógico, ya que, justamente en economía, quien logre esto reducirá sus costos de producción y se verá premiado con utilidades. Por ejemplo, esto puede verse en la creciente ola de automatización de la que ya hemos hablado en el pasado o también en la agricultura, donde la productividad agrícola se ha multiplicado gracias a la ingeniería genética y tecnologías de riego (Thomas Malthus le acaba de dar dislike a este post). Coincidentemente, todas estas situaciones con el paso de las décadas o siglos podrían significar que llegaremos a tal punto de perfeccionamiento en el que los costos se vuelvan casi nulos. De este modo, es posible validar nuestra tesis freak.

Entonces, ¿cómo lucirá el futuro? – Analizamos los mercados

En el caso del trabajo: la tecnología ahorrará en muchos aspectos el trabajo humano. En ese sentido, en el largo plazo, a través de la automatización, la inteligencia artificial, la impresión 3D y la nanotecnología, entre otros y en conjunto, lograrán sustituir a la mano de obra. En la economía del futuro, ¿nos quedaremos sin trabajo los economistas, científicos de la escasez? Aquí hay que recordar que la post-escasez implica que la mayoría de los bienes dejarían de ser escasos y no la totalidad de ellos – un contraejemplo serían los terrenos. Si se cumplen todas las condiciones, lo más probable es que todos tengamos que cambiarnos de trabajo: aunque la humanidad no requerirá trabajar para producir sus bienes, habrá algunas tareas nuevas y subsecuentes maneras de obtener ingresos. Si bien esto revolucionaría el mercado laboral hasta donde lo conocemos, labores como la supervisión de los sistemas sí serían indispensables, pues lo errores en la producción se multiplicarían rápidamente (algo conocido como la paradoja de la automatización).

Desde la esquina superior izquierda y en sentido horario: impresión 3D, automatización del ensamblaje, computadora cuántica y robot integrado con inteligencia artificial.

En el caso del capital: los sistemas basados en ensambladores junto con máquinas robóticas más grandes podrán construir prácticamente cualquier cosa, incluidas copias de sí mismos (i.e. autorreplicarse). Pero, aunque esto sea cierto, vale la pena preguntar quién daría mantenimiento a las máquinas. La respuesta es que el propio diseño de estas podría diseñarlas de manera que se den mantenimiento a sí mismas o se repongan solas. Así, el capital como tal no costará prácticamente nada y solo la cantidad demanda limitaría su cantidad (los recursos no serían un limitante y lo veremos en el caso del siguiente factor).

En el caso de las materias primas: recordemos que estas son insumos que extraemos y empleamos en producir nuestros bienes. Sabemos que la tierra es finita y, muchos de nuestros recursos, limitados y no renovables. En cambio, el universo y el espacio son vastos. En el futuro, puede que la solución para el agotamiento de nuestra fuente terrestre provenga de ahí. Por ejemplo, sabemos hace mucho que los asteroides pueden tener todos los metales que necesitamos (Fuente: Ross, 2001). Esto se podría aprovechar gracias a la exploración y la minería espacial; además, esto cuenta con la graciosa ventaja adicional de ser ecológica (¡minamos un asteroide y no la tierra!).

Epílogo

El futuro ciertamente es difícil de predecir, más todavía si se trata de uno muy lejano. Aunque la NASA ahora ha logrado desviar un meteorito, aún debemos centrarnos en resolver asuntos más inmediatos (e.g. algo tan simple como una crisis por fertilizantes). A pesar de todo, siempre es útil de vez en cuando pensar en qué podrían convertirse a lo largo de los años algunos patrones que vemos en el día a día. No sabemos si el mundo arribará a la post-escasez, pero es una posibilidad teórica. La post escasez podría sonar intimidante por lo radical y revolucionaria que sería, pero (por si aún no quedaba claro) recordemos que esto significaría el cumplimiento de metas nobles como la erradicación total de la pobreza. Con paciencia y algo de suerte, los tátara-tataranietos del tío Voz Actual vivirán esta emocionante época. En cambio, a nosotros, nos toca conformarnos con el placer de un buen verano que acaba de llegar.

Relájate, sobrino, el futuro es brillante, pero disfruta entretanto del ahora.