Cómo algunos habrán visto en los últimos días, integrantes del partido Perú Libre (¿Cuba Libre?) han atacado cual salvajes a trabajadores de los medios de comunicación que se encontraban cubriendo la campaña de Pedro Castillo.

¿Por qué sucede esto? ¿Es acaso la intolerancia la base del nuevo estilo de hacer política que quiere implantar este partido?

Fuente: Portal SIP – Venezuela

EL dizque salvador del Perú, Pedro Castillo, quién traslada la voz del “pueblo”, ha señalado que la prensa “mermelera” y “basura, que trabaja para grupos de poder, se dedica a malinformar al “pueblo” y a difamarlo a través del terruqueo. Ante estas declaraciones, que guardan similar ignorancia a la de “Falabella es un monopolio” no queda más que reírse en una primera instancia.

Sin embargo, la risa ante el cinismo del candidato al máximo cargo institucional en nuestro país se acaba, cuando los integrantes y simpatizantes del partido “marxista, leninista y maoísta” -como lo indica claramente uno de sus fundadores y principal ideólogo, Vladimir Cerrón, condenado por delito de corrupción por el Poder Judicial agraden a civiles de la prensa que cumplen con su labor; en este caso, a fotógrafos, camarógrafos, reporteros y ayudantes de América Televisión, Canal N y Latina.

Para solucionar el problema que tanto les molesta a los simpatizantes e integrantes del partido del lápiz, que alzan la voz en forma virulenta contra los “periodistas mermeleros” y, en general, contra los integrantes de las casas televisivas antes mencionadas, no caería mal una dosis de tolerancia y respeto. Así como también, se les debe poner en conocimiento que nuestra Constitución Política de 1993 –esa que tanto quieren cambiar pero que, de seguro, no la han leído y no saben porqué quieren cambiarla- recoge entre nuestros derechos fundamentales el derecho a la libertad de opinión:

Toda persona tiene derecho:

4. A las libertades de información, opinión, expresión y difusión del pensamiento mediante la palabra oral o escrita a la imagen, por cualquier medio de comunicación social, sin previa autorización ni censura ni impedimento algunos, bajo las responsbailidades de ley.

Los delitos cometidos por medio del libro, la prensa y demás medios de comunicación social se tipifican en el Código Penal y se juzgan en el fuero común.

Es delito toda acción que suspende o clausura algún órgano de expresión o le impide circular libremente. Los derechos de informar y opinar comprenden los de fundar medios de comunicación.

Constitución Política del Perú 1993.

En suma, rebobinando la información y para que quede claro, los “periodistas mermeleros” que integran las casas televisivas también son personas y por ende sujetos de derecho; por lo que también tienen derecho de ejercer su libertad de opinión y difusión de pensamiento.

Sin perjuicio de lo indicado, la prensa tiene que cumplir con un rol ético desarrollándose bajo una manifiesta imparcialidad, lo cual no significa que se pueda restringir la opinión y la difusión de pensamiento de los integrantes de una casa televisiva, sean periodistas o no, por el simple hecho de trabajar en un medio de comunicación y por informar lo que para algún grupo político no sea de su afinidad y/o interés. Claro está que menos se les puede violentar de forma física, insinuando que todos están “vendidos”o que son “basura”.

Ahora bien, el ejercicio de todo derecho tiene un límite, para ello existen salvaguardas legales ante un ejercicio arbitrario o abusivo del derecho que lesionen el honor y/o la honra de una persona, las mismas que se encuentran reguladas en el Código Penal, Código Procesal Constitucional y, hasta en temas de resarcimiento, en el Código Civil.

En consecuencia –y resumiendo este post a título personal-, soy consciente de que a muchos de los partidarios de Perú Libre no les importa las instituciones, menos respetan un cauce legal para conseguir sus propósitos o justificar sus propuestas, pues todo lo hacen en nombre del “pueblo” para justificar su falta de legalidad.

No obstante, es importante respetarnos y ante las agresiones, que no hacen más que polarizarnos como país, dividirnos con resentimientos y odios banales, llegando a situaciones como las que he comentado líneas arriba, las cuales lo único que hacen es otorgar a un grupo de personas violentas una conducta  arbitraria y abusiva frente a otras para agredirlas fisica y verbalmente,  dizque en nombre del “pueblo”, sentar una posición en favor del respeto irrestricto a la legalidad.

Declaraciones como la de la excandidata congresal, Lucía Alvites, no hacen más que normalizar una conducta de odio y represión que se basa en la agresión como pilar fundamental para silenciar, callar y reprimir a toda persona que, en el ejercicio legítimo de su derecho a opinar –sea periodista, o no– decida hacerlo pero no alineado a la causa que predican. A juzgar de Lucía, si lo haces podrás “ganarte a pulso” el odio de un grupo de personas que sienten una superioridad moral pues –al estilo repe de Pedrito– todo lo hacen en nombre del pueblo.

Tweet de la excandidata al Congreso por Juntos por el Perú, Lucía Alvites. Fue borrado luego.

En unas semanas son las elecciones presidenciales y los peruanos somos conscientes de lo que nos estamos jugando. Todos los días, los integrantes del partido “marxista, leninista y maoísta” nos están diciendo lo que harán, cómo procederán y la forma en la que actuarán cuando algo no les guste, como si fuera una competencia de quién puede quedar peor. Quedará de nosotros la decisión de apoyarlos o no.

Pero eso sí, después de lo que pase, ojalá asumamos nuestro voto con responsabilidad y memoria.


Editado por Raisa Escudero.