Para manejar un país hay que tener coraje, sabiduría, carisma, entre otros atributos; pero ¿qué pasaría si su representante no tiene la habilidad para comunicarse con éxito a sus ciudadanos? O, peor aún, si tiene problemas del habla. Así como es necesaria una buena comunicación en los reinos y países, también esta lo es para que las empresas envíen mensajes efectivos y precisos a sus consumidores y potenciales clientes.

En la película «El Discurso del Rey» vemos que el Duque Jorge de York, quien luego se convertiría en el Rey Jorge VI de Reino Unido, tenía un serio problema de tartamudez que era bastante notorio. Aunque vivió con dicho inconveniente desde su niñez, cuando era adulto, ya había pasado por varios especialistas del lenguaje, pero sin éxito alguno. Al estar próximo a la muerte de su padre, decidió recurrir a un logopeda llamado Lionel Logue, con quien tuvo una buena amistad.

Duque de York en una sesión de locución. Fuente: cinehoano.weebly.com

Luego de la partida de su progenitor, su hermano mayor asumió el trono; pero no pasaría mucho tiempo hasta que tuvo que abdicar. Es así que el Duque se convierte en el Rey Jorge VI de Reino Unido. Dos años después de asumir el trono, le declaró la guerra a Alemania, momento en que se dirigió a los ciudadanos mediante un discurso que, para sorpresa de todos, dio sin ningún problema y brindó confianza por los oscuros tiempos que se aproximaban.


Así como en la película se ve que el protagonista aprendió a comunicarse efectivamente y dar una imagen sólida de su reino, podemos tomar algunas lecciones para aplicar a las empresas.

  • Ser auténtico y transparente: no puedes mostrar algo que no eres. En la película el Rey Jorge VI no intentaba engañar a sus súbditos, sino por el contrario, conocían la deficiencia que tenía. De igual manera, las empresas deben cuidar su imagen y trabajar en ella, pero es es un error que hagan creer algo que no son. Para que realmente tengan un impacto en sus clientes, deben mejorar su filosofía como empresa y sus valores, no solo la imagen que transmiten.
  • Expandir la zona de confort: ya sabemos que los cambios son buenos y, en el mundo de los negocios, nunca está de más la innovación y probar nuevos métodos. Si las empresas notan que hasta el momento su estrategia comunicacional no ha tenido los resultados esperados, es válido que opten por otra táctica. Incluso, si fueron óptimos, no hay razón para que intenten algo diferente que sea más rentable. Recordemos que el Rey no se quedó de brazos cruzados con su limitación, en cambio, salió de su zona de confort y se encomendó a alguien que lo ayudará incluso si fuera desafiante para él.
  • Mantén un mismo discurso: en el transcurso de la película vimos que el protagonista mantenía una misma línea de ideas en todo momento. Su imagen no transmitía posiciones diferentes, sino era una persona en la cual se podía confiar y que no cambiaría de opinión en un futuro. Por ello es que sus súbditos sabían que podían contar con él y le tenían estima y aprecio. Al igual que con las personas, si una empresa un día muestra una actitud y, después de un tiempo, actúa diferente, los consumidores dejarán de confiar en ella y optarán por otra que les brinde mayor seguridad. Antes de comunicar algo, es mejor que las empresas tengan claro su marca y el tono de esta.
  • Da a conocer tus cualidades: además de asumir el trono por la abdicación de su hermano, el protagonista de la película era conocido y querido por sus cualidades, como tener un mejor carácter para controlar su temperamento y tomar decisiones más óptimas. Así mismo, no basta con que las organizaciones busquen vender por vender, su objetivo también debería ser que se las conozca por lo que pueden ofrecer y qué hacen mejor que los demás.
  • Preparar tus mensajes: el maravilloso discurso que da el Rey al final de la película no fue un milagro de la noche a la mañana. Le costó práctica, empeño y dedicación, y una moneda que le debía a su mentor. De igual forma, ninguna comunicación o campaña tendrá éxito si no tiene un proceso de planificación y ensayo. Por eso, antes de dar algún mensaje o lanzar una campaña publicitaria, es necesario que se practique lo que se vaya a decir o hacer, sino se gastarán recursos en vano.
El Rey Jorge VI practicando su discurso y dicción. Fuente: cinencuentro.com
  • Dar confianza a tus consumidores: el contexto de «El Discurso del Rey» ocurre en una época oscura para Europa. Con el peligro de los nazis latente y una próxima guerra, lo primero que necesitaban los ciudadanos era que su máxima autoridad les dé un mensaje de confianza que los tranquilice y les dé seguridad. Y eso hizo el Rey mediante su discurso final, en el que declaraba la guerra a Alemania, pero les decía a sus compatriotas que podían confiar en él. Tal como en un país, sus habitantes requieren un mensaje reconfortante de sus autoridades, las empresas pueden aprovechar su comunicación para otorgar calma y mostrar que sus clientes pueden confiar en ellos.
  • Recibir feedback: el Rey Jorge VI no habría tenido mucho éxito en su comunicación con su pueblo si no los hubiera escuchado. Para desarrollar una buena relación con los oyentes, no solo es cuestión de hablar; por el contrario, escuchar es la mejor virtud. Mediante ella sabrás los puntos de mejora pendientes y las fortalezas que tienes. En el mundo empresarial sabemos que los consumidores son volátiles, así que, para que las empresas tengan más seguridad en los resultados de sus campañas, tienen que estar abiertas a recibir retroalimentación y tener mecanismos para que esta sea más eficiente.

Editado por Isabella Solimano