A casi dos años del estreno oficial de “Zombi”, el primer proyecto transmedia peruano, llegó un 2020 que pareciera ser la precuela de la distopía planteada en dicha obra. ¿Cómo se presenta una Lima 2041 en el universo “Zombi”? ¿Qué tan lejos estamos de ella?

Antes de sumergirnos a las interrogantes, es importante tener claro que cuando hablamos de una historia o mensaje que se narra a través de múltiples soportes (mediáticos) que se potencian – aunque también funcionan de manera independiente – hablamos de una producción transmedia. Es decir, se trata de una experiencia que se compone de ramificaciones de la historia y fomenta el componente colaborativo no solo por la dinámica entre los soportes, sino porque propicia a su vez la participación del usuario, lo integra.

En el 2018 tuve la oportunidad de adentrarme al universo “Zombi” y fue a inicios de cuarentena cuando empezaron los flashbacks. La desigualdad social, el individualismo galopante (que enajena casi por completo al otro) y la crisis medio ambiental son el punto de partida de dicha narrativa y también el punto en común con nuestra realidad. En medio del contexto pandémico se me hizo imposible no remitirme a las diferentes piezas que lo componen. El corto titulado “Zona Roja”, la obra teatral, el noticiero web y la prolija muestra cultural realizada en la galería de la Universidad de Lima (con guiños a la composición espacial y la dinámica del LUM) parecían estar más cerca que nunca.

El eje central de esta narrativa recae en una Lima en la que las múltiples crisis han llegado a extremos, un colapso que muestra un panorama insostenible y que funciona a la par como caldo de cultivo para comportamientos cada vez más inhumanos. Es en esta misma ciudad en la que las brechas se hacen tangibles una vez establecidas tanto la zona roja como la zona azul. De esta forma, el muro de la vergüenza que separará la estadía de los contagiados (mayoritariamente gente que ya vivía en situaciones precarias) y la de los más afortunados, los “no contagiados”, acentuará la dinámica de la desigualdad con tintes cada vez más violentos.

En el corto “Zona Roja”, dirigido por Pierre Gallet, se cuenta la historia de una periodista que debe ejercer su labor en medio de dicho contexto y que será testigo del inicio de un fenómeno caníbal ante el desabastecimiento total de alimentos. Asimismo, inspirado en el texto de Daniel Dillon, Carlos Tolentino trabajó en la que fue la puesta en escena teatral. Una vez abierto el telón, se da paso a la oscuridad intimista que se establece entre las memorias de una mujer (Stephanie Orúe) angustiada y desorientada, y un joven fugitivo de su propia casa, ahora herido, cuyo fin es devorar sesos (Joel Soria). La disyuntiva que afronta esta mujer recae en aspectos morales que se cuestionan constantemente en el escenario.

Salvando las distancias ficcionales y considerando que son los aspectos sociales previamente mencionados los que determinan esta distopía transmedia, reformulo la pregunta inicial ¿Cómo nos dirigimos a una Lima 2041?

Edición: Kelly Pérez