Me despierto, prendo las noticias, y 500 fallecidos más el día de ayer. Voy en bus y entro a Instagram, leo publicaciones acerca de la cifra de contagios que cada día aumenta; las medidas para contener la pandemia no están teniendo el efecto previsto. Llego a casa y me entero de que la posible vacuna que antes se voceaba estaría lista para finales de septiembre de este año, ahora se espera para mediados del 2021. La situación de total incertidumbre por la cual estamos atravesando puede generar niveles desproporcionados de preocupación que se convierten en toda una serie de emociones negativas.

Algunos organismos e instituciones asociados a la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirman que la sobreinformación a la que estamos expuestos no ayuda a sobrellevar esta situación, sino que incluso la empeora. Además, según el psicólogo Miguel Ángel Rando, especialista en psicología clínica, el miedo es la respuesta lógica del ser humano ante lo desconocido. Por ello, en su opinión, la covid-19 no debe combatirse con sobreinformación, sino con información de calidad y nada de alarmismo.

¿Qué es la sobreinformación?

La sobreinformación consiste en la entrega de datos, textos, o imágenes en grandes números, que muchas veces ni solicitamos, pero que los medios propagan inopinadamente. Una enorme cantidad de estímulos captura nuestra atención (videos de Instagram, infografías, historias y otros), lo que a su vez genera un deseo constante de saber más, incluso si los contenidos son poco o nada relevantes. Se provoca así una necesidad de novedad e inmediatez, a pesar de la irrelevancia de esta data. Peor aun, es imposible asimilar tanta información, y al final se produce o bien una frustración, o bien un aplanamiento, donde ya nada es verdaderamente importante. Si la sobreinformación la llevamos al contexto de la pandemia, se puede observar que esta genera sentimientos de malestar emocional como el miedo y angustia, lo cual favorece también la presencia de pensamientos catastróficos y preocupaciones

¿Qué tiende a alarmarnos?

Gran parte del alarmismo tiene que ver con la sobreinformación de fuentes no confiables. Las autoridades se esfuerzan por ofrecer información puntual. Por otra parte, las redes sociales y algunos medios visuales, con programas que se parecen más a un reality que a un informativo, están ayudando a crear esa sensación de alarmismo. Un ejemplo muy concreto es lo que paso con las fake news acerca de una posible relación entre la pandemia de la covid-19 y el despliegue de infraestructura de telecomunicaciones; donde muchos sitios web y cuentas de Instagram empezaron a difundir mensajes que afirmaban que las antenas 5G eran un transmisor del virus. Ante esto el Ministerio de Transporte y Comunicaciones tuvo que emitir un comunicado público para desmentir esas afirmaciones y exhortar a todos los peruanos a informarse a través de los canales oficiales para así evitar la difusión de información sin evidencia científica.

¿Qué se recomienda?

Arantxa Duque Moreno y Paula Martínez López, doctoras en sicología y profesoras de la Universidad Internacional de Valencia, recomiendan evitar la sobrexposición a información de carácter pesimista, establecer un único momento al día para informarnos sobre la covid-19, y dedicar el resto del día a seguir las rutinas programadas.

Ahora no podemos reunirnos con amigos y al parecer el tiempo es lo que más abunda, por ello, se recomienda no pasar la mayor cantidad de este tiempo libre en la TV y celulares, sino organizarse en familia para planificar las actividades diarias y sacarle el mejor provecho al tiempo disponible. Puedes empezar con un dialogo entre todos, y asegurar que cada uno pueda expresarse con la misma libertad al establecer las tareas colectivas.

En conclusión, mantenernos informados es bueno, y en la situación que estamos viviendo es necesario. Pero consumir información de forma compulsiva recurriendo a diversos medios de comunicación nos genera una hiperactivación que conduce a la ansiedad. Es mejor centrarse en un número limitado de medios que consideremos fiables y también contrastar información con gente de nuestro entorno que consideramos que están bien informados para que nos asesoren.

“No se trata de vivir desinformados, sino de no estar sobreinformados. Al apagar la TV, te concentras en ti y en tus seres queridos. Si deseas información, elige leer en la web de los medios más confiables. Es más saludable”.

  -Mauricio Bock-

Edición: Paolo Pró