El intenso cielo que domina la ciudad de Wuhan, es un recuerdo permanente de la alta cantidad de polución en China, pero sobre todo refleja adecuadamente la ausencia del sentir festivo habitual por la proximidad al año nuevo. Somos testigos, en su lugar, de gente desesperada por abastecerse de víveres, peleando en frente de las fruterías o de los congeladores vacíos de los supermercados, que responde más al sentimiento que a la realidad: si bien las tiendas tienen almacenes enormes, y el Ejército chino está dispuesto a traer más alimentos si es necesario, esta ola de  intranquilidad se debe a la palabra más temida de esta época: cuarentena. Largas colas en los aeropuertos y en las terminales de buses y trenes justo antes del bloqueo de la ciudad (y de otras 10 ciudades) fueron el reflejo de la desesperación de la gente ante lo que han llamado “la segunda venida del SARS”. Al confirmarse dos casos en EE.UU y en Francia, la Organización Mundial de la Salud está sopesando los siguientes pasos.

En simultáneo, los científicos chinos están haciendo esfuerzos propios para determinar al causante de esta epidemia, un artículo de Ji y colaboradores concluye algo bastante extraño: que las serpientes son el reservorio aparente del 2019-nCoV (coronavirus de Wuhan). Se llegó a esta conclusión a partir del análisis de secuencias de ADN de animales  a los que las personas pueden estar expuestos: murciélagos, pollos y serpientes. Se encontró una coincidencia entre la secuencia de ADN del coronavirus y un fragmentos del ADN de las serpientes, lo que quiere decir que es un virus recombinante, es decir, que se aloja en el ADN del huésped.

Sin embargo, esta postura ha generado todo un debate en la comunidad científica, el escepticismo es bastante grande. Los virus de la familia de los coronavirus y demás relacionados nunca han tenido un huésped que no sean murciélagos o aves, lo cual genera que la sugerencia que haya un huésped reptil genera que haya suma cautela al tratar esta información. En general, la postura sigue siendo a que se trata de un virus en mamíferos. Faltaría hacer un barrido de los mamíferos frecuentes y de sus jaulas o contenedores para lanzar pistas sobre la identidad del huésped primario.

¿De verdad se puede obtener tanta información con analizar solo las secuencias de ADN del virus? Si, se puede obtener demasiada información. Muy aparte de indicar a que otro virus se parece este (y por tanto el huésped más probable), se puede estimar la fecha de aparición del virus. La poca diversidad hallada en el virus, refleja una aparición de máximo 2 meses. Además la gran similaridad de estas secuencias halladas en un mercado de comida marina, lo señala como el origen de la epidemia. Sin embargo, es necesario dejar pasar más tiempo con el fin de confirmar cuán severo o letal es el virus en comparación con el del SARS, su pariente más cercano. Asimismo, para evaluar si es que la transmisión del virus es posible de humano a humano y no solo de animal a humano.

La OMS ha decidido en contra de declarar un emergencia pública de caracter internacional. Es bastante infeliz el hecho de que esta epidemia haya coincidido con la migración humana más grande del mundo: el Chunyun (la temporada de viajes por el año nuevo chino) donde se movilizan hasta 3 mil millones de personas en todo el territorio chino. Se imaginan la facilidad con la que el virus se propagaría si fuese capaz de transmitirse entre humanos.

Si esto es verdad, el MINSA está preparando protocolos para la posible llegada del virus, como señala el jefe del Instituto Nacional de Salud. Las recomendaciones que se pondrían en lugar serían bastante parecidas al de la pandemia del H1N1 (gripe porcina). Mientras todo el mundo está a la espera de más noticias de China, la comunidad científica está poniendo ahora las manos en el asunto para tratar de dilucidar lo más rápido posible a este virus incógnito.