“El trabajo remoto llegó para quedarse”, puede sonar cliché, pero es la verdad. Hace 5 años el trabajo remoto era aplicado solo por empresas que buscaban innovar su forma de trabajar, mientras que el resto condenaba a sus empleados al trabajo presencial. Hoy esto ha cambiado bastante.

Hace ya 3 años que se decretó confinamiento por la pandemia del coronavirus y el trabajo remoto fue un tema en pleno auge. Antes de la catástrofe sanitaria, solo trabajos relacionados a programación tenían el privilegio de trabajar desde casa.

Luego que casi todas las actividades presenciales se paralizaron, las empresas se preguntaban qué hacer. Algunas de ellas ya tenían planificado flexibilizar sus formas de trabajo en un futuro cercano. Sin embargo, muchas otras, sobre todo pequeñas y medianas empresas; nunca le prestaron atención al trabajo a distancia.

En este contexto, podemos reflexionar sobre cómo las organizaciones y los empleados han enfrentado los retos que supone realizar teletrabajo. Hagamos un repaso por los beneficios, peligros y el futuro del trabajo remoto.

Beneficios

Dado que, desde el 2021 el trabajo remoto ya se ha estado aplicando, hay algunos datos interesantes sobre este: los trabajadores que probaron el teletrabajo fueron más productivos ¡incluso en un 47%!

Este dato puede ser demasiado sorprendente para muchos. Según las encuestas, el 34% de trabajadores presenciales se distraen a causa de sus compañeros de oficina, esta cifra cae a 16% cuando trabajan desde su casa. De igual manera, el 25% de las personas que están en oficina dijeron que perdieron su flujo de trabajo, mientras que aquellos que están en trabajo remoto solo fue el 15%.

Por otro lado, las personas están más relajadas ya que no tienen que pasar por el tráfico camino a la oficina, además que pueden tomarse algunos momentos para pasar con su familia y momentos de ocio personal con el tiempo ahorrado.

Así mismo, el trabajo remoto no solo beneficia al trabajador, sino también a la empresa. Ya que puede disminuir los costos fijos asociados a infraestructura y, quizás una de las mejores ventajas es que, va a disminuir la tasa de renuncia silenciosa en la compañía porque los trabajadores estás más satisfechos.

Tasa de empleados más productivos en teletrabajo. Fuente: goalto.io

RIESGOS

Aunque el teletrabajo tiene beneficios que hacen más llevadera la estresante vida laboral, no todo es color de rosas.Ya que estamos laborando desde casa es difícil desconectarnos, hasta podríamos seguir trabajando fuera de horario sin darnos cuenta.

Otro punto es que las personas que hacen trabajo remoto son más propensas a decir que el burnout fue peor en el tiempo del confinamiento. Probablemente se debe a la dificultad para separar espacios y tiempos cuando no trabajamos desde una oficina.

Igualmente, uno de de los problemas del colaborador moderno es que está demasiado expuesto a las pantallas digitales. No solamente en su trabajo, sino también fuera de él. Es común que las personas utilicen o vean su celular en repetidas veces durante el día, incluso cuando recién se despiertan.

Encima, el cansancio por la contaminación digital es peor para los que trabajan desde casa porque en promedio están 13 horas frente a las pantallas. Solo piénsalo, 8 horas en el trabajo, súmale algunas horas extras que hagas, además de cursos que lleves y los momentos que pasas con tu celular, muchas veces viendo tik tok. ¡Pobres ojos!

RETOS

En cuanto a aquellas empresas que recién entrarán al teletrabajo posiblemente tendrán dificultades al inicio. Una de ellas es la confianza que se debe depositar en los colaboradores porque ya no estarán cerca para supervisarlos.

También, un problema frecuente que incluso enfrentan empresas ya experimentadas es que los jefes piensan que uno trabaja 24/7. Algo que deben dejar en claro los líderes es que no es conveniente enviar correos en la noche o los fines de semana. Desafortunadamente, es un gran desafío saber respetar el tiempo de los demás.

Empleado estresado en teletrabajo. Fuente: Gestión.pe

EL FUTURO

Por otra parte, varias personas estamos encantados de poder laborar desde donde queramos, pero la realidad es que no todos los trabajos son factibles para esta transformación. Así tenemos a vendedores, obreros, puestos de atención al cliente, entre otros; que difícilmente se digitalizarán porque parte crucial de su desenvolvimiento depende de la interacción humana.

En la misma línea, ahora que los trabajadores ya probaron el teletrabajo, es casi imposible que lo dejen en el olvido. Incluso, algunos han llegado al punto de pensar en renunciar si vuelven por completo a labores presenciales. No obstante, varias empresas están volviendo al trabajo en oficina.

Consecuentemente, para que sus colaboradores no se desencanten de esta vuelta a la presencialidad, el 64% de empresas que probaron el home office ahora están ofreciendo a sus empleados un modelo hibrido. Es decir, que podrán ir algunos días a oficina y otros estar en casa. Depende de las políticas que aplique la empresa para que esto tenga éxito.

¿Remoto o presencial?

Si bien es cierto que, el sueño de muchas personas es estar en una compañía que les permita trabajar desde donde deseen y no tengan que ir a la oficina; es un requisito más frecuente en los jóvenes que sean flexibles con la presencialidad del trabajo. Esto es tan importante que han llegado al punto de amenazar con renunciar si los obligaban a volver a la oficina y a rechazar ofertas laborales por este detalle, ya quisiera yo poder rechazar propuestas.

No obstante, hay otro grupo que, aunque no son amantes de ir a oficina, sí prefieren ver a sus compañeros de labores y rescatan puntos positivos de este tipo de trabajo. Esto tiene sentido, ya que una ventaja de trabajar presencial es que compartes espacios con tus colegas, tienes momentos en que conversan sobre diversos temas y construyes relaciones más estrechas.

También hay que tener en cuenta que no todas las personas están preparadas para afrontar el trabajo remoto, pues para hacerlo con éxito necesitan independencia, disciplina e iniciativa. Solo nos queda esperar para saber qué nos deparará el futuro.

Edición: Anel Ochoa